Déjame Amarte [08]

305 27 3
                                    


Kimberly Grey.

Siento cómo la sangre comienza a hervir. Una vez más, dejo el mensaje en leído, y una vez que guardo el móvil, analizo todo mi alrededor hasta encontrarlo a él a tan sólo unos cuantos metros lejos de mí. William todavía mantiene el móvil en sus manos, y parece estar tan absorto que cuando llego a su lado y le propino un empujón, está a punto de perder el equilibrio y caer. Se recupera rápidamente y cuando sus ojos se encuentran con los míos, él ya los tiene abiertos como platos, como si realmente estuviera sorprendido.

—¿A qué demonios ha venido eso, Grey? —se percata de que gran parte de las personas que se encuentran a la salida de los juzgados, también se han detenido a observar la escena. A mí es lo que menos me preocupa. Aunque estoy segura de que el señor Edward pensaría diferente. Esto podría significar ensuciar el nombre de la empresa, pero, sinceramente, es lo último que me preocupa ahora mismo—. ¿Te has vuelto loca?

—Deja de comportarte como si no tuvieras ni idea de lo que te estoy hablando —le recrimino directamente, con mis manos hechas puño para retener toda la rabia que inunda mi cuerpo—. ¿Puedes dejar de acosarme de una maldita vez? Mi paciencia tiene un límite, Evans. Y tú estás a punto de rebasarlo.

La expresión de total incomprensión de William no me pasa desapercibida. Pero para su desgracia, ahora mismo no va a conseguir convencerme de lo contrario. De un segundo al otro, cambia la expresión de su rostro a una más seria, como si por una parte comenzara a entender el porqué de mi comportamiento. Se atreve a agarrar uno de mis brazos y tirar de él, apartándonos así de todo ese barullo de personas que se estaba comenzando a formar a nuestro alrededor. Una vez que estamos solos, se toma su tiempo en distanciarse de mí para poder observar mi rostro a la perfección.

—No tengo ni idea de lo que estás hablando. Pero te estás comportando de una forma un tanto agresiva.

Esas palabras sólo provocan que mis nervios se alboroten todavía más. Sus intentos por tratar de tranquilizarme están dando un resultado totalmente opuesto.

—Tú viste todo lo que escribí en mi cuaderno —le recrimino, consciente de mis palabras. Sé que tengo razón, he unido todos los hilos posibles. El resultado siempre es el mismo: todo me conduce a él—. Seguramente me escuchaste hablar con el señor Sinclair nada más salir de allí. Me envías ese mensaje, amenazándome una vez más y, aún ahora, ¿tienes la cara de negarlo?

De un segundo al otro, William se atreve a arrebatarme mi teléfono, justo en el mismo momento en el que le enseño cómo, efectivamente, me había llegado su mensaje. Comienzo a quejarme y a gritarle que me lo devuelva, pero él hace oídos sordos mientras analiza bien su contenido y, al mismo tiempo, también consigue encender su teléfono.

—¿Hablas de este tipo de mensajes que no dejan de llegarme cada dos por tres? —y en cuestión de segundos, compruebo cómo su bandeja de entrada está llena de mensajes parecidos a los míos, provenientes de un mismo usuario. Alguien desconocido. El último mensaje nos ha llegado a los dos más o menos a la misma hora.

—Estaba leyendo el nuevo justo cuando tú decidiste comportarte como una loca en medio de toda la plaza. ¿Te crees que eres la única que está cansada de que le acosen?

Nada de lo que estoy viendo tiene algún sentido. Desde el minuto uno supe que no había otro culpable que él. ¿Qué se supone que debo pensar ahora?

—Y no te creas que tú te ibas a ir de rositas, porque yo nunca dudé de que la que estaba detrás de todo esto, eras tú —me acusa esta vez, como si no le entrara en la cabeza que yo también he sido víctima de esta pesadilla.

—¿Y por qué razón iba estar interesada en ti? Tengo más que claro que tú y yo no somos nada —cada una de esas palabras todavía duelen al decirlas, aunque cada vez se van convirtiendo en parte de mi vocabulario. Odio tener que dar explicaciones a terceras personas sobre mi antigua relación con el ojiazul que tengo en frente. Sin embargo, una parte de mí también es consciente que nuestra relación ha sido muy comentada y criticada. Porque nadie daba nada por nosotros, y nunca pensaron que dos personas tan diferentes podrían darse una oportunidad. Ahora supongo que se encontraban en lo cierto, y que nuestros caminos nunca se diseñaron para cruzarse en la vida del otro.

Déjame Amarte© #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora