Capitulo Tres

620 70 13
                                    

<<Hongjoong>>

La pregunta de mi hermano me sorprende como tensa a partes iguales.

Se perfectamente lo que Mingi siente y desde luego no es ni un mínimo de lo que yo siento por él. Song Mingi es orgulloso y si siente algo por alguien es desde luego por si mismo.

— Dudo mucho que tu amigo, ese alfa, sienta algo por mi —vuelvo a cubrirme hasta la cabeza.

Tapándome hasta arriba le doy la espalda a Yunho, cerrando los ojos, ignorándole, manteniéndome así, sintiendo mi cuerpo cada vez más caliente, mi celo llegando con más fuerza, doliéndome todo el cuerpo, sobre todo en la zona más baja, lubricándose demasiado mi entrada, la cual no recibirá visita alguna por ser un negado para el único a quien se lo permitiría.

El mismo que me besó en la entrada del instituto, dejándome con las ganas, torturándome una vez más con ese juego que se trae, manipulándome a placer.

Si algo no soporto en alguien como Song Mingi es el hecho de que se crea que por ser alfa, alto, guapo, fuerte, el deseo de todos los y las omegas del instituto tenga el derecho de jugar a su antojo, como ha hecho conmigo, torturándome psicológicamente, teniendo la desgracia de sentir mis ojos empañándose, mis mejillas empapándose por esas lágrimas que caen silenciosas, temblando mi caliente cuerpo, adheriendose la tela de mi ropa en mi piel, odiándome a mi mismo por mi condición, a mi hermano por ser su amigo, durmiéndome con la sensación de odio a ese estúpido y guapo alfa del que por desgracia estoy enamorado, calmando un poco a mi lobo interior, a mi cuerpo entero aunque esto último sea más difícil por el deseo de aparearme que crece en mi interior.

Camino de vuelta a casa después de hacer un recado que mama me ha pedido. Cogiendo bien las bolsas, sintiendo un pequeño dolor ya en mis dedos por la presión de todas ellas, me detengo un momento, tensándome al sentir dos manos sobre mi cintura, girándome rápido.

Mi.. Mingi —me aparto un poco —¿qué es lo que quieres?

Hueles muy bien Hongjoong —de nuevo se acerca —permiteme ayudarte.

Niego rápidamente, dándole la espalda, continuando con mi camino, apretando el paso, andando más rápido hasta casi llegar a casa, sintiéndole detrás mio todo el tiempo, entrando rápidamente en la seguridad de mi hogar, cerrando con el pie la puerta, yendo a la cocina donde dejo las bolsas, apoyándome en la encimera.

¿Hasta cuando vas a evitarme? —su aliento choca contra mi cuello —me deseas tanto como yo a ti.

No es cierto —intento apartarme pero su brazo me detiene, sosteniendo mi cuerpo contra el suyo —su..suéltame Mingi. No quiero nada contigo. Eres un egoísta y cruel.

Por eso estás tan húmedo —embiste contra mi cuerpo.

Un gemido escapa de entre mis labios cuando lo vuelve ha hacer, sintiendo su erección presionando bajo sus pantalones contra mi cuerpo, más específicamente mi trasero, ese punto en concreto demasiado lubricado, preparado para recibirle por mucho que me intente resistir, cayendo cuando sus labios presionan los míos, intensificándolo rápidamente.

Sus manos moviéndose por mi cuerpo, quitándome mi camiseta, sintiendo su piel caliente pegada a mi espalda cuando se deshace de la suya, volviendo a besarme. Las grandes manos del alfa acarician mi vientre caliente, bajando lentamente, colando una de ellas dentro de mi pantalón, de mi ropa interior incluso, acariciando mi miembro erecto gimiendo cuando presiona, con movimientos suaves, lentos que poco a poco aumentan de ritmo. Con su otra mano, cuando estoy por perder mis fuerzas, de llegar al orgasmo, baja mi ropa, la suya, escuchándolas caer al suelo.

No es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora