Capítulo 17: Shanghái

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Kenshin volvía a casa después de un ajetreado día de trabajo en el Akabeko. Estaba muy feliz, e incluso iba tarareando una alegre melodía. Su pequeño Shinta ya había cumplido tres meses de nacido y Sakura había podido hacerse cargo de él desde el mes anterior. Se hallaba tan recuperada, que hasta decidieron hacerle una visita a Seijūro Hiko, maestro de Kenshin en el Hiten Mitsurugi-ryū y único familiar que este tenía, para que conociese al reciente integrante de la familia. Además, Kenshin aún no le había presentado su mujer a su maestro. Para evitar que el severo hombre echara a su ex-alumno de una buena patada en el trasero, la pareja le llevó diversos regalos, entre los que se destacaban seis botellas de sake y una canasta de dulces preparados por Sakura. Pese a lo amistoso que resultó ser el reencuentro, Kenshin aún se sonrojaba con el recuerdo de algunas de las frases incómodas que había soltado su maestro en el transcurso de la conversación.

Recuerdo

Las montañas ubicadas en la ruta de Tokkaido hacia Kyoto eran un lugar solitario y apacible; perfecto para vivir, en opinión de Seijūro Hiko. Sakura hubo de concordar con él debido a la belleza de aquel bucólico paraje. El hombre de largo cabello negro y ojos obscuros no pareció especialmente sorprendido por la visita de la familia Himura, aunque sí con los regalos que le habían traído.

- Vaya, conque esta es tu esposa, Kenshin- dijo Hiko, escudriñándola con la mirada para después hacerle un guiño y besarle la mano galantemente- Se ve que es una mujer atenta, además de hermosa.

- Maestro, no coquetee con mi mujer- refunfuñó Kenshin, echando humo por la cabeza de la rabia que le hervía adentro.

- No seas celoso. Lo digo porque seguramente la idea de traerme esos regalos partió de ella. Si por ti fuera, no traerías ni agua del río para .

Sakura se rió, viendo a su esposo aún más molesto y a Hiko haciendo ademán de presumir su bello rostro y su buen físico; sin embargo, para ella no había un hombre más hermoso que Kenshin, por lo que apenas reparó en esos detalles.

- Es un gusto conocerlo, Hiko-sama.

- El gusto es mío, preciosa. Por favor, tutéame.

Antes del amanecer...el aroma de los cerezos [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora