15

75 6 3
                                    

(Recomiendo escuchar la canción durante la lectura del capítulo, yo la escuché diez mil veces mientras lo escribía... disfrutadlo.)

Se alejó de mí durante un momento y yo todavía podía sentir su respiración en mis labios. Se pasó la mano por el pelo nervioso y me miró a los ojos. Yo no podía reaccionar y estaba esperando simplemente a que él me dijera algo... lo que fuera. 

— Lo siento, lo siento muchísimo. — me dijo. De repente, un silencio incómodo se hizo presente en ese momento. — Quería saber lo que sentía al besarte de nuevo. — Yo me quedé demasiado sorprendida al recordar nuestro primer beso, mi primer beso. ¿Entonces se acordaba de lo que ocurrió? — Sí, Aurora, lo recuerdo. — me respondió él como si estuviera leyéndome la mente. 

— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué has venido? — le pregunté en un arrebato de valor. — ¿De verdad que no ha sido suficiente? Ya me has hecho suficiente daño durante todo este tiempo, Óscar, por favor, déjame en paz. — Hice el amago de entrar de nuevo a mi casa, pero él me agarró suavemente del brazo. 

— Solo te pido que me escuches, Aurora. Después, si no quieres saber más de mí nunca más, me alejaré y te dejaré en paz tal y como me has pedido. — Tras un segundo, asentí con la cabeza con miedo; no quería escucharlo porque si lo hacía durante más tiempo, probablemente me lanzaría sobre sus hermosos labios de menta y lo besaría como solo yo podía hacerlo; había demasiados sentimientos de por medio. Él se aclaró la garganta y empezó a hablar.

— No sé qué hago aquí, no tengo ni idea. Solo sé que nunca me había sentido de esta manera, solo sé que no puedo sacarte de mi cabeza. La otra noche en la que me ayudaste, me había emborrachado porque no podía dejar de pensar en ti; había salido de fiesta con mis amigos y cuando vi que había bebido demasiado, salí de la discoteca y decidí ir en tu busca. Esa misma noche me había acostado con una tía y mientras lo hacíamos, en un arrebato de pasión, grité tu nombre; la tía se enfadó tanto conmigo que se vistió y se largó de allí. Te busqué porque necesitaba sentirte a mi lado, Aurora. — Me miró a los ojos y yo no pude evitar hundirme en un mar de lágrimas; él se acercó a mí y me acarició la cara con sus enormes manos secándome las lágrimas. — No te mereces llorar por esto, preciosa, de verdad que no te lo mereces. — Yo quería alejarme de él con todas mis ganas, pero el amor tan incondicional que le profesaba, no me lo permitía. — No sé qué me pasa, Aurora, por favor, ayúdame. — Una lágrima cayó de sus ojos y entonces me rompí. 

— Te quiero, Óscar, te quiero tanto que no sé cómo dejar de hacerlo. Llevo mucho tiempo enamorada de ti y me has hecho muchísimo daño. Por favor, no me hieras más, no podría soportarlo. — Él me abrazó tan fuerte... como si no quisiera que nadie más me hiciera daño, como si quisiera protegerme de todo y de todos. Y yo... tuve que creer en él, en sus palabras, en ese abrazo que me hizo sentir la chica más afortunada del planeta.

— Aurora... — me dijo mientras me apretaba fuertemente contra su pecho. 

— Dime. — le contesté intentando separarme. Él no me lo permitió. 

— Creo... creo... creo que me estoy enamorando de ti. — No respiré durante un segundo, me quedé sin aliento. ¿Y si aquello era todo una broma? Mi instinto de supervivencia me estaba jugando una mala pasada, no podía parar de pensar en que solo era un entretenimiento para él. Siempre cabía posibilidad de que estuviera jugando conmigo... 

— Óscar, te quiero preguntar algo. — dije seria. No le di tiempo a contestar, simplemente le conté todo aquello que estaba pasando por mi cabeza durante aquel momento. — ¿Esto va en serio? ¿De verdad que te estás enamorando de mí? ¿Sabes? Estuve mucho tiempo sufriendo por ti, queriendo que llegara este momento y ahora que ha llegado, tengo demasiado miedo. Eres un chico popular, demasiado popular como para fijarte en una chica como yo; no soy el prototipo de chica perfecta y... — me eché a llorar de nuevo, en ocasiones odiaba ser tan sensible. Él dejó de abrazarme pero no se separó de mí, me acarició suavemente la nariz. 

— Preciosa, esto es lo más real que he hecho en toda mi vida, te prometo que jamás me había pasado esto con nadie y yo también tengo miedo, tengo miedo a desperdiciar una de las oportunidades más bonitas que me está dando la vida de cambiar. Pero desde el momento en que nos sentaron al lado en nuestro primer año de instituto, puedo decirte que supe que no ibas a ser una más, sabía que eras diferente, Aurora y ahora me estoy dando cuenta de que es cierto, que nunca podrías decepcionarme. Por favor, dame una oportunidad para demostrarte que no soy el típico popular que se dedica a hacer daño a todas las chicas que pasan por su vida. — Y por fin lo besé, sin importarme nada; sin importarme que estuviera en la puerta de mi casa con zapatillas de andar por casa, sin importarme el daño que me había hecho, sin importarme la enorme cantidad de chicas que habían probado esos deliciosos labios que ahora eran míos, sin importarme mis principios ni mis errores. Estaba ahí, besando al amor de mi vida como tantas veces había soñado y se sentía tan bien, eran tan real, que no terminaba de creérmelo. Él rodeó mi espalda con sus brazos y profundizó el beso... besaba tan bien que me temblaban las piernas.

Nos quedamos hablando hasta que anocheció, no quería separarme de él, quería seguir abrazándolo hasta las tantas de la madrugada, pero no le había dicho nada a mis padres, así que, decidí marcharme. 

— Tengo que irme, Óscar. — Él hizo un puchero y fue lo más tierno de la noche. 

— No, por favor, quédate un poquito más. — Yo sonreí pero negué con la cabeza.

— No les he dicho nada a mis padres y se van a preocupar y además mañana tengo que levantarme temprano, que tengo que estudiar. — él dibujó un gesto de incredulidad en su rostro.

— Pero si sacas dieces, Aurora y seguro que llevas preparando el examen de historia desde hace una semana. — Yo me sonrojé. — ¿Te apetece que salgamos mañana? — Y volví a sonrojarme de nuevo. — Venga, por favoooor. — me pidió de nuevo con carita de pena. 

— Está bien. — acepté. — Pero, ¿dónde iremos? — pregunté.

— Quedé en irme de fiesta con mis amigos, ¿te parece una buena idea? — me preguntó cauteloso. 

— Sí, creo que sí. — Odiaba salir de fiesta, pero lo cierto es que nunca se lo había dicho y no quería arruinar el plan que tenía con sus amigos.—¿Serás capaz de comportarte, Chico popular?— le pregunté. 

— No me subestimes, preciosa, sé comportarme mejor de lo que crees. — Y entonces me besó, haciéndome sentir la chica más hermosa del mundo. 

Me despedí de él y volví a entrar en casa... sintiéndome en una nube. Me quería, Dios, se estaba enamorando de mí. 


**********************************************************************

Primer capítulo narrado de los muchos que quedan, creo que se me da mejor que las notas.Espero que lo adoréis tanto como yo adoré escribirlo. Muchísimas gracias por vuestro apoyo. Un beso enorme:
La Dama Negra. 

¡Hey tú! ¡Chico popular!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora