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El humo salía denso pero con potencia fuera de mi cuerpo sin control alguno

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El humo salía denso pero con potencia fuera de mi cuerpo sin control alguno. Siento a Alenka, Witold, Julek y Rafal, acercarse demasiado a mí. ¡Se pegan como unas lapas!

—No os va a pasar absolutamente nada. Quedaos tranquilos.

No tengo ni la menor idea si esas palabras les va a tranquilizar, seguramente que no. Ya que es la típica respuesta que se da en estos casos.

—Si intentas que alguien se serene, no es el momento. Te voy a decir algo; los cuatro estamos a punto de tener un ataque —que manera de exagerar las cosas. No es para tanto.

No hago mucho caso a las palabras de Julek, puesto que tengo en mis manos a Jedrek, Bogdan y por último y casi más importante...a Florián.

Tres de mis seis brazos, están sujetando por el cuello a Jedrek, Florián y Bogdan. Cuando sus pies ya no descansan sobre el suelo, el ultimo nombrado suelta malamente a Nadzia, haciéndola caer.

Bogdan sabe que lo estoy mirando, pero él no puede verme a través del humo, sin embargo sonríe como si fuera un lunático. Que acaba de salir de un centro psiquiátrico.

—¡Me las pagaras imbécil! —se está ganando una paliza con creces. No sabe dónde se está metiendo. Si sale de esta ileso, espero que no tenga ganas de hacerme algo mas o a cualquiera de mi entorno.

Me acerco al oído de mi hermana y le susurro al oído que vaya a por Nadzia y la traiga consigo. Ella asiente y sin dudarlo va.

Vuelvo a concentrarme en los tres sujetos y veo a Florián y a Jedrek mover con ganas sus piernas de adelante hacia atrás.

—¿Queréis que os suba más arriba o estáis ahí bien? —Las manos aprietan con fuerza en sus gargantas.

—¡Hijo de puta! —Un grito ahogado sale desde dentro de Florián.

—No te he escuchado. ¿Puedes repetirlo de nuevo? —Oigo reírse a los tres chicos que se mantienen tras de mí. No ven nada, pero no quiere decir que no oigan.

—¡Maldita sea mocoso! No juegues con mi paciencia — ¿Cómo puede hablar con lo que le esta aparentando uno de los brazos?

—Ahora me vengo a enterar que tienes paciencia, fíjate —el humor no desaparece de mis palabras.

—Jodido mocoso, cuando termine esto te voy a hacer picadillo para echárselo a los perro.

Una gran carcajada brota de mis labios. Y una sonrisa ladeada se instala en ellos.

—No tienes perros, no me vengas con mentiras a estas alturas Florián.

Veo como cada vez los brazos aprietan con más fuerza sus cuellos, el que debe ser más inteligente por tener más años de vida, me está dando un espectáculo intentando quitarse de encima el brazo de humo de su cuello. Pienso que no se ha enterado aun de que el humo tiene el triple de fuerza que el mismo.

El mundo de ZarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora