FÜR DICH ( Yoongi y T/N)

Capítulo 16

Tomy llegó, abrazó a Jungkook y se lo llevó para festejar.
No tuve la oportunidad de felicitarlo y en el resto del día no puede verlo para hablar con él.

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Pasaron dos días desde aquella noche en la que dejamos a Yoongi en su casa y desde entonces no se había presentado a la académia.

Estaba preocupada creyendo que le había pasado algo malo y tuve que preguntarle al profesor Chong si sabía algo de él.

En un pequeño resumen solo dijo:

"Yoongi suele faltar a clases a veces porque visita a su abuela que está en el hospital.
No es algo reciente, ya está en una edad avanzada y comúnmente se pone mal. Pero tras la muerte de sus padres solo se tienen el uno al otro."

Durante esos días tomé la costumbre de ir a la azotea.
Y ya entendía por qué a Yoongi le gustaba tanto este lugar.

Era porque era relajante y se podía sentir el aire fresco, además nadie subía y se podía descansar tranquilamente.

Di un suspiro.
Me encontraba sentada sobre la banca de madera mientras trataba de quitarle la envoltura a mis galletas, aquellas que no me había comido desde hace varios días.

Enrollé parte de la envoltura hasta la mitad y la dirigí hasta mi boca, pero el sonido de la puerta me hizo detenerme.

—Te estás acostumbrando mucho a venir por acá —escuché la voz de Yoongi y giré la mirada.
Él ya venía acercándose, pasó por un lado y llego hasta el barandal, justo frente a mis ojos
Apoyó sus brazos y se quedó viendo hacia el patio—. Antes solía venir aquí porque nadie me molestaba y podía descansar tranquilo. —No puede ver la expresión en su rostro porque estaba de espaldas y tampoco supe si estaba molesto o me estaba corriendo.
Me levanté con las galletas en la mano dispuesta a irme, pero Yoongi giró de inmediato—. ¿A dónde vas? —me preguntó—. No te estaba corriendo, solo te lo estaba contando.

—Creí que te molestaba mi presencia.

Yoongi no quiso responder esa pregunta y solo me cambió el tema.

—Escuché que has estado preguntando por mí.

—Yo... —ahora era yo quién no podía responder, pero seguramente había sido el profesor quien se lo había contado—. estaba preocupada por tí.
Dijiste que... le dijiste a mi madre que somos amigos, ¿no?

Él solo dió un suspiro y se giró nuevamente para darme la espalda.
Recargó los brazos en el barandal y se quedó viendo hacia el patio.

Caminé hasta él y me quedé a su lado.
Él tenía la vista hacia el frente pero aunque no decía nada todo se veía reflejado en sus ojos.
Era como si tratara de ocultar algo, tal vez dolor, tal vez soledad, o qué sé yo.

Imaginé el dolor por el que tuvo que haber pasado tras la muerte de sus padres.
Tener que dejar la escuela y ponerse a trabajar, tener a su abuela enferma, y aún así esforzarse por cumplir su sueño.

—No me molesta tu presencia  si eso es lo que quieres saber. Solo que...

—Solo que, ¿qué? —Él negó con la cabeza y sonrió—.  Nada.

Me quedé confundida al no saber lo que quizo decirme.
Pero por lo menos sabía que mi presencia no le molestaba.
Me quedé viéndolo sin decir nada.

«No sé por cuanto tiempo podré ocultar mis sentimientos.
Quiero estar a tu lado aunque sea como tu amiga, y creo que por ahora con eso es suficiente»