Déjame Amarte [03]

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Al día siguiente me despierto temprano y ya siento cómo los nervios comienzan a invadir todo mi cuerpo. Trato de calmarlos, pero no hay nada que pueda hacer para despejar mi mente: voy a presentarme a las prácticas que organiza la empresa más importante en el mundo jurídico y no sé si estoy preparada para ello.

Después de tomarme el café bien cargado a la velocidad de la luz, me dispongo a elegir un atuendo que no llame mucho la atención pero que sea esencial para que se fijen en mí. Sin embargo, lo único que consigo es pensar en lo horrible y patética que me siento ahora mismo.

—Esto es una estupidez —exclamo, medio cabreada conmigo misma mientras no dejo de realizar poses frente a mi reflejo para observar mejor mi atuendo—. Lo mejor que debería hacer es dejarme de tonterías y centrarme en mi carrera. Además, ¿quién escogería a alguien sin experiencia?

Comienzo a desabrocharme la blusa que en un principio había considerado una buena opción. Olivia entra en mi habitación justo en ese momento, con una de sus camisas en la mano.

—Ten, prueba con esto —cuando me la ofrece, no tardo en ponerla delante de mí y observarme con ella en el espejo. Mi hermana se queda detrás de mí, comenzando a asentir cuando comprueba que su elección es mejor que la mía—. No necesitas nada extravagante o llamativo para llamar la atención, Kimberly. Sólo sé tú, al final, eso es lo más importante.

—¿Y si me estoy precipitando? —pregunto, dándome la vuelta para dejar de observarla a través del espejo—. Puede que esto sea un completo error.

—Pues si es un error, no pasa nada por cometerlo. También aprendes de ellos, ¿verdad?

No sé en qué momento Olivia ha comenzado a darme este tipo de consejos, comportándose como una verdadera hermana mayor, pero la verdad es que me tranquilizan bastante. Ambas nos damos un abrazo tratando de no arrugar mucho la prenda. Nos vemos reflejadas en el espejo y no podemos evitar sonreír. A veces, todavía nos parece increíble que seamos totalmente igual, como gotas de agua; e incluso llegamos a sorprendernos de lo mucho que nos parecemos. Los demás deben estar acostumbrados a vernos así, pero como nosotras no solemos vernos a las dos al mismo tiempo, todavía nos parece gracioso el hecho de que seamos gemelas.

—Es por nuestro futuro —recuerda, para que ninguna de las dos lo olvide—. Y todo saldrá bien, ya lo verás. Si no te escogen, encontraremos otra solución.

—Tienes razón. Además, nos hemos enfrentado a cosas peores que a una entrevista de trabajo, ¿verdad?

Sus ojos parecen brillar igual que hacían los de mamá cuando estaba orgullosa de nosotras. Esa comparación todavía me duele un poco, aunque dibujo una sonrisa sincera al recordarla.

—Esa es mi hermana —exclama, dándome un fuerte abrazo—. Si alguien puede con esto, esa eres tú, Kimberly Grey.

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Como imaginaba, el anuncio de unas plazas libres para universitarios se ha expandido por toda la ciudad. El edificio está tan abarrotado de gente que casi es imposible respirar. Para empeorar la situación, la temperatura parece no dejar de subir con cada minuto que pasa. Menos mal que he optado por una simple camisa, pero aún así siento que como esto no comience a aligerarse, seré la primera en montar un espectáculo y desmayarme.

Cuando la hora máxima establecida en el anuncio para presentarse a las prácticas llega, dos agentes de seguridad cierran las puertas del edificio. Nadie más puede entrar, sólo salir. Comienzan a organizarnos en pequeños grupos para poder controlarnos mejor, dándonos además un pequeño número que nos identifica.

Pasan unos quince minutos hasta que alguien por fin comienza a darnos explicaciones. Se trata de un hombre de no más de treinta años que, como me imaginaba, está a cargo de esta planta, destinada a los juniors.

Déjame Amarte© #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora