El mundo de Zarek

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Hace apenas diez minutos me había levantado de la comodidad de mi cama. Siempre me ha costado levantarme voluntariamente, pero no sé si es porque deben estar al caer mis padres y bisabuelo, que me encuentro de los nervios.

Cuando ya me había vestido y estaba listo, Sali de mi habitación rumbo a la planta baja de palacio.

No sé el porqué, pero siempre me encuentro los pasillos y las estancias vacías y parece como si estuviera solo, aunque ese no es mi caso. Recorro los corredores a un paso bastante lento, como si no tuviera prisa por desayunar.

Me estaba muriendo de hambre, pero también de sueño e iba como un zombie andando por los pasillos.

Al llegar a la escalera, me agarro a la barandilla para poder sostenerme y no caer rodando por ellas.

—¿Zarek? —Una voz me hace quedarme quieto en el sitio. Es la voz de una mujer, es la de Minka. Hace semanas que no la escuchaba.

—Cuanto tiempo Minka, ¿Cómo has estado? ¿Has cuidado bien de Cibor? —La asalto con preguntas.

—¿Cómo es que ya estas despierto? —No responde a ninguna de mis dos preguntas, pero me contesta con otra.

—Si te digo la verdad no he dormido demasiado, aparte de que ya me estaba aburriendo estar tumbado en la cama. ¿Alguien ha despertado? —No sé qué me da a mí, que es demasiado temprano.

—Zarek...no son ni las ocho de la mañana —me responde en voz baja —. Ven, te prepararé el desayuno.

Termino de bajar todas las escaleras y la sigo en silencio.

—A las ocho y media traerán a tus padres y a Cibor —me comunica mientras entramos a la cocina.

—¿Cómo están ellos? —Pregunto.

—Como ya sabes, se están recuperando poco a poco, no obstante, no sanaran del todo hasta que tomen los antídotos. ¿Sabes lo que sucederá cuando lo tomen, verdad? ¿Eres consciente? —Claro que lo sabía.

Una persona de las que estamos en este palacio fallecería, pero el sabia las consecuencias que habría si les ponía en ese estado a mis padres y a Cibor.

A veces pienso que él quería hacer esto, aunque a veces no estaba seguro del todo por como actuaba y nos hacía perder el tiempo a la hora de ir a por la "medicina".

En su cabeza no puedo entrar para escuchar todo lo que pasa por su mente y gracias a dios, porque creo que sería un caos de cosas seguramente. Estoy casi seguro de que tiene una batalla interna ahí dentro que no sabe ni cómo solucionarla el solo.

Mi conclusión es que no sabe qué hacer y para eso ha hecho este paripé para poder al fin descansar tranquilo.

—Soy conocedor de ese hecho —susurro.

—¿Y qué piensas? — ¿En serio me tenía que hacer una pregunta así?

—Si te soy sincero debería alegrarme, pero luego pienso fríamente las cosas y no sé qué pensar. Sí, no ha sido la mejor de las personas en este planeta, aunque como he dicho, es persona y todos nos equivocamos.