9 «Razones»

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El boliviano con los ojos cerrados, esperó el golpe y el ardor, pasó por esto muchas veces, tantas que aprendió muy bien que sin importar la resistencia que haría no podría siquiera detenerlo. Por ello dejó de importarle y aceptó su debilidad.

Tanta fue su sorpresa cuando dejó de sentir la presión en sus brazos de donde lo tenían sujeto, que con miedo poco a poco abrió los ojos.

Chile lo observaba, no con la misma ira de antes, ni tampoco con la apacible desde que despertó, con una seria que no le quitó de encima.

—¿Qué sucede roto?

Trató de sonar cortante, pero su sorpresa no se le quitaba al igual que la inquietud de lo que vendría.

—¿Por qué siempre queri que te lastime?

—¿Qué?

—No te defiendes, no lo haces como antes pero, ¿ahora qué es lo que quieres?

El boliviano desvió sus ojos, quedó mirando al suelo. ¿Cómo podría salir de esta? Era claro y sencillo para él mentirle, sabe hacerlo muy bien y no se arrepiente de ello. Pero ahora no se le ocurre nada, esas palabras le tomaron desprevenido.

Y nunca pensó en una ocasión así.

Suficiente tenía con haber bajado la guardia y demostrar por un momento su desahogo, pero pudo camuflarlo.

—Quiero que me dejes solo —aclaró sin pensarlo bien.

—¿Entonces me estaí apartando?

Se sobresaltó, y los nervios lo tomaron.

—¿Por eso es que te comportas así conmigo, con todos?

—Sí, ya te dije que no quiero que nadie se meta en mis proble-

—No es eso de lo que hablo weón.

Calló. Esto se salió de control. Lo pensó, no tuvo de otra, al paso de los minutos, supo que el chileno persistiría hasta sacarle la respuesta que, tal vez ya adivinó.

—No quiero a nadie conmigo, porque no merezco a nadie de mi lado —miró al chileno a los ojos, en vedad no deseaba decirlo, y menos a él, pero ya no podían haber más mentiras aquí.

¿Desde cuándo Chile aprendió a ser tan persistente, con él? No le interesaba su respuesta, no había nada que le interese de él.

Pero su mirada por primera vez pudo romper su defensa, acabando con sus mentiras, como cuando expresó su sentir hace unos momentos sin siquiera pensar que lo hacía enfrente suyo. Se sentía desprotegido.

Con un suspiro, bajó las defensas y con sus sentimientos expuestos, lo dijo.

—No merezco a un solo amigo por mis estupideces, por mis debilidades, por mi ingenuidad. Por mi actitud de un niño, inmaduro e ignorante —los recuerdos amargos aparecieron—. Suficiente tuve con mi hermano, el último a mi favor que lo perdí por mi idea de los impuestos, que lo humillé en guerra por escapar. ¡No sabía lo que hacía! Pensé que todo volvería a ser como antes pero nunca pasó. Todos me veían como un estorbo, un traidor y un cobarde, tratar de negarlo sólo alargó mi sufrimiento. Al final terminé pensando como ellos.

«Pensar como ellos» ese fue su comienzo de auto-destrucción.

Inconscientemente comenzó a temblar, tomó su mano y la llevó a su pecho con dolor.

—Yo mismo me acepté como un país que nunca debió existir. No valgo la pena, a veces me quedo pensando cómo hubiese sido mi vida si me llamara Alto Perú.

—Bolivia...

—Así no le hubiera estorbado a mi hermano, hubiese seguido a su lado y habría protegido mejor la mitad de mi territorio perdido. Soy un inútil, un completo idiota y siempre lo seré —sus ojos se nublaron y pudo decir lo que desde hace mucho tenía guardado, y que por un orgullo irrelevante acalló—. Perdóname Chile, perdóname por causarte problemas, perdóname por estorbarte y por ser un dolor de cabeza durante mucho tiempo, yo s-sólo quería...

Su boca se cerró.

—Calla weón —la mirada de Chile ahora se había suavizado, tomó al boliviano y lo atrapó en sus brazos, ganándose un saltito de sorpresa por su acción, lo hizo reír suavemente, palmó su cabeza cual niño para calmar sus sollozos.

Era muy bajito, Chile se sonrojó un poco cuando un apoyo en su espalda se posó, unos brazos verdes inseguros correspondieron el abrazo y su colorado rostro se ocultó en su pecho.

—Quieras o no yo te ayudaré —sonrió el de parche.

«Y te amaré» pensó.

Ya no estaría solo

Lástima que esto no duraría mucho.

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Mi Territorio, Mi PropiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora