Nueve

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"No es la vida la que separa a la gente, es la maldad, la hipocresía, la traición, el egoísmo y la falta de respeto."



La semana pasó volando para mi, estuve más distraída que nunca en mi vida entera. Atormentarme con mis propios pensamientos y morder mis uñas hasta hacerlas sangrar eran mi pasatiempos de estos días.

Después de lo de JungKook, Taehyung no me volvió a hablar o siquiera mirar, volviendo al ciclo de no existo para el.

Y no quiero sonar borde pero eres un año mayor y estás en varias de mis clases por haber reprobado materias. Se que lo de tu novia te afecto mucho, pero ahora ni siquiera prestas atención a las clases por hacerle ojitos a mi compañera de aula, la odio, con amor claro.

Trate de vestirme decente y prudente, sin mostrar piel demás, no es que me disguste pero ir obligada a esa fiesta no era mi estilo. En verdad que no era de mis cosas favoritas ir a beber y bailar chocando con la gente, ver a chicas aparentando ser mayores con ropa extremadamente pequeñas y ver como se besan con desconocidos.

Si no fuera porque JungKook insistió tanto en todo el transcurso de la semana no hubiera aceptado, pero vamos ¿Quien en la vida se resistiría a tremendo chico haciendo pucheros? Bueno, al menos yo no.

El sonido de una motocicleta a la distancia me anunciaba que mi querido príncipe vendría por mi. Refunfuñe una vez más frente al espejo y baje las escaleras a tiempo, Justo cuando abrí la puerta este iba a tocarla.

Sonreí como boba al ver lo despeinado de su cabello, por el aire o por simple estilo tal vez. Tenía una chaqueta de cuero negra y una polera blanca sencilla que le quedaba de puta madre, se veía como todo un fuckboy folla chicas. Da igual me estoy desviando del tema.

El verlo tan despreocupado con aires de grandeza me hizo ver miserable con mi atuendo de ñoña que acababa de salir de misa.

—Te ves.... linda—Me brindo una cálida sonrisa y bufé.

—Ambos sabemos que no—Rodé los ojos y lo jale del brazo hasta quedar ambos dentro de la casa.—No digas nada—Lo calle antes de que siquiera mediara palabra—Iré a cambiarme, no tardo—No espere su respuesta simplemente corrí escaleras arriba para buscar un atuendo mejor.

(........)

Música, alcohol y piso pegajoso de sustancias no reconocibles..... sin duda no era mi lugar.

Gente bebiendo como idiotas, bailando hasta sudar era lo que más abundaba en el lugar, sin contar a las parejas necesitadas de contacto físico restregándose como si no hubiera mañana.

La mueca de rotundo disgusto en mi rostro era evidente, a JungKook parecía darle igual. Tomó mi mano y me jalo por todo el lugar hasta llegar a la zona de bebidas y licores. La mueca en mi cara aún no desaparecía, fruncí el ceño cuando pidió dos bebidas y no una.

—Toma.—Me insinuó la bebida con un gesto burlesco–Bébelo—Su expresión me mostraba lo mojigata que me veía.

De un trago me tome todo lo que había en el vaso, ignorando lo maltratada que se sentía mi garganta y el ardor profundo que no me permití mostrarle. Le sonreí con chulería y mis ojos viajaron de el al vaso en sus manos. Captó mi indirecta y copio mi acción tomando todo de una.

—¿Quieres otra?—Insinuó, la guerra de miradas era algo deleitante para mi. Asentí mordiendo mi labio levemente sintiendo todo el calor de mi cuerpo en mis mejillas.

Asintió de igual manera agitando su cabeza, moviendo su sedoso cabello hacia los lados. Dejándome ligeramente perpleja y anonadada, quería tocarlo, necesitaba tocarlo, su cabello claro.

—Toma.—Me sacó de mi transe extendiéndome el vaso con lo que ahora era una bebida verdosa y para mi gusto algo peligrosa.

Tome el vaso mirándolo algo insegura, pareció notarlo por la sonrisa burlesca que formaron sus labios. Una risa nasal acompañó el acto logrando que de lo profundo de mi garganta soltara un gruñido.

Abalancé el vaso hacia mi tomando todo como si de una experta bebiendo se tratase. Si la anterior bebida causó un ardor en mi demasiado fuerte. Esta estaba cerca de matarme. Las ganas de toser y escupirlo todo eran demasiadas, pero no me dejaría en ridículo ante el y su mirada expectante.

Bebimos unas cuantas rondas más, las suficientes para dejarme descolócala y atontada ante cualquier situación. Miraba a las parejas bailar y moverse al ritmo de la música del lugar. Mi cabeza se movía en un vaivén siguiendo el ritmo de las canciones.

Giré mi cabeza a la derecha en busca de JungKook, no lo vi así que lo busqué entre la multitud. Mi sangre hirvió y me sentí un perro rabioso al verlo bailar con una chica sensualmente. Apreté mi mandíbula al punto de que mis dientes rechinarán, mis manos formaban puños haciendo ver mis nudillos blancos. Necesitaba aire ahora, si no lo siguiente era verme jalar de los cabellos a aquella chica.

Camine entre la multitud más que molesta, choque bruscamente con algo soltando un gruñido como si de un animal me tratase. Levante la vista topándome con sus ojos castaños y su lindo rostro mirándome apenado.

Mi expresión cambio totalmente y sonreí levemente sintiendo vergüenza.

Se disculpó y es lo último que recuerdo. Nos encontrábamos ambos fuera de aquel abochornado lugar, sentados en la banqueta sintiendo el aire golpear nuestros rostros. Suspire, las ganas de llorar golpearon mi cuerpo descolocándome emocionalmente. No era yo, era mi puto estado de ebriedad. Kim lo noto al instante y sin pedirme permiso o sin siquiera ser cercanos se tomó el atrevimiento de abrazarme pasando su brazo por mis hombros atrayéndome a él.

—¿Kim?—Rompí el silencio con mi voz temblorosa. Me miró y vi el brillo en sus ojos, el era tan lindo, sin duda alguien fabuloso para mi perspectiva.

—¿Si?—Su voz gruesa me hizo temblar levemente, su mirada era hipnotizante y me fascinaba.

—¿Crees que soy bonita?—Mi mirada acuosa aún me delataba como la persona débil que era.

Analizó mi pregunta un par de segundos y boqueó en respuesta. Al no obtener respuesta en un determinado tiempo iba a levantarme rendida para volver a casa.

—¿Bonita? No se para otros ojos, pero para mi eres alguien más que hermosa....—La distancia entre ambos era crítica, sus palabras endulzaron mis oídos y mis ojos no se despegaban de sus labios entreabiertos.

Hicimos contacto visual por cortos segundos que para mi fueron mi más preciosa eternidad. Íbamos a besarnos, sus labios rozaban los míos, nuestras respiraciones se mezclaban y era un sueño lo que me sucedía en estos momentos.

—¿Te llevó a tu casa?—Se separó violentamente de mi dejándome perpleja y volviendo a sentir el frío de la noche abrazarme.

Me sentí rota, decepcionada y estupida. No sabía dónde estaba y ahora más que nada ansiaba volver a casa. Asentí a su pregunta y ambos nos encaminamos a su auto.

Scenery ; KTH|JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora