Capítulo 10: Preocupación

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Buscamos a Alois en la habitación, Mey Rin tenía la teoría de que Alois aún se encontraba allí pero que se había asustado al escuchar que forzaban la puerta y se había escondido.

También lo creí posible porque Alois era muy asustadizo, siempre temía de que entraran ladrones a atacarlo, así que si escucho el alboroto que hicimos debió pensar que se trataba de ladrones y podía estar escondido preso del miedo. Lo buscamos por todos lados mientras lo llamábamos: Bajo la cama, dentro del armario, en toda la habitación. Sin embargo, no había señal alguna de él.

Yo estaba lleno de ansiedad y miedo, mi corazón latía rápidamente ante el temor de que no saber si mi amado Alois estaba bien. Sin poder evitarlo, un sin fin de teorías invadían mi mente: Pensaba que pudiera haber sido secuestrado y torturado o peor aún, que pudieron haberlo matado.

Decidí intentar calmarme y pensar en posibilidades menos drásticas.

-Tal vez Alois descubrió un pasadizo secreto.- Me sugirió Madame Red acariciando mi cabello con dulzura, sabia lo mucho que me afectaba la situación.- Cuando Vincent compro la mansión, le dijeron que había uno pero nadie sabía dónde estaba la entrada. Lo encontraremos, querido sobrino, no te preocupes.

-Deberían dormir un rato mas.- Nos dijo mi padre.- Nosotros seguiremos buscando.

Ya eran las cuatro de la madrugada, no quería dormir solo así que pase el resto de la noche en la habitación de Madame Red. Solo pude dormir un poco gracias a su compañía, desperté más tranquilo pensando que todo había sido un terrible sueño pero mi temor volvió al darme cuenta que era real: Alois estaba desaparecido.

-¿Tía Ann, crees... que me haya dejado?- Le pregunte un poco dolido y enojado ante esa posibilidad.

-Claro que no, Ciel.- Afirmo Madame Red, aunque no sonaba del todo convencida.- Él te ama, debe haber una causa muy fuerte por la que no esté.

Mi padre, Mey rin y Ran Mao pasaron toda la noche buscándolo, aun así no pudieron hallarlo. Mi padre comenzaba a alarmarse, pensando en que pasaría si volvía su madre y Alois aun no aparecía.

Llego la una de la tarde y se me ocurrió volver a buscar en la habitación de Alois, cuando llegue ahí me quede totalmente impactado: Alois estaba en la habitación, sentado en el tocador mirándose al espejo y parecía nervioso. En un gran impulso de felicidad, corrí hacia él para abrazarlo y besarlo, luego me apresure a tocar la campanilla para que todos vinieran y supieran que ya no había de que preocuparse.

-Mi querido Alois.- Le dije acariciando su rostro, a estas alturas no me importaba que todos estuvieran mirando.- ¿Que te ha pasado? ¿Dónde estabas?

-Es confuso, anoche cerré la puerta y me acosté, dormí perfectamente.- Comenzó a relatar.- Sin embargo, me desperté hace unos momentos sentado en el tocador con la puerta de la habitación abierta, parece que fue forzada.

-Nosotros forzamos la puerta para entrar.- Le aclare.- Estábamos muy preocupados por ti y te llamamos muchas veces.

-Debieron hacer un gran alboroto.- Respondió riendo.- No entiendo como no me he despertado.

Pude distinguir una leve preocupación en su rostro y los ojos de Alois se fijaron en mi padre, que parecía reflexionar el asunto.

-Te has levantado de la cama y has salido de la habitación sin despertarte, con las puertas y ventanas cerradas por dentro.- Le dijo mi padre, Alois asintió.- Tengo una teoría pero necesito preguntarte algo, ¿Eres sonámbulo?

-Lo fui en mi infancia.- Respondió.

-Ya veo, entonces lo que sucedió es simple: Alois es sonámbulo.- Afirmo mi padre con una sonrisa victoriosa.- Abrió la puerta y, en sueños, la cerro por la parte de afuera y se llevó la llave. La mansión es enorme y está llena de escondites, pasadizos y desvanes, así que debió recorrer dormido una parte que no vimos y luego regresar cuando dejamos la habitación.

-Si, tal vez eso fue lo que paso.- Confirmo Alois, yo solo pude asentir aunque no estaba del todo convencido, me quede mirando el rostro de Alois que cada día me parecía más hermoso y sentí como me sonrojaba.

-¿Estas bien, Ciel?- Me pregunto mi padre.- ¿Estas sonrojado? ¿Tienes fiebre?

-N-no no, estoy perfectamente bien.- Respondí nervioso y avergonzado, mi padre me puso una mano en la frente, Alois solo sonreía burlonamente al saber que era la causa de mi sonrojo y le dirigí una mirada molesta.

-Lo he notado pálido estos días.- Añadió Madame Red con expresión preocupada. Y era verdad, llevaba días sintiéndome mal.

-¿Estas bien, querido Ciel?- La sonrisa de Alois había desaparecido de su rostro y ahora parecía triste.- Me siento tan culpable... Te he asustado sin querer.

-No es tu culpa.- Le dije a Alois con una sonrisa y tome sus manos, totalmente feliz de tenerlo conmigo.

A partir de ese día, mi padre ordeno que las sirvientas se turnaran para vigilar la puerta de la habitación de modo que Alois no saliera de ella sin ser visto.

Me sentí muy molesto porque creí que esto significaría el fin de nuestros pasionales encuentros nocturnos, pero no contaba con que Alois se escabulliría por la ventana para venir a mi habitación. 


N/a: Mil disculpas no actualizar, este mes se me fue volando, no puedo creer que ya es Diciembre. Prometo seriamente actualizar mas seguido ;-; Muchas gracias por leer y por sus comentarios :3 

Minis- spoilers: Si, se viene otro lemmon y también pronto se conocerá el pasado de Alois. 

Nos vemos en el proximo cap uwu

El invitado | Ciel x AloisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora