Capítulo 10: Fuera de control

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Kenshin y Sakura partieron raudos hacia el Aioya por puro impulso, ignorando incluso la cada vez más amenazadora presencia de Enishi.

Fue un cañon Armstrong! ¡Estoy seguro, ese era su sonido! ¡Ojalá que todos estén bien!", pensó Kenshin con expresión preocupada y una gota de sudor resbalando desde su sien hasta su mejilla.

"Hermano, ¿cómo pudiste? ¡Espero que no le haya pasado nada malo a nadie!", caviló a su vez Sakura, con el entrecejo notablemente fruncido a causa de su angustia.

No tardaron demasiado en llegar al conocido restaurante de Kyoto llamado Aioya, pero... El lugar estaba prácticamente destrozado. Parecía haber sido partido al medio por una enorme y poderosa bala, la cual había provocado que toda la estructura se colapsara, quedando reducida a tablones de madera astillados y pedazos de tejado deshechos. Era lamentable, sobre todo porque el olor de la pólvora aún flotaba en el aire, como si el disparo se hubiese efectuado justo en ese momento. Kenshin se quedó paralizado por un minuto ante el desastroso panorama que vislumbraban sus ojos violeta, pero Sakura corrió en dirección a las ruinas del centro de operaciones de los Oniwabanshu sin detenerse, aunque igual de impactada que el pelirrojo.

- ¡Okina-san! ¡Misao-san! ¡Megumi-san! ¡Todos...!- exclamó con desesperación la joven, buscando por todos lados algún rastro de sus amigos; sus ojos comenzaron a aguarse.

- No desesperes, Sakura-san. No había nadie adentro cuando dispararon.

La voz solemne y cómica a la vez del viejo Okina acercándose por su izquierda le devolvió la tranquilidad.

- ¡Qué alivio!

Sintió una pequeña mano posarse sobre su hombro y volteó a ver a quien trataba de alentarle con este gesto, encontrándose con el rostro siempre agradable y sonriente de Misao. Exhaló un fuerte suspiro de alivio acompañado de algunas lágrimas cuando divisó a Sanosuke, Megumi, Yahiko y Kaoru, así como a casi todos los miembos del Oniwabanshu junto a ella.

- ¿Y ahora por qué lloras?- la reprendió la joven Okashira, disipando su sonrisa- Nadie murió y no hay heridos, ¡venga ya!

Sakura se estrujó rápidamente sus ojos con las palmas de sus manos, borrando cualquier indicio de llanto de ellos; luego, le obsequió una sonrisa verdaderamente alegre a la chica ninja.

- Lo siento, es que... son lágrimas de felicidad.

- ¡Okina-dono! ¡Misao-dono!- llamó la atención de todos Kenshin, saliendo al fin de su trance- ¿¡Qué fue lo que sucedió!?

- No tengo ni idea, Himura-dono- sentenció Okina dubitativo.

- Solo escuchamos un estruendo y... ¡Pum! Todo se vino abajo en un instante, Himura- agregó Misao un tanto frustrada.

- ¿Dónde está Aoshi, Misao-dono?

- Aoshi-sama fue a ver si podía localizar a quien sea que le disparó al Aioya.

Kenshin se acercó a ellos con expresión sombría y la mirada baja.

- Creo tener una idea acerca de quién fue el causante de esto.

Todos lo miraron con marcado asombro. Sanosuke se adelantó.

- Kenshin...- habló, colocando su gran y pesada mano sobre uno de esos delgados hombros- Recuerda que no estás solo en esto.

Antes del amanecer...el aroma de los cerezos [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora