Déjame Amarte [17]

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Esto se ha convertido en un maldito caos.

No sé por dónde comenzar y que tantos pares de ojos me analicen buscando una respuesta que yo tampoco tengo, me pone de los nervios.

Kalet trata de mantener la compostura mientras mi hermana ejerce sus dotes de medicina y, con el máximo cuidado posible, le limpia muy bien la herida antes de comenzar a curarla. Como ya habíamos supuesto, no es nada demasiado grave, aunque siempre puede empeorar si no se cura como es debido. La relación entre ambos nunca ha sido mala, aunque tampoco ha destacado por ser la mejor. Olivia peca de tener poca paciencia y Kalet de no aguantarse ni un solo pensamiento. Por esa misma razón no tardan en alzar la voz y comenzar con su discusión.

—¿Quieres curarme o arrancarme el maldito brazo? —exclamó una vez cuando observó cómo Olivia cogía con mucha confianza el bisturí y trabajaba con él con una tranquilidad que a él le aterrorizaba—. ¿Estás segura de que estás estudiando medicina?

—Como no te calles lo próximo que coseré será tu boca, imbécil.

Y, desde luego, dejaba de ser la dama con buenos modales con la que me encontré la primera vez que nos reencontramos.

Por otra parte, pero no por ello menos importante, tenía a William de brazos cruzados – todavía con un humor de perros – observando toda la escena desde lejos. Aún no me había dado una explicación por su comportamiento, y cada vez dudaba más que fuera a hacerlo. Una vez más, trato que con una sola mirada me confiese qué es lo que ha ocurrido antes de nuestra llegada. Pero él evita cualquier contacto conmigo, permaneciendo sólo en una esquina bebiéndose la tila que mi hermana le obligó a tomar.

Sus ataques de ira no son para nada normales, y es algo que me está comenzando a preocupar. Sobre todo, porque ambos estamos dentro de un asunto importante que, desde luego, es de todo menos tranquilo.

Y, por otra parte, ocupando el otro sillón libre, se encuentra Matt. Si yo fuera él, ahora mismo estaría alucinando. Primero, preguntándome quién es esa persona con acento francés que parece no tener una buena reputación por aquí, por muchas historias que nosotras le hayamos podido encontrar. Encontrarte cara a cara con alguien tan intimidante como Kalet, siempre llega a imponer. Y, segundo, tratando de adivinar por qué nosotros huíamos de una persecución en la que hubo disparos incluidos.

Bueno, esa última pregunta también me la hago yo.

Ah, y casi se me olvida. Por último, estoy yo. Observándolos a los cuatros y al mismo tiempo no viendo nada. Siento que estoy en el centro del huracán. Sin respuesta, sin un plan que seguir y sin saber qué hacer ahora que más personas se han visto implicadas. ¿Tengo que confesarlo todo?

—No podemos contárselo —susurra contra mi oído, su voz grave provoca que todo mi bello se erice.

No puedo evitar dar un pequeño salto en mi lugar ante la sorpresa de tenerlo a unos centímetros de mí. En cuestión de segundos me encuentro encarándolo, sin poder evitar que su rostro serio e intimidante me asusten un poco. Will se ha movido tan rápido hacia mi que ni siquiera me ha dado tiempo de analizar bien sus palabras.

—No me fío de él.

Desde el minuto número uno en el que se conocieron, ambos se declararon la guerra. Supieron que jamás serían amigos o incluso conocidos. Pero que trabajen juntos complicó mucho las cosas. Y que ahora, ambos se vean implicados en una situación como esta, lo complica mucho más.

—Kalet no es el culpable que estás buscando.

—Que estamos buscando —me corrige, con un tono de voz más frío que el hielo—. Y entiendo que no puedas ser objetiva con él cuando ya ha conseguido meterte en su cama. Pero yo sí lo soy. No me fío de él y no pienso permitir que ponga en peligro la investigación.

Déjame Amarte© #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora