En esta historia representas a Marian Agreste, la hija adoptiva de Adrien Agreste. Te dedicas a lo mismo que hacía tu padre durante su adolescencia, que es el modelaje, salvo que tu padre es menos estricto que tu abuelo Gabriel.
Eres estudiante en e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
【Adrien's Pov】
Comencé a teclear frenéticamente los botones del mando de la consola, jugaba con Marian a Ultimate Mecha Strike III nuestro juego de pelea favorito, al igual que su tía, era muy buena manejando a su personaje que apenas podía darle un simple golpe.
Hoy tenía día libre por lo que decidí pasar todo el día con mi princesa haciendo lo que nos gustaba; jugar a vídeo juegos, ver películas o series en Netflix y estar todo el tiempo abrazándonos y besándonos como una pareja de recién casados. Solo de pensar tal cosa me ponía de buen humor.
Estábamos en el sofá, con Marian entre mis piernas apoyando su espalda contra mi pecho perfectamente acomodada como si fuera una almohada, ella no hacía ningún esfuerzo por derrotarme era como si yo no fuera nada.
¡Fatality!
Con un combo especial dejó fuera de combate a mi robot, hice un puchero mientras que ella alzaba la mirada para verme, mostrando una sonrisa dulce pero que me decía al mismo tiempo "gané" de forma burlona.
―Hiciste trampa... ― dije mientras inflaba mis mejillas y desviaba mi mirada a otro lado.
―Eres un mal perdedor Adrien. ― besó mi mejilla con ternura.
Sin embargo no la miré, fingí estar molesto mientras que me cruzaba de brazos pero no se rindió. Siguió dándome un par de besos por mi mejilla y mi mentón para captar mi atención, sus manos ascendieron a mi pelo para intentar deshacer la liga que me lo sustentaba pero se lo impedí tomando sus muñecas. Fundí mis labios con los suyos de forma dulce, se me hacía imposible ignorar sus caricias y sus besos, se marcaban en mi piel como el fuego.
Se puso a horcajadas sobre mi cuerpo sintiendo su zona íntima rozar mi pelvis, ese short que mostraba sus piernas desnudas me estaba volviendo loco. Mis manos delinearon sus curvas hasta llegar a sus glúteos donde comencé a masajearlos y a deslizar mis dedos por dentro de su pantalón.
―Adrien, no.... ― suspiró jadeante.
―Lo sé princesa, solo me apetece tocarte, nada más, al menos me concedes eso, ¿no? ― asintió tímida.
Amoldé sus glúteos de forma perversa sintiendo como el calor de su cuerpo aumentaba bajo mis manos. Alzó su cuerpo un poco hacia arriba para hundir mi cabeza entre sus pechos y así oler su delicioso aroma.
Si no fuera porque está en sus días, ahora mismo la tendría boca abajo gimiendo mi nombre y con su coño lleno de mi semen. Pero solo sería una semana, puedo esperar. Besé su clavícula sobre su camisa blanca aireada oyendo un suspiro de su parte. Alcé mi mirada para perderme en sus ojos, inclinó su cabeza para besarme de forma apasionada.
Sus pechos presionaban los míos sintiendo una descarga eléctrica recorrer mi abdomen hasta mi parte baja.
