Capítulo 8: Su pasión

396 31 2
                                    

Durante algunas noches dormía perfectamente pero otras despertaba con una sensación de debilidad y me sentía triste, esta tristeza me hacía buscar a Alois con más frecuencia, no quería separarmele ni un minuto con el temor imaginario de que algo o alguien nos separaría. Sentía que nuestro romance secreto se volvía aún más dulce y Alois se veía más feliz que antes.

A veces podía sentir entre sueños el roce de una mano que acariciaba mis mejillas, otras veces sentía la presión de unos labios ardientes que me besaban con pasión descendiendo hasta mi garganta haciendo que mis latidos se aceleraran y mi respiración se volvía entrecortada. Era una sensación agradable hasta que los besos se detenían y comenzaba a tener una sensación de ahogo, de asfixia, y luego perdía la consciencia hasta despertar.

Me daba la impresión de haber escuchado conversaciones lejanas durante aquellos sueños y el eco de una voz masculina que me llamaba desde muy lejos. En una ocasión, la voz se volvió clara.

-¡Ciel!- Era la voz de Alois que me agitaba intentando despertarme. En cuanto abrí los ojos note que aún estaba oscuro, debía ser de madrugada.- Parecías tener una pesadilla.

-Si, he tenido una pesadilla pero ya no puedo recordarla.- Le comente, fue entonces cuando decidí cuestionarle una duda.- ¿A veces me besas cuando estoy durmiendo?

-A veces.- Respondió con una sonrisa ladina.

-No lo hagas mientras duermo.- Le pedí, creyendo que quizás mis sueños se veían perturbados por aquellas muestras de amor que me hacía mientras dormía.

-¿Prefieres que lo haga mientras estás despierto?- Me cuestiono con picardía colocándose sobre mí, le sonreí de igual manera.

-Tal vez.- Respondí para luego besarlo, fue un beso largo y lento pero sobre todo lleno del más sincero amor.

Tal vez quería que sus labios me quitaran la sensación que aquella pesadilla me había dejado, nos besamos varias veces y cada vez profundizabamos más el beso, sus dedos comenzaron a buscar los botones de mi camisa y a desabrocharlos para poder deslizar sus manos por mi pecho.

Las palabras no fueron necesarias, solo basto una mirada y ambos supimos lo que deseábamos. Nuestras respiraciones eran entrecortadas, mi corazón latía con fuerza mientras le quitaba la ropa con los dedos temblorosas y en pocos minutos ambos terminamos completamente desnudos.

Sus labios recorrían mi piel haciéndome suspirar de placer, un gemido escapo de mi boca cuando sentí dos de sus dedos adentrarse en mi interior.

-Demonios, duele.- Me queje mientras Alois movía los dedos en mi entrada simulando embestidas.

-El amor siempre duele, querido Ciel.- Me dijo sacando sus dedos y adentrando su miembro en mi lentamente.- Pero también se siente bien.

No podía contradecirlo, el dolor se detuvo y moví las caderas ansioso de más, nos hice cambiar de posición para quedar sobre su miembro y cabalgarlo aumentando la velocidad de las embestidas.

Nos mirábamos a los ojos como una batalla de miradas que ninguno de los dos quería perder, dos tonos distintos de azul mirándose fijamente mientras me movía de arriba a abajo y sus manos sostenían mi cintura. Sus manos bajaron hacia mis caderas y me hizo aumentar la velocidad, no pude evitar cerrar los ojos y gemir de placer abrazándome a su cuello. Alois sonreía extasiado, dirigió sus labios a mi cuello donde me dio suaves besos.

-Eres mío, eres mío, Ciel Phantomhive.- Susurro mientras sus labios rozaban mi piel, me dio una mordida en la garganta y lamió las pequeñas gotas de sangre que escurrieron hacia mi hombro.

-Alois ¡Alois!- Gemí su nombre alcanzando el éxtasis del placer, ambos nos venimos al mismo tiempo y podía sentir su esencia llenar mi interior. Nos besamos con pasión y nos abrazamos recostándonos nuevamente, debí quedarme dormido porque no recuerdo más. 

Desperté antes que él y observe su pacífico rostro dormir, los recuerdos de la noche anterior me hicieron sonrojar pero entonces reaccione.

-Maldición, Alois, despierta.- Le dije mientras me ponía de pie para buscar mi ropa y vestirme, Alois despertó y se estiro perezosamente.- Vístete y ve a tu habitación o alguien se dará cuenta.

-Buenos días, mi amado Ciel.- Me saludo con una sonrisa dulce, casi ignorando mis palabras.

-Buenos días.- Le dije de mala gana con el ceño fruncido mientras le pasaba su ropa.

-¿No me darás un beso antes de irme?- Pregunto Alois con una expresión de extrema tristeza en cuanto nos terminamos de vestir.

-Ven aquí.- Dije tomando su rostro para darle un rápido pero amoroso beso en los labios.- Ahora si puedes irte.

-Bajare más tarde para no levantar sospechas.- Dijo riendo para luego irse felizmente a su habitación.

Tres semanas después, mi padre comenzó a cuestionarme si me encontraba bien porque decía verme más pálido que de costumbre pero yo, tal vez por orgullo o para no preocuparlo, le aseguraba una y otra vez que estaba bien. Y en parte era verdad, no sentía dolor ni me pasaba nada excepto la debilidad que sentía algunos días, quizá unas 3 veces por semana.

Este cansancio que tenía no se relacionaba con lo que Alois y yo hacíamos durante algunas noches, ya que incluso cuando no estábamos juntos y cada uno dormía en su habitación, había días en que seguía sintiéndome débil.

Y claro, las pesadillas: Tenía sueños confusos, los cuales no lograba recordar en lo absoluto pero me dejaban una terrible sensación de miedo y cansancio, como si acabara de realizar un gran esfuerzo o correr un gran riesgo.

En ese entonces no tenía idea de lo que sucedía realmente. O tal vez solo no quería verlo. La realidad podía ser cruel.


N/a: Hola de nuevo, estoy actualizando más seguido esta historia para acelerarla un poco. Al fin llegamos al lemmon 7u7 (y tal vez haya más), en mis fics siempre es como ''Se gustan? Abr cojan'' xD pero en esta historia sentí que no podían ir tan rápido jsjsjs. Nos vemos en la siguiente actualización, gracias por leer, votar y comentar :3

El invitado | Ciel x AloisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora