Déjame amarte [12]

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William Evans.

Se suponía que ahora mismo debería estar pasando uno de los mejores momentos de toda mi vida. Disfrutando de todo plan que cualquier hombre desearía: cervezas frías y chicas calientes. Y todo porque el bar al que solemos acudir con regularidad se encuentra de aniversario y, para celebrarlo, no hay nada mejor que invitar a miles de personas hasta que dentro ya no cabe ni un alfiler más. Una hora más tarde desde nuestra llegada, el ambiente ya se encuentra demasiado caliente, hasta el punto de poder encontrarte cualquier tipo de escena que te puedas imaginar en todos los rincones del lugar. Parece que hoy no hay reglas, y mis compañeros de trabajo lo saben muy bien.

Trato de no beber demasiado porque sé que no me conviene. Las palabras de Aaron se repiten una y otra vez en mi cabeza, por mucho que ahora mismo quiera desconectar. Beber significa perder el control y también mis nervios y, tal y como se encuentran las cosas, lo último que necesito es volver a ser el centro de atención.

Por otra parte, aunque nadie me está vigilando, me obligo a coger otra cerveza y darle un buen trago. Necesito olvidar todos los problemas que me carcomen por dentro, aunque sólo sean por un corto período de tiempo. Algo me dice que lo que estoy haciendo está mal, pero trato de silenciarlo dándole un trago más a la botella. De un segundo al otro, una chica de piel morena y ojos verdes como esmeraldas capta toda mi atención. Sé que trabaja para el dueño de este lugar y que, si quisiera, podría hacer con ella lo que quisiera. Todo lo que quisiera. Me debato internamente entre si caer en su juego o no. Sé que no es lo mejor, pero si de una cosa estoy seguro es de que necesito desconectar por un par de horas, o lo que sea que esta fantasía dure.

Ella no despega sus ojos de los míos, comenzando a acercarse a donde yo me encuentro sentado de una forma seductora, al mismo tiempo en el que zarandea sus curvas con la intención de que yo las observe. No se corta ni un pelo cuando por fin nuestras distancias se reducen, y lo primero que hace es sentarse sobre mis piernas y beber el mismo líquido que minutos antes se deslizaba por mis labios. Sus manos recorren todo mi cuerpo en silencio, mientras me observa con verdadera lujuria. Miles de pensamientos cruzan mi mente, demasiado fuertes como para repetirlos en alto. Mis manos se detienen en sus muslos, y a ella parece encantarle mi contacto.

—Encantada de conocerte —susurra contra mi oído, tímidamente, mientras la música de fondo sigue retumbando por todo el local.

Aprovecha que nuestros rostros se encuentran a centímetros para depositar un húmedo beso en mi cuello, consiguiendo que un escalofrío recorra toda mi columna y mi cuerpo pida más. Sus manos acarician mi abdomen, ya que ella se ha tomado la molestia de desabrochar uno por uno todos los botones de mi camisa, que ahora mismo se encuentra bastante arrugada. Su tacto es suave y delicado, dándome ganas de hacer con ella exactamente todo lo contrario. Deja una hilera de besos que van desde mi cuello hasta la clavícula, provocando que esa sensación que todo hombre siente cuando una chica actúa así, salga a la luz. Nuestra mirada vuelve a juntarse, sus labios estirados formando una sonrisa. Sé que es consciente de lo que ha provocado en mí, y el bulto que comienza a crecer en mi entrepierna lo confirma.

—Será mejor no desaprovechar este momento, ¿no crees?

Pero yo no tengo tiempo para palabrerías. Ni tampoco quiero que entre nosotros haya algo que realmente no existe. Así que tomo con fuerza su rostro con mis manos y junto nuestros labios sin preocuparme mucho la fuerza con la que lo hago. Se sienten diferentes contra mi piel. Obviamente no es algo a lo que esté acostumbrado, porque hace demasiado tiempo que dejé de liarme con cualquier persona que se pusiera en mi camino. Aunque todo a nuestro alrededor siga igual y nuestros cuerpos ardientes estén deseando pasar a otro nivel, hay algo en el interior de mi mente que me dice que esto no esta bien. Que estos no son los labios que ahora mismo debería estar besando.

Déjame Amarte© #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora