Capítulo 14: Danse Macabre

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14 de Diciembre de 1772, Estiria, Austria

La mañana llegaba en la mansión Trancy, Alois despertó confundido sin saber si lo de esa noche había sido real.

-Me alegra que despertara, danna-sama*.- Escucho la voz de Claude y se sorprendió al darse cuenta que no había sido un sueño. Alois observo el rostro de su mayordomo, se veía más pálido que hace unos días.

Claude suspiro aliviado al observar con detenimiento a su joven maestro, no se había convertido en uno de ellos. Al menos no por ahora.

-Tengo que irme, no es seguro para usted que continúe a su lado.- Le dijo a Alois que recién se estaba sentando en la cama.

-¿Irte? No Claude, no puedes irte.- Insistía Alois sin entender que estaba pasando, recordó que Claude bebió su sangre. Se preguntaba que ser sobrenatural era su mayordomo y si lo había sido siempre o acababa de convertirse en uno.- No me importa si no eres humano, solo quédate.

-Ni yo mismo sé que soy, solo sé que siento deseo de sangre y eso solo puede venir del diablo.- Expresaba Claude con cierto enojo, su sed era tan intensa que a duras penas podía controlarse y odiaba sentirse de esa forma.- Hannah me ha dicho que somos lo que llaman vampiro.

-¿Viste a Hannah?- Pregunto el joven con ilusión en sus ojos pero luego frunció el ceño analizando las palabras de su mayordomo.- Espera Claude, ¿Hannah también es una vampira?

-Ella fue una víctima al igual que yo.- Aclaro el mayor, acaricio el rostro de su amante con ternura.- Los dos debemos estar lejos de usted, su alteza. Es lo mejor.

-¿Es esta una despedida, Claude? No me dejes, no quiero que lo hagas.- Suplico Alois con los ojos llorosos abrazándose a su traje.- Aun si eres un vampiro, eres my highness.

-Usted no debería de decirle eso a un mayordomo.- Claude lo acuno en sus brazos, luego lo apego más a su cuerpo inclinándose hacia su cuello, sus ojos se volvieron carmesí y sus colmillos sobresalían.- ¿Que acaso no ve cuanto lo deseo? Deseo su sangre y su cuerpo, lo deseo tanto que no podría resistir estar a su lado.

-Entonces no tienes que resistirte.- Insistió Alois. No sentía temor, por el contrario, el aliento sobre su cuello y sus palabras solo lo estaban encendiendo.- Tómame y bebe mi sangre cuando quieras, no me importa. Solo quédate.

Claude negó con la cabeza, su joven amo no entendía lo difícil que era contener la sed para no llegar a matar, el día anterior se había ido con Hannah y se alimentaron sin poder controlarse.

La primera vez que mato a una de sus víctimas se sintió culpable. La segunda fue más fácil. Y la tercera ya no sintió absolutamente nada.

Pero no quería arriesgarse a matar a su amo por la sed, Alois lo amaba demasiado y no se merecía la muerte.

-No sabe lo que está diciendo, danna-sama.- Le dijo mientras repartía besos en su cuello, queriendo hacerlo suyo al menos una última vez.

-¡Claro que lo se! Hannah y tú me dejaron solo, a merced del enfermo de mi padre.- Le grito Alois y lo empujo, se sentía asqueado de solo recordarlo.- Ayer por la tarde aprovecho que estaba solo para acorralarme en el pasillo, me cubrió la boca para que no gritara y me arrastro hasta su habitación para violarme.

Claude pensó con la poca humanidad que le quedaba que su niño ya estaba obligado a convivir con un monstruo todos los días, dejarlo solo y desprotegido junto al maldito de su padre no era lo mejor, tenía que estar a su lado aun si el mismo era malvado.

-Ya es suficiente con que me suela hacer esto por las noches, ahora ni siquiera puedo estar en paz durante el día.- Se siguió quejando su amo con lágrimas bajando por sus mejillas, se abrazó a Claude.- Ustedes me daban un motivo para vivir, ustedes eran mi familia. Tu eres mi familia, Claude, eres mi amado y sin ti prefiero morir.

El invitado | Ciel x AloisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora