Cuando Kalet alardeaba de la fortuna que tenía su padre, jamás le había prestado demasiada atención. Al fin y al cabo, la gran mayoría de jóvenes que acabábamos en un Internado como aquel, pertenecíamos a la alta sociedad. Con unos padres – algunos más agradables que otros – que querían tener unas pequeñas vacaciones de sus hijos rebeldes y malhumorados.
El punto es que yo siempre me he imaginado al señor Edward viviendo en una mansión que estaría al alcance de muy pocos. No tenía nada más que ver la empresa en la que trabajamos o los diferentes coches con los que aparece cada semana. Sin embargo, cuando mi hermana y yo nos bajamos del vehículo que, a propósito, ha venido a recogernos, nos quedamos literalmente sin palabras.
Ante nosotras se desprende una gran alfombra roja que se pierde hasta la entrada de la casa, pasando por un jardín enorme que ya está ocupado por miles de fotógrafos, curiosos por saber quiénes serán los siguientes invitados. Los primeros minutos, nadie nos presta ni la más mínima atención. Así que nos tomamos ese tiempo para tratar de recomponernos.
—¿Dónde nos hemos metido?
Susurra, sólo para que yo pueda escucharla.
—Ahora no me sorprende que Kalet sea un niño mimado egocéntrico y superficial que no sabe hacer otra cosa que mirarse su propio ombligo.
—Pues parece que ese niño mimado, egocéntrico y superficial ha conseguido que tiembles de pies a cabeza cuando lo tienes cerca.
Me quedo literalmente de piedra. Sin saber cómo reaccionar.
Cuando me giro para observarla, ella tiene una sonrisa triunfante. Parece tan natural, que casi se me olvida que hace menos de una hora me estaba suplicando no acudir aquí.
Antes de que pueda responderle, otro coche negro – pero que no es propiedad del señor Sinclair – se detiene detrás nuestra. Cuando las puertas se abren, Matthew Dawson no tarda en salir, cautivando a todos los presenten con su perfecta sonrisa. Muchas personas ahogan un grito cuando lo ven aparecer, y sólo en ese momento me doy cuanta de que muchos ya lo han reconocido.
Miles de flashes comienzan a dispararse, desorientándome por unos segundos. No estaba preparada para esto.
—¿Estáis bien? —pregunta con naturalidad cuando lo tenemos delante. Una parte de mi corazón todavía duele cuando me doy cuenta de que este es su mundo ahora. Y que unos cuantos flashes, con personas queriendo captar todos los momentos posibles, ya son de lo más normal en su día a día—. ¿Ha ocurrido algo? ¿otro mensaje?
Su sonrisa se borra para dar lugar a un rostro un poco más serio. Matt se acerca un poco más a nosotras para que nadie pueda descubrir de lo que estamos hablando.
—Estamos bien —contesto yo, obligándome a sonreír un poco más—. Un poco nerviosas. Y ahora que tenemos a una de las estrellas del momento, más todavía.
—Creo que se me ha olvidado contarle al mundo entero que me he tomado unos días libres para ir a visitar a mis mejores amigas —confiesa con diversión, rascándose la cabeza y entrecerrando un poco los ojos—. No me esperaba otra reacción, teniendo en cuenta que, para ellos, me encuentro literalmente en la otra punta del país de un día para el otro.
Olivia y yo nos miramos horrorizadas, provocando que él suelte una carcajada. Gira todo su cuerpo hasta quedar cara a cara enfrente de la gran alfombra roja. Aunque él es la pareja de Olivia por esta noche, a mi también me ofrece uno de sus brazos para cruzar juntos toda esa maraña de fotógrafos y reportistas. Cuando damos un paso, una nueva oleada de flashes vuelven a dificultar mi visión. Trato de evitarlos a ellos y a todos los comentarios que logro escuchar – los cuales, para ser sincera, no me han resultado nada agradables –. El camino hacia el interior me resulta interminable, hasta que finalmente subimos las enormes escaleras de mármol que nos separan de todos los demás, y nos transportan a un nuevo mundo lleno de todo tipo de lujos.
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Déjame Amarte© #PGP2022
Novela JuvenilLas segundas oportunidades pueden ser más caóticas que las primeras, y eso es algo que las hermanas Grey van a conocer muy bien. ** Después de pasar dos años...