En esta historia representas a Marian Agreste, la hija adoptiva de Adrien Agreste. Te dedicas a lo mismo que hacía tu padre durante su adolescencia, que es el modelaje, salvo que tu padre es menos estricto que tu abuelo Gabriel.
Eres estudiante en e...
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El día llegó. Estaba muy nerviosa y preocupada por lo que pudiera pasar allí dentro. Mi abogado fue muy paciente conmigo y sobre todo amable, sabía ahora de mi condición psicológica. Mientras preparábamos el caso tuve que contarle ciertos detalles, dijo eran muy importantes y que de esta forma podríamos ganar el juicio. Y que gracias a esto, Adrien podría evitar ir a la cárcel. Después de todo, nunca conté ciertas cosas a mis familiares, era demasiado vergonzoso mencionárselos.
Hacía mucho calor, y hoy decidí vestir una camisa sencilla blanca, pantalones vaqueros y zapatillas deportivas blancas.
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A parte de mi abogado, venían conmigo mi psicólogo y mi doctora. Ellos eran testigos clave. Nada más detenernos frente a las puertas del juzgado, un gran número de reporteros y fotógrafos comenzaron a sacarnos fotos y bombardearnos con preguntas. Pero ninguno de nosotros respondió, nos centramos en llegar al recinto.
Un guarda de seguridad nos llevó a la sala correspondiente, nos ordenó apagar nuestros móviles antes de entrar. Entramos en la habitación. Dentro de esta estaban Gabriel, Emilie, Marinette... todos mis conocidos y allegados estaban allí. Los nervios comenzaron a invadirme, pero mantuve la compostura. Sobre todo cuando vi a Lila sentada junto a su abogada. En ese momento, me invadió el miedo tras recordar esa mirada psicópata que me dirigió en la gala. Saludamos al juez que era un hombre de mediana edad y de piel morena.
Antes de continuar con el juicio, nos hicieron jurar. Solamente se diría la verdad y solamente la verdad. Y por muchos prejuicios que ahora haya contra nosotros, diré lo que tenga que decir. No pienso seguir escondiéndome dejando que Adrien sea quien se lleve toda la culpa.
Tras unos segundos de silencio, me llamaron para declarar. Me senté en el banquillo de los testigos, siendo observada por todos y cada uno de los miembros del jurado. Algunos reporteros y también, testigos. Permanecí en silencio mientras que mi abogado le explicaba al juez mi situación actual.
―En vista, de que la Srta. Marian no puede hablar debido al shock. Solamente responderá a preguntas de sí o no. ― anunció su señoría. ― ¿Está claro? ― todos asintieron. ― Srta. Marian. ― le miré. ― Aquí, todo se habla con la verdad. Y eso se en titula que deberá ser sincera, eso podría afectar a su carrera y a su vida. ¿Es consciente de ello?
