Buenos Aires ~ 14

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Narra Peter:

Antes de que pudiéramos seguir hablando, nos llamaron para entrar en el juicio. Ahí se quedó la charla, perdida... ¿Se volvería a retomar? Yo aún no lo sabía.

Nos sentamos en nuestros sitios correspondientes y esperamos a que el Juez diera inicio al procedimiento. Estaba a punto de dictar sentencia. En ese momento, íbamos a escuchar el veredicto. Lali me miraba desde el banquillo del acusado, con ojitos nerviosos. La lancé una mirada tranquila y ella miró hacia el piso. Daba igual la mirada de tranquilidad, ella seguía estando nerviosa y era completamente normal. 

─ Bien, he estado estudiando el caso, y he decidido lo siguiente, pero antes de publicar la sentencia, por favor, dejaré que el Fiscal pueda decir las conclusiones del caso, y además, también tendrán la palabra ambas partes ─ nos miró a ambos abogados ─, y por último a la acusada. Pero primero al Fiscal, le doy la palabra entonces ─ anunció el Juez. Como era lógico, debían anunciarse las conclusiones, en las cuáles podríamos descubrir un poco de lo que podía ocurrirle a Lali.

El Juez y el Fiscal casi siempre estaban de acuerdo.

─ Bien ─ comenzó el Fiscal ─, está claro que la señorita Mariana Espósito mató en defensa propia. Hemos estudiado de manera detallada su vida y su caso, y no ha sido nada fácil. Teniendo en cuenta de que ya la habían agredido sexualmente en dos ocasiones, es lógico que en una posible tercera agresión, ella quisiera defenderse de inmediato. Y además, está demostrado que el arma del marido de la señorita estaba rondando por el piso en el momento de la escena del crimen. Hemos estudiado la vida del señor Mariano Martínez también, de la que hemos concluido que ya había tenido agresiones antes.

Abrí mucho los ojos... De eso acabábamos de enterarnos, todos en la sala. No había podido tener acceso a los antecedentes de Mariano Martínez, pero gracias a Dios, el Fiscal si había podido hacerlo.

─ Estudiando un poco, descubrimos que hace unos cuantos años, intentó agredir sexualmente a una adolescente de 14 años, y dos años después a una mujer de 30 años. De ahí que mi conclusión sea que se absuelva a la señorita Mariana Espósito, por asesinar a Mariano Martínez en defensa propia.

─ Pero eso no puede ser, ¿qué pretende? ─ preguntó el abogado de Mariano ─, ¿quiere dejar en la calle a una asesina?

─ Sí, lo asesinó. Pero ha salvado al resto de la ciudadanía de posibles actos de violencia del señor Martínez ─ respondió el Fiscal ─. Y le recuerdo, Mariana Espósito asesinó en defensa propia.

El abogado suspiró y no dijo nada más.

─ ¿Algo que decir o añadir, señor Juan Pedro Lanzani? ─ me preguntó el Juez.

─ Creo que el Fiscal ya lo ha dicho todo. Mi cliente asesinó en defensa propia, y viendo los antecedentes del señor Martínez, y viendo los antecedentes de mi cliente, que por cierto no tiene ninguno, deja bastante claro qué ocurrió.

─ Bien ─ dijo el Juez ─. Tiene la última palabra la acusada, ¿algo que decir señorita Espósito?

Lali se levantó del banco y se puso al lado del micrófono:

─ Eh, bien... Confié durante un largo tiempo en Mariano Martínez, sinceramente me dejé llevar por sus encantos. Ya saben un poco de mi vida, me faltó amor, mucho amor... Me equivoqué, fallé, le fallé a mucha gente, sobretodo a mi esposo. Cuando vi que cada día Mariano era más violento conmigo, decidí cortar con todo esto, pero parecía que él no quería, quería continuar, seguir aprovechándose de mí. Y ahí se volvió loco ─ Lali tragó saliva ─. En parte tengo la culpa, sé que lo hice mal, pero él también lo hizo, mucho peor que yo. A las mujeres hay que tenerlas respeto, y hacer caso a cuando dicen que no. Si decís que "no", no debes seguir adelante. Y cuando una persona no hace caso al "no", y además continúa para hacerte más daño, se merece estar preso.

El Juez asintió con la cabeza. Pidió cinco minutos para decidir y finalmente habló:

─ Mi decisión es... ─ comenzó ─. Absolver a la señorita Mariana Espósito, aunque quedará en libertad vigilada durante 18 meses, y deberá pagar una multa de 2000 pesos durante los próximos 12 meses.

Miré a Lali. Estaba feliz, sonriente. Yo la devolví la sonrisa. Ya estaba salvada.

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