Capítulo 8.- Noche, Noche

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Harry no tenía clases, así que tuvo que esperar mucho tiempo en la sala común de Gryffindor por sus amigos. Hojeó sus libros de texto, pero se demoró en su libro de texto de Pociones. Le atraían los viejos dibujos a tinta, pero las muchas recetas para todas las pociones que prepararía en su Primer Año en Hogwarts le fascinaban. Se maravilló de que varias pociones, contenían ingredientes que eran plantas que recordó de un libro de texto de la escuela primaria, que figuraban como venenosas. Fue en ese momento que abrió el diario que el profesor Snape le había dado, y comenzó a escribir todas las preguntas que quería hacerle al profesor.

En la quinta pregunta, hizo una pausa al recordar que el profesor Snape le había recordado que en público debían mantener una enemistad entre ellos. Harry podía fingir odiar al maestro por el que había comenzado a tener afecto. Era muy bueno fingiendo. Así como se había vuelto muy bueno fingiendo que no era nada, su familia no lo veía cuando no quería.

Harry era honesto consigo mismo que tener que guardar tal secreto, que le gustaba el profesor Snape, lo molestaba. Quería que todos supieran que había un adulto al que le gustaba solo porque era ÉL. Tampoco entendía del todo la enemistad que se suponía que debía existir entre él y el profesor Snape. Escuchó los rumores en la torre de Gryffindor. El profesor Snape fue vilipendiado universalmente como malvado, un imbécil, una serpiente, un vampiro y alguien que come niños por diversión. Para Harry eso solo significaba que a los estudiantes no les gustaba el maestro, no lo convertía en un enemigo.

Soltando un suspiro, comenzó a dibujar en lugar de escribir sus preguntas. Tenía la Pluma Nunca-Sin-Tinta que el Profesor Snape le había dado durante la preparación de su poción para que no se detuviera a sumergir la pluma en el tintero.

Sus líneas eran incompletas, al principio, una indicación vaga de que algo de sustancia se estaba arraigando en las páginas. Mientras continuaba, Harry dejó que su libro de texto cayera la corta distancia desde su regazo hasta el piso frente a la mesita baja. Las líneas se engrosaron, se alargaron, y Harry se perdió gratamente en su dibujo. De memoria e imaginación, el dibujo creció en características que al principio eran cuestionables, y luego se parecía a alguien que el joven mago conocía; Harry se estaba dibujando a si mismo al lado de su maestro mientras preparaban su poción esa tarde.

—¡Hola Harry! —Las voces de Hermione y Ron se unieron. Hermione se sentó en el sofá gastado y cargó su mochila a su lado. Ron dejó caer su mochila en el suelo y se dejó caer junto a su amigo en la mesa de café. Ron estudió el dibujo.

—Es bueno, Harry—Apreció Ron—Tienes a Snape, bien aterrador—.

—¿Aterrador? —Preguntó Harry un poco decepcionado. Pensó que el profesor Snape solo parecía serio; no que daba miedo.

Hermione se inclinó para mirar el dibujo—Eso no da miedo, Ron, solo es pensativo—Ella le sonrió a Harry y le entregó un gran paquete de notas, por hoy.

—Gracias, Hermione—Dijo Harry agradecido. Cerró el diario y extendió las notas que Hermione había tomado. Era como una enciclopedia cuando tomaba notas.

—¿Te divertiste preparando tu poción con el profesor Snape, Harry? —Preguntó Hermione educadamente. Ron inmediatamente resopló a cualquiera que se divirtiera preparando pociones. Hermione lo fulminó con la mirada.

—Realmente hizo que todo tuviera sentido, Hermione—Respondió Harry simplemente.

Ron interrumpió—¡Snape no dejará que Hermione responda ninguna pregunta en clase y ella lo sabe todo! —.

Harry miró a Hermione que había abierto un libro y ahora estaba haciendo una muy buena imitación de no escucharlos hablar.

—¿Qué pasa, Hermione? —Preguntó Harry

I Don't Want To Be A Hero - EtherianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora