Capítulo 7: ¿Abrir el juego?

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Enishi estaba desesperado por la repentina desaparición de su hermana. Ella nunca había hecho algo como eso; si bien estaba lejos de poseer un temperamento dócil y callado como el que solía mostrar su hermana Tomoe, Sakura siempre había estado dispuesta a obedecer a su hermano en las decisiones más cruciales que este tomaba respecto al futuro de ambos. No era una chica que huía de las circunstancias; era muy capaz de demostrar una tozuda rebeldía y enfrentarlo con firmeza si algo no le parecía bien. A Enishi le atormentaba la idea de que tal vez hubiese sido secuestrada, sobre todo cuando supo que el hombre al que más odiaba en el mundo se había marchado de manera misteriosa en compañía de unos amigos ese mismo día. Era demasiado sospechoso para él. Sus hombres de confianza se veían preocupados al ver que cada vez era más evidente que su jefe perdía el control un poco más con cada día que pasaba. Se la pasaba bebiendo sake a tragos pequeños y lentos (aunque no era tanto en realidad), no probaba bocado, pasaba las noches en vela y exigía información sobre el paradero de su hermana prácticamente cada cinco minutos; como, por obvias razones, no la obtenía, pegaba furiosos puñetazos a la pared, que ya tenía más de una docena de agujeros por esta causa. Ese día, su humor estaba peor que nunca; incluso golpeó a Gein en un arrebato de rabia, aunque a este no le importó mucho ese simple puñetazo. Sin embargo, se sintió ligeramente de mejor ánimo cuando sus matones trajeron a Xing, a quien arrojaron bruscamente a sus pies. El pobre hombre temblaba como una hoja abatida por el viento y en su rostro se leía el miedo. No era para menos, pues los ojos enrojecidos y centelleantes de Enishi se le antojaban los de un demonio sediento de sangre.

- Xing, Xing- pronunció despacio el joven de cabello blanco, acumulando paciencia para no matarlo allí mismo- Te has estado escondiendo durante esta última semana. ¿Debo recordarte que tu deber es proteger a mi hermana?

- S... Sí, se...señor Enishi... Sin embargo..., la señorita Sakura me pidió que...- tartamudeó Xing, tragando en seco y sudando la gota gorda.

- ¿Dónde está mi hermana?- preguntó Enishi, revestido con su máscara de paciencia.

- No... N... No lo sé.

La paciencia de Enishi se desarmó en medio segundo. El joven montó en cólera con una expresión que rayaba en la locura y tomó al guardaespaldas chino por el cuello, estrellándolo contra la pared más cercana sin dejar de obstruirle la respiración. Los ojos del hombre casi se salen por la falta de aire y el golpe que recibió en la cabeza al chocar con la pared, comenzando a sangrar.

- ¡Escucha, bastardo!- siseó Enishi entre dientes con infinita rabia- ¡Dime ahora mismo dónde está mi hermana o no respondo de lo que te pueda suceder!

- No sé nada- gimoteó el hombre de forma casi ininteligible.

- ¡Si algo le ha pasado a Sakura, juro que te desollo vivo!- gritó Enishi, y el chino supo que no era una amenaza vacía.

- Olvida eso, Yukishiro-dono- indicó una voz más a sus espaldas- Ya la hemos encontrado.

Enishi liberó a Xing de su agarre, cayendo este al suelo tosiendo y medio moribundo. El joven volteó a ver a quien le hablaba con una expresión en la que se mezclaban el alivio y la sorpresa.

- ¿Es cierto lo que dices, Gein?

- Absolutamente. Tengo una diligencia esperando afuera para llevarnos allá. Creo que te sorprenderá saber dónde está.

         \\[......]\\

- Tenemos que hablar.

Kenshin se sobresaltó un poco. Desde el día del beso, se había mostrado un poco esquivo con Sakura, cosa que era disimulada por el hecho de que casi siempre estaban rodeados de gente. Pero esta era una de las escasas ocasiones en que estaban a solas, en aquel mismo lugar bajo los árboles de cerezo.

Antes del amanecer...el aroma de los cerezos [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora