Sakura era consciente de la estrecha vigilancia que su hermano mantenía sobre ella. No podía siquiera tomar un baño con la certeza de la privacidad, pues ya había intentado huir, semidesnuda y envuelta en una simple bata de baño, llevando consigo solamente a su bebé, en una ocasión en la que aprovechó la intimidad del baño. Desgraciadamente, Enishi la había pillado personalmente antes de que pudiera siquiera abandonar la mansión perteneciente a su hermano en donde estaban alojados.
- No intentes huir de nuevo. Aunque logres salir de la casa, ya he puesto sobre aviso a todos los trabajadores del puerto y saben que no pueden ayudarte. Nunca encontrarás un barco que te lleve de vuelta a Japón- le había advertido aquella vez.
Ahora se encontraban envueltos en la tradicional celebración del Año Nuevo Chino. Más temprano ese mismo día, habían realizado un recorrido en carruaje por las festivas calles inundadas de colorido y de gente, hasta arribar a uno de los miradores con mejor panorama de todo Shanghái, desde donde contemplaban el hermoso espectáculo que ofrecían las explosiones de los fuegos artificiales. De pie frente al balcón que dominaba la gran ciudad, ajena a toda la alegría imperante, Sakura sostenía con fuerza a su hijo contra su pecho, sujetándolo por la cintura. El niño había crecido y ganado peso de forma muy rápida, lo suficiente como para que a su madre se le dificultara un poco el tenerlo en brazos. El bebé agitaba sus menudas manos y pies como si quisiese salir corriendo y se reía sonoramente, cautivado por las luces que surgían del arte de la pirotecnia. Al lado de ellos, Enishi se ocupaba más de ver el semblante melancólico de su hermana que de observar los festejos chinos.
- Ya deja de estar así, el niño notará que su madre está triste y se arruinará su alegría.
Sakura lo miró con notorio reproche. Enishi le sostuvo la mirada.
- No sé qué hacemos aquí.
- Shinta y tú necesitan tomar el aire. Él es solo un bebé y tú no puedes estar mal, por el bien de tu hijo.
Ella frunció el ceño.
- Esto no sería necesario si tan solo nos dejaras ir.
Él la miró con seriedad y se acomodó los lentes.
- Eso está fuera de discusión. Además, ¿para qué quieres volver? Es obvio que ese asesino con el que te casaste no te ama a ti, ni siquiera a su hijo.
- ¡Cállate!- le espetó Sakura furiosa, encarándose con él- ¡Tú no sabes nada!
- Sé que, si te amara, no habrías pasado estos seis meses conmigo, porque él había venido a buscarte- replicó Enishi con acidez, sin importarle el dolor que obviamente le causaría a su hermana con esas crueles palabras- A estas alturas, debe haberse olvidado de ustedes. Seguramente estará revolcándose con esa zorra que lo recogió en su dojo...
Una cachetada por parte de Sakura lo obligó a interrumpirse. Los puños crispados de la joven temblaban, de sus ojos salían abundantes lágrimas. Shinta comenzó a llorar desconsoladamente, pues su madre casi lo tiró al suelo al abofetear a Enishi. Al percatarse de lo que había hecho, Sakura abrazó con ímpetu a su niño y lo arrulló tiernamente para calmarlo, obligándose a tragarse sus propias lágrimas y su dolor. Aún así, el bebé notaba su malestar y no cesaba de llorar, por lo que Enishi se lo arrebató de los brazos y lo acunó con cuidado. Shinta dejó de llorar apenas sintió el calor de su tío y los mimos que este le hacía.
- No quise ser cruel, nee-chan- susurró muy serio el joven de cabello blanco, mirándola sin cortarse- Lo siento, sé que lo amas, pero... Tienes que aceptar la realidad.
- Tal vez- musitó Sakura con una lágrimas en los ojos, bajando la cabeza en señal de derrota- Debo hacerlo por Shinta. Si ni siquiera soy capaz de brindarle una sensación de seguridad a mi propio hijo, ¿qué clase de madre sería?
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Antes del amanecer...el aroma de los cerezos [Rurouni Kenshin Fanfic]
FanficObsesionado y consumido por su sed de venganza, Enishi Yukishiro ha regresado a Tokyo para poner en marcha su plan contra ese hombre al que odia tanto; sin embargo, hay alguien que tratará de detener esa locura: su hermana gemela. Sakura Yukishiro...