Cuando la empresa del señor Sinclair decidió contratar a seis juniors, tenían claro que las pruebas se basarían no sólo en que los candidatos tuvieran ese talento escondido que estaban buscando, sino también en que la elección se realizara de manera justa e igualitaria. Por ese motivo, casi el mismo número de chicas como de chicos fueron seleccionados, a partes iguales. Y todos ellos me observan con cierto recelo y desconfianza. Porque yo fui la excepción, la elegida por el propio jefe. ¿El motivo? A muchos les cuesta creer que mi selección se basó en aspectos laborales, y que no guardo ningún tipo de relación romántica y secreta con el jefe. Lo que me faltaba.
Y para colmo, además de tener que aguantar todo eso, mi teléfono vibra como señal de haber recibido un nuevo mensaje. Un mensaje de un número desconocido que termina por sacarme de quicio: Las malas decisiones también tienen sus consecuencias.
Me giro hacia la mesa de Will porque no necesito ninguna prueba más para saber que él es el autor. Parece que su mirada no tarda en encontrar la mía, y la frialdad con la que me observa sólo provoca que mi rabia aumente. ¿Qué más tengo que aguantar el primer día de trabajo?
—¿A dónde te crees que vas? —me susurra al oído Kalet cuando comienzo a recoger mis cosas. La mirada de mi compañera y la del resto del salón no tarda en centrarse en nosotros. Por suerte, nadie más que nosotros puede escucharnos— Tu trabajo todavía no ha terminado.
Trato de recuperarme lo antes posible del susto, y me obligo a girarme hacia él manteniendo una falsa sonrisa en el rostro. Para que nadie sospeche que en realidad lo único que quiero ahora mismo es dejar de ser amable con él y golpearle la cara.
—¿Puedes dejar de darle motivos a mis compañeros para que me sigan odiando? —me cuelgo el bolso al hombro, dándole a entender que no pienso quedarme aquí más tiempo. Por suerte, el resto de chicos comienzan a hacer lo mismo, dejando de prestarnos atención. Aunque sé que están atentos por si pueden escuchar algo—. Y mi trabajo sí que ha terminado, no pienso seguir compartiendo el mismo aire contigo más tiempo del debido, así que si me disculpas...
Hago el amago de irme, pero él me lo impide de la forma más sutil posible. Kalet trata de retener una risa, pero sólo provoca que sus hoyuelos se marcan y que toda mi atención se centre en ellos.
Baja el tono de voz y se inclina un poco hacia mí, al mismo tiempo en el que me enseña unos papeles, para disimular nuestro tema de conversación ante la mirada curiosa del resto— Veo que no has cambiado nada. Y eso me gusta —susurra lo último, provocando en mi interior una serie de emociones que no logro comprender—. Buenas noches, señorita Grey.
Salgo de allí con una sensación extraña, y la idea de dejar el trabajo que tanto he estado buscando no tarda en plantarse en mi cabeza. Comienzo a darle vueltas y vueltas sin prestar atención a nada a mi alrededor, hasta que una voz muy conocida y a la que tanto había echado de menos, me pilla por sorpresa y me hace olvidarlo todo.
—¿Ya estás pensando en dejar el trabajo después del primer día? Te recordaba más dura, Grey.
Peter Clarck me sonríe a tan sólo unos metros de distancia. Está diferente desde la última vez que lo vi. Casi sin quererlo mis ojos viajan por todo su cuerpo, y me sorprendo gratamente al comprobar que no ha tardado en ponerse en forma. Además, una recién cortada barba cubre parte de su rostro, dejando claro que ya no es el niño que conocí.
—¡Peter, has vuelto!
Sus brazos se abren, dándome la bienvenida, y yo no tardo en corresponderle. Me aprieta fuerte contra él, como si con ese gesto cariñoso pudiera hacerme entender cuánto me ha echado de menos. En ese momento me olvido de todo, y me vuelvo a sentir como en casa.
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Déjame Amarte© #PGP2022
Novela JuvenilLas segundas oportunidades pueden ser más caóticas que las primeras, y eso es algo que las hermanas Grey van a conocer muy bien. ** Después de pasar dos años...