Buenos Aires ~ 2

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Narra Eugenia:

Hotel Cicero. 6 de la tarde. En un ratito, tendría otra de mis típicas actuaciones con mi hermana Gimena. Ella era más mayor que yo por 7 años, pero desde siempre habíamos sido bailarinas juntas.

Nuestros padres se habían separado cuando nosotras éramos muy pequeñas. Problemas económicos, discusiones entre ellos... Todo eso había provocado la separación. Aunque no dejaron de hablarse por completo para hacernos un favor. Seguimos viviendo con nuestra madre, y nuestro padre nos visitaba todos los sábados. Él tenía un circo, y le daba mucho trabajo. Esa era otra de las razones por las que mis padres habían decidido separarse, y también, la principal razón por la que nuestro padre apenas podía visitarnos. Pero nos querían, los dos.

Fuimos al colegio y tuvimos una vida más o menos normal. Típica de niñas de nuestra edad, aunque con padres separados. Cuando mi hermana tenía 19 y yo 12, nuestro padre nos empezó a convencer de trabajar con él en el circo para ganar plata extra y así ayudar en la economía familiar. Fue cuando empezamos a bailar, y terminamos siendo conocidas como: "Las hermanitas Suárez Accardi". Todo el mundo amaba vernos bailar.

Cuando cumplí la mayoría de edad, empezamos a frecuentar lugares de prostitutas para bailar. Pero nunca nos acostamos con nadie que no queríamos. A los 20 años me casé con "el amor de mi vida" (lo digo de manera sarcástica): Nicolás Vázquez. No quisimos tener hijos por mi trabajo, puesto que yo quería dedicarles el tiempo necesario, y no tenía mucho disponible.

Mi hermana no se casó. Aunque, descubrí porqué no lo hizo. Y sí, la historia es muy muy tenebrosa. De terror. Así que, debo deciros que cuidado con sus maridos y hermanas solteras.

En diciembre de 2017, teníamos una función en uno de los teatros más famosos de la ciudad. Nos hospedábamos en el Cicero, un hotel muy lujoso. Yo había salido a ensayar, y mi hermana y mi marido se habían quedado en el hotel tomando copas. Yo prácticamente no sospechaba de nada. No sabía que verdaderamente había algo entre ellos dos. Hasta que llegué al Cicero, a las 8 de la tarde. Para vestirme y salir a actuar con mi hermana.

Al entrar en mi suite del Hotel, me quedé completamente petrificada. Y por fin comprendí los regalos caros que mi marido le hacía a mi hermana, y la soltería de mi hermana mayor.

Gimena y Nicolás estaban en la cama, desnudos, practicando una postura sexual, la cuál Nicolás nunca había hecho conmigo. Mi hermana gemía como un animal. Y la cama se movía, y crujía.

Y mi corazón... Y mi cariño por mi hermana y mi marido murieron en ese mismo instante.

— ¿Qué están haciendo? — fue lo único que pregunté. No sabía que más decir, estaba completamente muerta del asco, muerta de pena. Preguntándome todo el rato: ¿Por qué mierda habían hecho eso?

Ellos me miraron y no dijeron nada. Tan solo Nico se separó de Gime y se levantó de la cama.

Y sí. Para mí primero viene el shock, después la locura, y por último, ¿el arrepentimiento? Pero... Esta vez no hubo arrepentimiento. Entré en el cuarto de baño y busqué las tijeras, eran pequeñitas, pero funcionarían perfectamente, ya que estaban afiladas y eran bastante puntiagudas. Salí, con la única defensa de las tijeras y me acerqué a ellos.

— No es lo que parecía — respondió mi hermana.

Hija de puta. "No es lo que parecía". ¿Acaso estaba practicando posturas sexuales para que después Nico las realizará conmigo? Eran dos hijos de puta. Mi propia hermana, acostándose con mi propio marido.

Saqué pues las tijeras de detrás de mi espalda, y con mucha fuerza, se las clavé en el corazón...

Y en verdad, prefiero contarlo resumido, ya que es bastante desagradable. Se lo clavé en el corazón 6 veces, sin que ella se opusiera. Tan solo gritaba, gritaba de dolor. Aunque yo también debería haber gritado de dolor cuando les vi haciendo el amor juntos. Ahora Gimena no debía de quejarse, había traicionado a su propia sangre, a su hermana, a su hermanita del alma querida, a la que tanto amaba, y con la que había pasado por tantas cosas. Debía morir entre terribles sufrimientos.

Nico observaba toda la escena sin hacer nada, creo que también estaba shockeado como yo al principio. Después de terminar con mi hermana, agarré una figura de hierro y fui a por Nico, estampándole la figura de hierro en la cabeza. Murió por el golpe, y también desangrado. 

Me di cuenta entonces, que debía irme a actuar al teatro, ya que no estaba dispuesta a perder todo el dinero que ganaría esa noche. Agarré mis cosas y sin lavarme las manos siquiera, me fui al teatro corriendo.

Al llegar, mi representante me retó por la tardanza, además de preguntarme donde estaba mi a la vez querida y odiada hermana. Tan solo me disculpé y subí corriendo a mi camarín para cambiarme. Salí a hacer mi función estelar, y antes de regresar al camerín para cambiarme y ponerme mi cómoda y normal ropa de calle, la policía me esposó diciendo:

— Es usted la primera sospechosa de la muerte de Gimena Suárez y Nicolás Vázquez.

La primera, pero no la única. Sí, muchas veces la policía era tan sumamente estúpida...

-...-

Narra Lali:

Eugenia Suárez acababa de actuar en el teatro. Como ansiaba ser como ella, famosa, buena bailarina, una artista perfecta. Gracias a Mariano, casi todas las noches, antes de que mi querido marido regresara de su viaje a Rosario, íbamos al teatro.

Al fin, aunque tras muchas horas de pensar y pensar, esa noche de diciembre, por fin había accedido a acostarme con él. Sé que estaba mal, pero también estaba mal llevar una vida tan monótona y aburrida teniendo tan solo 26 años. Y debía cambiarla. Y justo fue la única razón por la que acepté la propuesta de Mariano.

— ¿Vamos? — me preguntó desde atrás.

Lo miré:

— Vamos, ¿pero a dónde?

— A tu casa — respondió él agarrándome de la cintura.

— ¿Vamos a hacer eso en mi casa? — le pregunté tragando saliva.

— Sí, ¿no te importa?

Negué con la cabeza, pero estaba en duda. En duda, de si eso estaba bien o estaba mal.

— Emm... No. Vamos a mi casa.

— Vamos linda — tiró de mi cintura, después la soltó, me agarró de la mano y salimos corriendo del teatro, como dos asesinos que huyen tras realizar un crimen. 

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