11 «Otros medios»

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Luego de pensarlo tanto, tuvo que marcar resignado, aún le tenía desconfianza, pero ya lo comenzaba a hacer temer.

Este acosador ya no era para nada bueno, decidió.

—¿Holá?

—C-chile.

—¿Weón! ¿Qué querí? —su tono era apacible e incluso podría jurar una sonrisa en su rostro, dejó de pensar en eso.

—¿Recuerdas que no existieron mensajes la semana pasada?

—Sí... ¿tú lo olvidaste? —escuchó su risa.

—Eh no, claro que no, es sólo que... —«oh bueno te mentí», pensó.

Mintió otra vez, sabía que iba a molestarle pero como antes dijo, en su ingenuidad: pensó que sólo el remitente estaba equivocado, ideó varias formas de eliminar ese correo o rastrearlo, e incluso eliminó el suyo pero de alguna forma recibía mensajes en su computadora (en la cuenta de respaldo), laptop del trabajo (que sólo tenía la dirección su ahora nueva presidenta) o incluso en su celular personal que ni línea tenía.

Tragó duro.

—¿Bolivia? ¿Me escuchas?

—Chile, no hubieron cartas físicas —comenzó tratando de ocultar su nerviosismo, siendo en vano—. P-pero las recibía en mi computadora.

—... ¿Qué?

—Eliminé mi cuenta, pero aparecieron en mi laptop y también en mi celular, jejeje...

—...

Por alguna razón, comenzó a desesperarse por los silencios largos del chileno.

—¿Chile? ¿Me haz corta-

—Voy pa' tu casa.

—¿Qué? ¡No Chi-!... m-me cortó.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, nunca se había sentido así porque por primera vez, alguien se estaba haciendo cargo de él y al haberlo conocido como un country con una mirada de temer y una actitud temible pensó en lo que podría llegar a hacer.

No se lo hubiera contado si este no se lo dejaba en claro lo que podría provocar si no hablaba.

Cual mente inocente y todavía cerrada, no reconoció que por fin importaba a alguien o ponerse a pensar en los actos que le propuso desde un primer momento su antes "enemigo".

No, claro que no, y eso podía aliviar por momentos al chileno por sus imprudencias.

Pero por esta ocasión, sería en lo que aprovecharía el peruano.

Las mentes inocentes pueden protegerte de las malicias del mundo, a la vez que cegarte de muchas más.

Mi Territorio, Mi PropiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora