Había pasado una semana exacta desde el día del pacto, y Albus, muy a su pesar, había rechazado algunas peticiones de su amado de quedar para verse. Era obvio que tenia ganas de verlo, besarse y contarse cosas, pero sentía que debia pagarle a su hermana todo el cariño que le daba sin tener por que hacerlo dado su comportamiento. También buscaba el momento ideal para hablar con su hermano, pero era más difícil de lo que pensaba. Era imposible quedarse a solas con él, pues lo evadió a toda costa, matando cualquier intento de conversación. Era muy exasperante, y eso que se consideraba una persona paciente.
Era temprano por la mañana, Albus y Ariana estaban sentados a la sombra del arbol del jardín trasero. Sí, ese mismo por el cual habían subido y había pillado a Gellert espiando. Le sabía mal por el rubio, y más después de hacer ese pacto, pero quizá era lo mejor suavizar la situación en casa.
—¿Sabes Albus? Ayer estaba leyendo antes de irme a dormir, y leí que el amado de la protagonista va a su casa a entregarle unas flores. Claro, son un chico y una chica pero entonces pensé, ¿Y entre dos chicos? ¿Alguna vez os habéis dado flores?—
El pelirrojo soltó una carcajada al aire, que hizo a Aberforth, quien estaba alimentando a las cabras, voltearse.
—Eh... ni lo sé. Nosotros nunca nos hemos regalado flores Ariana, pero estoy seguro de que tu encontraras a un caballero como el de tus libros que te regalará un montón.—
Le sonrio, esto hizo que la menor soltara una risa también. Lo que quería era desviar el tema de conversación de Gellert, no quería que Aberforth los escuchara, además, quizá no estaba preparado para soltar todas esas cursilería por la boca, que en su cabeza sonaban tan bien. Ella asintió levemente, parecía leer su mente y darse cuenta de que prefería hablar de otra cosa.
—Abi esta contento de haber encontrado un trabajo, aunque eso suponga perder su año en Hogwarts... me entristece un poco, yo siempre he querido ir.—
Albus sabía las ganas que tenía su hermana de pisar esa maravillosa escuela. Era bastante madura como para entender que no podía, por lo que nunca montó berrinche ni nada, pero era evidente que se moría de ganas de corroborar todas aquellas maravillosas cosas que sus hermanos mayores le habían contado.
—Lo sé... le insistí más de una vez en que acabara los estudios, pero como siempre, no me hace caso.—
Murmuró algo cabizbajo, sintiéndose en parte responsable de que su hermano tomara aquella decisión, pero parecía que solo con las ventas de queso y leche no daba suficiente para abastecer la casa. Ojalá haber sido él suficientemente maduro como para tomar la decisión de buscar un trabajo, pero como siempre, se comportaba como un inmaduro.
—Bueno, sé que ahora las cosas están un poco tensas, pero no podéis seguir así por mucho tiempo. Deberías intentar hablar con él, que no eres tan cabezota.—
El pelirrojo suspiró asintiendo y se levantó para ir a su habitación a por el libro que estaba leyendo, hacia un tiempo bastante bueno, y por primera vez, sentía ganas de pasar tiempo con su hermana. Al subir, vio que en la ventana había una carta. La tomó con cuidado, era de Gellert, y no parecía muy contento. En realidad, era normal, dado que le estaba prácticamente ignorandolo. Abrió despacio la carta y se sentó en la cama para leerla.
Querido Al:
Me siento un poco contrariado. Desde que te fuiste de casa de mi tía, no hemos vuelto a tener un encuentro, y de eso hace ya una semana. Quizá soy un poco exagerado, pero dime, ¿hay algo que te incomode o te inquiete? ¿Es sobre el pacto? Estoy harto de estar sin ti y no voy a esperar a otra de tus ambiguas respuestas. Te quiero ver a medio día en el claro en el que nos besamos la primera vez, sin peros.
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Gellert & Albus
FanfictionEn esta historia, contaremos la historia de un shipp de la saga de Harry Potter: Grindeldore. Es evidente que la información que nos dieron en AF y AF2 es insuficiente, por lo que contaremos en este fanfic lo que pasó entre ambos, desde sus puntos d...