LA BÚSQUEDA DE AZIRAPHALE

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-Tomaste una buena decisión hijo, te agradezco tanto que te hayas alejado de mi ángel y de su hija, después de todo, solo causas problemas a donde quiera que vas. No lo soportaría si algo le pasara a alguno de ellos dos, y menos por culpa tuya

-...

-te dejé el té en la cocina

Dijo cortésmente Gabriel que había visitado a Crowley en el departamento que le había prometido

Lo había visitado para asegurarse de plantarle bien la idea de no regresar con Aziraphale, aunque francamente sólo quería deshacerse de él. Se dirigió a la sala en donde estaba el exdemonio y lo vio destrozado por lo sucedido, hundido en un sofá viendo al horizonte con la mirada desesperanzada y el corazón roto. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y su nariz enrojecida, pero no fue lo suficiente como para conmover 'sinceramente' el frío corazón del arcángel

 Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y su nariz enrojecida, pero no fue lo suficiente como para conmover 'sinceramente' el frío corazón del arcángel

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Lo miró un momento e hizo una mueca de desagrado. Ajustó la solapa de su traje gris y sonó su nariz. Se dirigió al comedor y golpeó dos veces con su dedo medio haciendo aparecer milagrosamente una cantidad considerable de drogas en la mesa, entre ellas botellas de vino con alto grado de alcohol, 6 cajas de cigarros, anfetaminas, cocaína, jeringas entre otros tantos productos nocivos para su salud

 Se dirigió al comedor y golpeó dos veces con su dedo medio haciendo aparecer milagrosamente una cantidad considerable de drogas en la mesa, entre ellas botellas de vino con alto grado de alcohol, 6 cajas de cigarros, anfetaminas, cocaína, jeringa...

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-¿qué es eso?

-créeme que te ayudarán a estar mejor, te ayudarán a olvidar todo

-per...

-me tengo que ir (se acercó a Crowley y acarició su cabello) sé que harás lo correcto para mis dos ángeles, es para tu bien y el de ellos (desapareciendo en el acto)

Mientras tanto al otro extremo de Soho, Aziraphale estaba en su habitación acostado abrazando el saco negro que Crowley acostumbraba usar. Sus lágrimas corrían por sus mejillas empapando su almohada. Él aún no entendía por qué lo había abandonado, solo quería pensar en que tarde o temprano él regresaría, pero en esos momentos le dolía más el aborto repentino de su propio hijo, él anhelaba poder cargarlo y acariciarlo; todos los días se preguntaba si sería un niño para que jugara con su hermana, porque al parecer a ambos les encantaba dar pataditas a todo mundo, o quizá una niña para vestirla con coquetos vestiditos y calcetitas con moñitos que se esforzaría en quitar como lo hacía Kristi solo para molestar a Crowley. Quería volver a sentir una vez más sus tiernas pataditas en el vientre de su madre, escuchar a Crowley quejándose de su apariencia, de cómo quedaría de "gorda" después de aliviarse, o verla desnudarse frente al espejo solo para ver sus estrías y su celulitis. Ella no entendía que para los ojos de su ángel era perfecta, y que todas esas marcas eran una hermosa señal de que ella había sido bendecida trayendo una personita al mundo

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