Matt siempre fue el hermano que nunca tuve. Desde pequeños, siempre ha estado a mi lado, incluso cuando yo no se lo pedía. Me atrevería a decir que me conocía mejor que a mi misma. Siempre dije que era más que un mejor amigo, aunque esa delgada línea entre querernos como amigos o como algo más fue lo que realmente arruinó poco a poco nuestra relación.
Desde aquel día que me fui del país, supe que había cometido un gran error con el pelirrojo. Y a miles de kilómetros de él, sólo podía hacer una cosa: echarme la culpa de todo lo que nos había pasado. Él siempre sabía qué me ocurría. Podía leerme como si fuera un libro abierto. Sin embargo, yo nunca hice un esfuerzo por verlo como algo más. Tantos años siendo mi compañero de vida que nunca me atreví a preguntarme qué pasaría si llegáramos a dar un paso más. Estoy segura de que me hubiera ahorrado miles y miles de problemas.
Me acostumbré tanto a tenerlo a mi lado, que tardé demasiado en darme cuenta de que ya se había ido.
Dos años más tarde, volvemos a encontrarnos. Y aunque hemos pasado por miles de momentos juntos y nuestro final no ha sido el mejor de todos, ninguno de los dos puede evitar abrazar al otro. Nos fundimos en un abrazo lleno de muchas emociones. Todo se mantiene en silencio, y por unos segundos, únicamente escuchamos nuestras respiraciones. Delatan un poco lo nerviosos que nos encontramos.
Cuando por fin nos separamos, parece que ninguno de los dos puede mantener la mirada del otro por mucho tiempo. Siento que somos como desconocidos, pero que sabemos a la perfección quién es la otra persona.
—¿Quieres un té? —pregunta una tímida Olivia por detrás, para romper un poco la tensión que comenzaba a formarse.
Mis labios parecen no saber qué decir, y eso que tengo muchas preguntas rondando por mi cabeza.
—Sí, por favor —responde al instante, como si estuviera esperando alguna distracción. Olivia lo invita a sentarse, y él no tarda en hacerlo. Se acomoda sus pantalones color mezclilla, que combinan demasiado bien con su melena pelirroja. Está demasiado guapo—. Ya sabes, con miel y un poquito de limón.
Le dedica una sonrisa, y todas esas pecas que adornar su rostro, parecen resaltar una a una. Yo ahora mismo necesito una tila.
—Estás más moreno —comento, como una idiota. Si no fuera porque sabe perfectamente cómo soy, ahora mismo se habría sorprendido por mi comentario tan simple y estúpido. Aun así, suelta una carcajada que inunda toda la habitación.
—Es lo que tiene pasarse horas y horas en el agua —responde de vuelta, y puedo apreciar como sus palabras llevan un poco de veneno. Sabía que no iba a tardar en salir el tema. Matt nunca me perdonará no haber perseguido nuestro sueño—. Antes te gustaba estar morena, me sorprende que ahora te conformes con estar así, paliducha.
Me quedo literalmente sin palabras por lo que para mi son horas. Trato de pensar la mejor forma de reaccionar, pero su intensa mirada con esos ojos verdes que observan intensamente, consigue intimidarme demasiado.
—Es una broma —añade al final—. Estás preciosa Kimberly.
Este chico quiere que me de un ataque ahora mismo. Parezco una tonta que se encuentra delante de su ídolo y no sabe ni decir ni un mísero gracias. Aunque ahora que lo pienso, él sí que se ha convertido en toda una estrella.
—Estoy segura que tarde o temprano volveré a intentarlo —confieso, aunque me dé un poco de vergüenza hacerlo. Ahora mismo siento que no quiero meter la pata con él. No aguantaría discutir de nuevo o que se vaya de aquí con un mal sabor de boca. Hemos pasado tanto tiempo sin vernos, que ojalá pudiéramos dejar todo lo malo a un lado—. No hay mejor terapia que surfear. Eso lo tengo más que claro.
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Déjame Amarte© #PGP2022
Roman pour AdolescentsLas segundas oportunidades pueden ser más caóticas que las primeras, y eso es algo que las hermanas Grey van a conocer muy bien. ** Después de pasar dos años...