El mundo de Zarek

22

Observo todo a mí alrededor, todo lo que me rodeaba, casas, edificios, personas, calles. Todo era diferente, me sentía fuera de lugar en esta ciudad. A Alenka, Julek y a mí nos miraban como si nos hubiera crecido una cabeza más en nuestro cuerpo. Y estaba casi cien por cien seguro que era por nuestros colores de pelo. Parece que nunca han visto a personas con colores más vivos que los suyos.

Saco mis auriculares del bolsillo derecho de mi pantalón y me los coloco cada uno en sus respectivos lugares. Los enchufo en el móvil, y la música se reproduce. Guardo mi teléfono en el bolsillo de mi sudadera.

La ciudad de Poznań, antiguamente llamada Posnania estaba situada al oeste de Polonia, está situada a orillas del río Varta. Esta ciudad es reconocida por ser la cuna de la nación polaca, por cumplir en el pasado la función de capital del Estado y por ser la residencia de los monarcas polacos. Por el nombramiento del presidente de la nación, Lech Kaczyński, desde el 11 de diciembre de 2008, se ha proclamado como Poznań. ¿Qué cómo se está parte tan minúscula de la historia de esta hermosa ciudad? He investigado un poco de la cuidad a la que iba a venir y estar un par de días.

—¿Qué miras con tanto entusiasmo Zarek? —me había quedado embobado observando uno de los escaparates de una tienda. Todavía no despegaba la mirada de ahí —. Tierra llamando a Zarek.

—Tranquilo Witold, todavía no he pedido un viaje a otro planeta que no sea la tierra —lo miro a los ojos.

—¿Seguimos o nos quedaremos viendo el escaparate lleno de libros? —me pregunta.

—¡Vámonos! —indique. Justamente cuando iba a retomar el camino junto con los demás que no se habían percatado de que habíamos parado, pero justo vi un libro de la historia de esta ciudad. Witold sin saber que me había detenido de nuevo, siguió andando.

—¡Witold, espera! —lo llamo gritando, ya que había alguna que otra persona paseando y hablando. Este mira en todas las direcciones hasta que sus ojos recaen en mí. Avanza hasta mí esquivando a las personas que estaban por en medio, obstaculizando el paso.

—¿Ahora qué pasa? ¿Has encontrado un libro que te pueda servir? —yo niego con la cabeza riendo. Que poco se fija esta gente, y luego querrán encontrar el viejo libro de Cibor.

Le muestro con mi dedo índice el libro, es algo antiguo, se nota por las tapas de este. Aunque está muy bien conservado.

—¿Lo quieres comprar? —pregunta con los ojos abiertos. Yo solo logro a suspirar fuertemente.

—Creo que no has leído el título de libro y no has visto lo antiguo y viejo que es ese libro —alzo las dos cejas esperando una reacción de él o simplemente alguna contestación.

Ahora miro a Witold que se encontraba mirando el libro con los ojos entrecerrados.

—¿Es tan fácil encontrar el libro viejo de tu bisabuelo? —lo miro extrañado. No creo que sea ese libro.