- Hoy te tocó a ti. ¿No, Sanosuke-san? Ponte cómodo, por favor.
- Oh... Bien.
Sakura sonrió divertida por lo cortado que se veía el joven luchador de cabello castaño al tomar asiento sobre el tatami de su casa. Kenshin había razonado muy acertadamente que debía conseguir un trabajo para poder sustentar a su nueva familia, pues quería que su mujer tuviera de lo mejor; por lo que, al día siguiente de recibir la noticia de que serían padres, se había empleado en el restaurante Akabeko como cocinero con ayuda de la dueña del mismo, quien era amiga de todos y, además, necesitaba que le echasen una mano con la cocina. Kenshin resultó ser un excelente cocinero y sus platillos gozaron de gran éxito entre los clientes; sin embargo, aunque el dinero había dejado de ser un problema debido a que ganaba bien en propinas y extras, no le gustaba dejar sola durante tantas horas a su mujer embarazada, más cuando el trastornado de Enishi seguía suelto y podría lastimarla. Esto lo había llevado a pedirle a sus amigos que se turnaran para acompañarla y realizar los quehaceres del hogar por ella, puesto que también se negaba a que su esposa hiciera esfuerzo alguno. Kaoru, Megumi, Sanosuke, el doctor Gensai y hasta Yahiko habían accedido con mucho gusto, yendo cada día alguno de ellos para apoyarla en lo que fuera necesario. Ese día era el turno de Sanosuke. Sakura permanecía sentada frente a él, maniobrando unas agujetas en una mantita que tenía a medio tejer.
- Tae-san fue muy generosa al permitirle a Kenshin trabajar solamente unas pocas horas al día.
- Con la clientela que atrae lo que prepara, no creo que pueda tener ninguna queja.
- Pero Kenshin está exagerando. Sé que quiere lo mejor para mí, pero es que no me deja ni bañarme sola. Estoy embarazada, no enferma.
- Kenshin prefiere evitar cualquier complicación.
- Megumi-san viene todas las semanas a verme y dice que estoy bien. Si estoy continúa así, Kenshin se cansará de mí.
- ¿Qué dices? Kenshin te ama. Ese hombre está loco por ti, princesa, te lo juro.
- Me estoy volviendo una carga para él.
- No piense eso, señora Himura.
Sanosuke continuó mascando despreocupadamente la pajita que tenía entre los dientes, mas quedó confundido al ver lágrimas en los ojos de Sakura, pese al buen humor con el que él le había hablado.
- Sanosuke-san, hace tiempo que deseo preguntarte algo.
- Dime, princesa.
- He oído decir que, antes de ser el mejor amigo de Kenshin, te peleaste con él...
- Sí... Fue así. Yo odiaba a los Isshin Shishi, ¿sabes? Pertenecí a la tropa Sekihōtai siendo un niño.
La mirada de Sanosuke se había vuelto nostálgica. Sakura hizo un gesto de simpatía.
- Kenshin me contó sobre ellos. Fueron utilizados por el gobierno y luego ejecutados, ¿no es cierto?
- Sí, ¡y no les bastó con eso, sino que también acabaron tachándolos de traidores!- Sanosuke crispó los puños y cerró con fuerza los ojos- Por eso, cuando tuve la oportunidad de enfrentarme a aquel al que llamaron el más fuerte de los Ishin Shishi, no lo dudé ni por un momento. Creí que, si derrotaba a Kenshin, limpiaría y honraría la memoria del capitán Sagara.
Sakura le colocó una mano sobre el hombro en señal de apoyo.
- El capitán Sagara fue como un padre para ti, ¿cierto?
- Sí. Pero bueno, ¿cuál era tu pregunta, a fin de cuentas?
- ¿Cómo fue que Kenshin te convenció de que no era tu enemigo?
ESTÁS LEYENDO
Antes del amanecer...el aroma de los cerezos [Rurouni Kenshin Fanfic]
FanfictionObsesionado y consumido por su sed de venganza, Enishi Yukishiro ha regresado a Tokyo para poner en marcha su plan contra ese hombre al que odia tanto; sin embargo, hay alguien que tratará de detener esa locura: su hermana gemela. Sakura Yukishiro...