Buenos Aires ~ 13

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Narra Eugenia:

Estaba teniendo lugar el juicio de la princesita. La deseaba suerte, pero era tan inocente que tenía pocas probabilidades de ganar. Juan Pedro me había contado que la estaba costando mucho aprenderse todo su papel, y esperaba que no metiera la pata, porque si no lo tendrían todo perdido. No solo ella, sino también él.

Peter tenía una reputación brillante. Si por lo que fuera, perdía el juicio de Lali, todo para él podría empezar a ir mal. Así que tanto él como ella, tenían que ser cautelosos.

Mi juicio tampoco tardaría mucho en comenzar. También estaba nerviosa, aunque al menos sabía ser más cautelosa que Lali, así que por esa parte estaba tranquila. No me arruinaría ni a mí ni a Juan Pedro.

Lali y Peter llegaron a la prisión por la tarde, y la verdad, parecían felices. Miré a Peter, y me puso una cara de: "Todo bien". Me alegraba por ellos.

Aquella noche, tuve la oportunidad de hablar con Lali cuando salimos de la función del cine que habían preparado en la prisión.

─ ¿Cómo ha ido la primera parte del juicio? ─ la pregunté de forma amable.

─ Bien. Según Peter, el abogado de la víctima estaba mal preparado. Hay posibilidades de ganar. Así que estoy muy contenta por eso.

─ Tus fotos han salido en toda la prensa, por lo que he visto. Me has superado en portadas...

─ ¿Ah sí? ─ me preguntó ella con tono de burla ─. Mirá... Y eso que no soy famosa, ¡qué orgullo!

Revoleé los ojos. Se me estaba poniendo prepotente cuando ella nunca había sido famosa. Pero sí, mi caso estaba empezando a decaer en la presa, y ahora Lali ocupaba todos los focos. En realidad eso me molestaba, y mucho.

─ Me alegro por vos ─ mentí.

─ Peter está haciendo todo para que gane el juicio. Para que todo el mundo me crea, que mi juicio sea mediático y pueda salir libre.

─ Peter siempre hace eso, conmigo también lo está haciendo.

─ Lo sé, pero por el momento mi juicio está siendo mucho más mediático que el tuyo ─ Lali sonrió un poco malvada ─. Me da un poco de pena, antes eras famosa, pero ahora yo soy más famosa que vos. Igual, podemos ser amigas si querés. Ahora tengo que irme a dormir, que mañana tengo que estar radiante para la otra parte del juicio, ¡chau!

Esa Marianita Espósito tenía mucha cara. Me estaba tratando como si yo, María Eugenia Suárez, fuera un ser inferior a ella. ¡Maldita sea! Tenía que arreglar esta situación, como fuera.

-...-

Narra Lali:

En los días que sucedieron a la primera parte del juicio, continué siendo la estrella de la prensa: todas las televisiones y las cadenas de radio hablando de mí, los periódicos y las revistas igual, mi foto en todas las portadas, manifestaciones en las calles apoyándome... Era increíble, toda Argentina estaba de mi parte, y eso me gustaba.

María Eugenia Suárez había empezado a contemplarme como a una amiga, y no como a alguien inferior. Me alegraba ocupar más portadas que ella. Había llegado a la prisión creyéndose una estrella, y las demás debíamos ser su súbditos, ¿en serio?

¡NO!

Ella tenía que aguantarse, tenía que comportarse con las demás. No creerse la reina...

En cuánto al tema del juicio, de momento según Peter, estábamos ganando. Él estaba seguro de que iba a salir libre. El abogado de la víctima cada día lo hacía peor, y eso me favorecía.

Después de dos semanas, llegó el día en el que el juez dictaría la condena. Peter y yo estábamos muy nerviosos. Aunque teníamos muchas posibilidades de ganar, no había nada seguro, y ambos debíamos estar preparados para todo.

─ ¿Cómo te sentís? ─ me preguntó antes de entrar en la sala.

─ Más o menos...

─ Bueno tranquila, no te preocupes. Pase lo que pase, no creo que te vaya mal con todo esto.

Fue entonces, cuando de repente apareció mi marido, Benjamín. Me abrazó fuerte y me dio un beso en el cachete.

─ Mucha suerte ─ me dijo ─. Ya verás como todo sale bien.

─ Gracias, no tendrías que haber venido.

─ Sabés que yo aún te quiero mucho. Tenía que venir Lali, era mi obligación ─ respondió él.

─ Y te lo agradezco, de verdad te digo.

─ Bueno, no les molesto ─ Benja fue a sentarse a un banco que estaba alejado del nuestro.

Peter me miró:

─ ¿Sigues enamorada de él?

─ No lo sé...

─ ¿Y eso? ─ me preguntó Peter.

─ Lo quiero mucho, pero no sé si sigo enamorada de él. Obviamente de Mariano no estaba enamorada, pero creo que estoy empezando a enamorarme de otra persona...

─ A mí me está empezando a pasar eso... Es decir, creo que me está empezando a gustar alguien también

Nos miramos a los ojos, ambos entendimos que estaba sucediendo.


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