BUENOS AIRES

Buenos Aires ~ 15

Narra Lali:

Justo después de salir del juicio, Peter y yo nos fundimos en un lindo abrazo. Le estaba muy agradecida.

— Enhorabuena — me dijo y sonriendo —. Te lo merecías.

— Gracias, Pero todo esto ha sido gracias a vos. No lo hubiera conseguido sin tu ayuda — yo también le sonreí —. Y además, añadís a tu historial otro juicio ganado, mejoras tu reputación.

Sonrió ganador:

— En verdad, había tenido juicios más complicados que este. Estaba claro que Mariano era una mala persona, ibas a ganar... Y aunque bueno, tengas multas y vigilancia, al menos estás libre.

— Sí, y eso es lo mejor. Te debo una...

— Ya sabés lo que me debes — él tragó saliva —, pero no voy a obligarte a hacer nada que no quieras. Si no querés venir conmigo a Estados Unidos a la conferencia de mi hermano, no hay problema.

Lo miré, sus ojos eran sinceros y transmitían amor. No podía fallarle.

— Punto número uno, lo prometido es deuda. Y punto número dos, te debo una. Si no fuera por vos, estaría en la cárcel.

— Sos libre de decidir, no voy a hacer nada que no quieras, no voy a obligarte a nada... Te acompaño a prisión a recoger tus cosas.

Asentí:

— Gracias.

— De nada — dijo él.

Eso hizo. Me acompañó a prisión a recoger mis cosas. Después fui a la gestión de la prisión. Mi periodo de vigilancia consistiría en sellar una vez al mes en la prisión en la que había estado interna y para salir del país debía pedir una autorización.

— Necesito salir del país en unos días — dije de repente. Peter me miró asombrado, al igual que la funcionaria que me estaba atendiendo.

— ¿A dónde? — me preguntó ella.

— A Estados Unidos — miré a Peter. Lo estaba haciendo, por él.

-...-

Narra Peter:

Aquella noche, decidí llamar a Lali. Cuando le había dicho a la mujer de la prisión lo que pretendía hacer, me había quedado asombrado. Estaba claro que le gustaba, me iba a acompañar, tenía algo que agradecerme. Y yo, de verdad, debía agradecerle a ella el poder venir conmigo a Estados Unidos a la conferencia de mi hermano.

Busqué su celular en mi agenda telefónica y la llamé rápidamente:

— ¿Lali? — pregunté —. Soy Peter.

— Sí, te tengo agrandado, ¿cómo estás? ¿Todo bien? — me preguntó ella.

— Sí, todo bien. Te llamaba básicamente para agradecerte lo de el acompañamiento a Estados Unidos. Es muy amable por tu parte, solo se puede ir con pareja, y bueno, con todo el trabajo que tengo, no suelo estar muy pendiente de la familia. Pero esta conferencia es importante y tenía que estar.

— No te preocupes, ya te dije que tengo algo que agradecerte, y ya sabés... Eso lo necesitas, y a mí no me importa ir a Estados Unidos con vos. Además no conozco el país y me encantaría conocerlo.

Sonreí:

— Me alegro entonces de que puedas acompañarme... Pero, ¿y tu marido?

Lali suspiró:

— Le he pedido el divorcio. Creo que ha sido suficientemente humillante lo de que toda Argentina sepa que tengo un amante, y él se haya convertido en el cornudo del país. Él ha aceptado, y hemos quedado como amigos. Benja siempre ha sido muy buena persona... Lo ha entendido perfectamente y él también prefiere que estemos así.

— Ajá, bueno... Por esa parte está bien que hayan terminado como amigos.

— Sí, fueron muchos años juntos y en verdad le tengo aprecio... Y además, con el tema del juicio se ha portado muy bien conmigo. Por cierto, ¿cuándo sería lo del viaje a los Estados Unidos?

— En una semana, pero mi intención era marcharme unos días antes para estar apoyando a mi hermano y ver a la familia y todo eso... Te presentaré como a una amiga, no te preocupes.

— ¿Tu familia no se tomará a mal el que sea una asesina mediática?

Reí:

— No, tranquila. Todo el mundo dice que hiciste bien en matarlo, he visto las redes. La mayor parte de la gente está de acuerdo con la sentencia del juez.

— Menos mal... Bueno, tengo que irme a dormir que hoy ha sido un día agotador.

— Sí, yo también. Ha sido un día algo duro, pero al menos ha salido todo bien. Te llamaré en cuanto tenga los billetes, un beso.

— ¡Un beso!