8 «Vulnerable»

1.5K 186 42
                                    


—¡BOLIVIA! ¡¿Te encuentras bi-?!

—Chile... —apenas lo escuchó, el mundo dio vueltas y la oscuridad lo acogió.

Despertó, miró a su alrededor un poco desubicado, no reconocía aquellos cuadros que colgaban. El dolor punzante por la migraña en su cabeza le retomó los recuerdos anteriores al igual que el problema.

—¿Dónde-

—En mi casa weón.

Giró su cabeza para encontrarse a un chileno con un vaso de agua acercándose a la cama donde descansaba, se asustó un poco pero no rechazó el cobijo y tomó el agua.

—Estas callado, esperaba que quieras saber mil respuestas.

—Y quiero saberlo, sólo que ... lamento desmayarme para que te molestes en traerme hasta aquí.

—Weón.. —movió la cabeza negando, le molestó un poco aquel comentario absurdo pero le encontró divertido, ¿Cómo es eso de disculparse por lo que no controlas? Ahora que recuerda.

—Bolivia, tú-

—Tengo que irme —lo cortó, tratando de levantarse pero el dolor agudo lo dejó quieto. El otro sólo continuó.

—Últimamente actuabas de manera muy poco social, y estas bajo una gran presión. Dime Bolivia, ¿Qué es lo que tení?

—No te hagas el tonto, apuesto a que sabes una parte —se abrazó a sí mismo, sin importarle la mirada que le echaba el chileno, sin importarle verse vulnerable, bufó—. Desde que tú me dijiste la verdad de las cosas, q-que no debía de estar complacido con cartas anónimas, yo te hice caso.

—¿Cómo-

—Tiré las cartas que me mandaba —le cortó—, la mierda comenzó los días siguientes, ya no eran las comunes, cambiaron, y sólo cuando quería replicar a los demás lo consideré mejor al momento en que me mandó la última.

Chile quedó callado, viéndolo detenidamente en sus pequeñas expresiones corporales. Un temblor en sus brazos y la mirada que además de darle intriga por su actitud tan rebelde hacia todos, esta vez y muchas más, descubrió lo que ocultaba.

Miedo.

—Estaba espantado, conocía todo de mí al mencionar mis pérdidas, pérdidas que quise olvidar por los años pero que supo muy bien que yo no logré superarlas y... aún me dolían demasiado.

Se encogió, el chileno estaba confuso, no porque se daba a abrir, sino que además de ser ÉL a quién se lo mencionaba, demostraba la fragilidad de su ser. Detrás de esa tosca actitud, e inclusive violenta, reveló su tristeza y depresión por todo lo que tuvo que pasar, que seguía en su pasado y de seguro pensaba que era su inmadurez.

—Pero, ¿porqué te aislaste por completo de los demás?

—Y-yo, no quería que nadie sepa lo que sucedía conmigo —giró la cabeza al lado contrario de donde se encontraba el chileno—, suficientes problemas tengo, para resolverlos yo mismo.

—Necesitas ayuda —sentenció, cortante, el boliviano lo miró con molestia—. Por algo me lo dices todo ahora, no puedes seguir aislándote de los demás.

—A los demás no les interesa y yo tampoco de ellos, y la razón por lo que te cuento esto ahora es para demostrarte que tenías razón, como siempre, para que así sigas de burla con los demás y me ayudes a que nadie más se meta conmigo.

—¿Acaso creíste que yo-.

—Yo sé que lo harás —suspiró relajando sus hombros y volviendo su mirada desafiante—. Por eso mismo, no te rompo la cara por el secuestro.

—Mira weón te traje aquí porque me preocupabas, ¿o es que acaso mentiste con tu actitud?

—¿Cuál actitud? ¿El vulnerable? Claro que sí idiota, ahora puedes contárselo a los demás —trató de levantarse, su mente pudo aclararse mejor y el dolor se fue.

—¡Serás un weón Conchetumare!

Chile estaba ofendido, sin evitarlo sujetó con fuerza a Bolivia para acorralarlo contra una pared. Alistó un puño en el aire para plantárselo al country que tantos problemas le causó, no obstante.

—¡Vamos, hazlo!

Incitó, pero el golpe jamás vino.

Mi Territorio, Mi PropiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora