EL BANQUETE

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-¡¡AZIRAPHALEE!!

-...

-¡¡AZIRAPHALE!!

-...

-¡¡AZIRAPHALE!!

-...

-¿En dónde te metiste angelito? (Preguntaba Crawley para sí mismo mientras pateaba una piedra en su camino en busca de su nuevo amigo)

-¿hola pequeño? ¿te perdiste?

Crawley se asustó mucho al ver el que le preguntaba era un ángel muy diferente a los que había visto. Un ángel con sus ropas negras y sus alas del mismo color

-¿eee? Aaah, no, yo solo buscaba a mi amigo Aziraphale

-¿Aziraphale? ¿pero tú eres Aziraphale no?

-no señor, mi nombre es Crawley

-¿Crawley? Nunca había escuchado ese nombre, mmm... ¿seguro que eres un ángel? (Mientras acariciaba su mentón para tratar de entender lo que estaba sucediendo)

-¿...? Por su puesto que soy un ángel (con la mirada baja para ocultar su mentira), el más chiquito

-... ¿no se supone que Aziraphale es el ángel más pequeño?

-no señor, él es un año mayor que yo. Él tiene 6000 años, yo apenas tengo 5999 (le enseña su manita extendida para indicar un cinco)

-yo pensé que sólo había un niño en todo el Edén... bueno... ¡COMO SEA! ¡VEN HIJO! TE INVITO A NUESTRO BANQUETE

-¿a su qué?

-banquete Crawley, hoy es el día en el que Dios y Satán festejan su aniversario... bueno antes de que el Amo cayera... y él está muy contento y nos ha invitado a comer, pero viendo la hora y que no estás en el banquete del Cielo puedes venir a comer con nosotros

-(Crawley da un paso atrás en desconfianza) ¿ustedes son demonios?

-sí, ¿por? (se acerca al niño y le toma su brazo para jalarlo sutilmente), ven con nosotros, te va a encantar la comida

Crawley y el extraño demonio atravesaron el Edén para ir a un lugar oscuro en medio del bosque. El pequeño Crawley apenas podía seguirle el paso al alto demonio, sus pernitas estaban muy chiquitas para poder alcanzarlo y se le dificultaba más porque constantemente volteaba a su alrededor para ver si de milagro veía a su mejor amigo, y por otra parte para ver por donde iba; ese lugar jamás lo había visitado, era como una especie de pantano, con arboles muy altos e higueras colgando de ellos, la luz del sol casi no iluminaba el camino y el lugar estaba plagado por serpientes, ranas y bichos voladores como zancudos y moscas

 El pequeño Crawley apenas podía seguirle el paso al alto demonio, sus pernitas estaban muy chiquitas para poder alcanzarlo y se le dificultaba más porque constantemente volteaba a su alrededor para ver si de milagro veía a su mejor amigo, y por o...

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-aquí es Crawley, no te asustes si nos comportamos un poco indecentes para tu edad, jamás hemos tenido un niño con nosotros, y al único que sabíamos que existía era ¿cómo se llama?

El Plan Inefable 🍎🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora