KRISTELL Y EL PAVO

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-apresúrate cariño, ya están a punto de llegar

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-apresúrate cariño, ya están a punto de llegar

-ya casi Ángel, es solo que no encuentro el gorro de la niña

-abróchale bien el trajecito, mira, se le va a safar el guante

-en eso estoy Aziraphale ¿ya está listo el pavo amor?

-ya, ¿puedes poner la mesa cariño?

-sí Ángel, ¡hija, POR AMOR A SATÁN, déjate los guantes! No te los quites princesa (mientras la baja con cuidado en su cuna)

Ambos estaban vueltos locos preparando los últimos detalles antes de que sus invitados llegaran. Crowley intentando poner la mesa al mismo tiempo que miraba a lo lejos que la bebé no se volviera a quitar su trajecito de Santa Claus

Aziraphale tenía alrededor de su cintura un mandil en el que se podía leer "yo cocino pero si tú pones el postre". Estaba terminando de condimentar la crema de calabaza y las coles de brúcelas para acompañar el plato principal

-mmm amor, ¿qué huele tan delicioso? ¿puedo probar? (mientras pincha con un tenedor la pierna del pavo provocando que lo golpeara en la mano con el trapo que tenía en su hombro)

-¡No te lo comas demonio! ¡Mira lo que hiciste! Ahora se ve horrible y llevo toda la tarde preparándolo... bueno, aunque lo que importa no es como luzca, sino como sepa (mientras le guiñe el ojo y toca su pecho en forma de coqueteo, a la vez que movía sus caderas)

-¿por qué guiñes Ángel? ¿te cayó basura en el ojo?

-ay, olvídalo cielo

-bueno, voy a ver a la bebé que lo más probable es que ya se haya quitado un calcetín (le da un beso en la frente a Aziraphale y a sus espaldas le roba tres brócolis del plato)

-¡Crowley! demonio traidor, a ti ni siquiera te gustan las verduras

-caro que sí, de pronto me empezaron a gustar

Aziraphale quedó sorprendido que lo hiciera, Crowley era como un niño pequeño que le tenían que rogar para que comiera sus vegetales y que ¿de repente le gusten? Si es de sorprenderse

Crowley terminó de poner la mesa y cargó a la niña, envolviéndola con una gruesa cobija con la imagen de Chewbaca. Volvió a ponerle su gorro y sus guantes que Kristell tanto se había esforzado por quitarse, haciéndola que hiciera un pequeño puchero por frustrar su plan de liberarse de ese incomodo traje rojo

Tocaron a su puerta y Aziraphale limpió sus manos para ir a recibir a sus invitados junto con su familia

-¡madame Tracy, coronel Shadwell, que gusto que vinieron a acompañarnos!

Se acercó para saludarlos con un apretón de manos y con un beso, de igual manera Crowley le estiró la mano a Tracy cuando ella se balanceó rápidamente para ver a la niña

El Plan Inefable 🍎🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora