Capitulo Nueve

498 49 10
                                    

<<Mingi>>

Todo el día en el instituto lleno de exámenes no hacen que deje de pensar en las palabras de Hongjoong, esas en las cuales lleva la razón porque somos menores y sus padres o los míos, los cuales están demasiado ausentes, no nos permitirán vivir juntos aunque estoy seguro de que podremos encontrar una solución mientras podamos seguir juntos sin aún establecernos en una misma vivienda hasta que seamos los dos mayores de edad, lo cual supone solo esperar unos meses más.

— He estado pensando algo —el peso de Hongjoong cae sobre mis piernas —ya que tu básicamente te pasas el día solo en casa ¿por qué no hablo con mis padres, les conoces y me mudo a vivir contigo? No vives tan lejos de mi casa la verdad y Yeosang me apoya con eso.

— ¿No te has olvidado de algo? —niega, completamente seguro —he ido a marcar al omega menos cariñoso y más despistado.

— Solo por eso he cambiado de opinión y ya no quiero vivir contigo.

Abrazo su delgada cintura cuando le veo las intenciones de levantarse, deteniéndole, acercándole a mi ignorando que sus amigos estén presentes uniendo nuestros labios, moviéndolos al mismo ritmo. Sus manos cubriendo mi cuello sin fuerza, sus labios cediéndole el paso a mi lengua, uniéndose a la suya, haciendo la unión, el beso las intenso, sosteniendo mejor su cuerpo sobre el mio impidiendo que se aleje, que rompa la unión, gruñendo cuando sus labios se separan de los míos con un chasquido.

— Parecía que te lo ibas a comer Song —miro al omega que me mordió —vale que lo has marcado y ahora sois el uno del otro pero deja algo de Hongjoong para su mejor amigo.

— ¿El que no duda en morderme? —Hongjoong cubre mi boca con su pequeña mano.

— Parar los dos. Yeosang no te preocupes porque nada cambiará en nuestra amistad y tu —me mira, apartando la mano —di otra vez que no soy cariñoso y que soy un despistado y buscaré a otro.

— Como que voy a dejar a otro alfa acercarse a mi omega precioso, dulce y perfecto —dejo un pequeño beso sobre su marca, la cual le une de por vida a mi —me encantará ayudarte a llevar todas tus cosas a la casa de mis padres y vivir contigo.

Sus labios y los míos vuelven a conectarse, escuchando las quejas de los dos mejores amigos de mi precioso omega, quedándonos solos. Tomándole bien entre mis brazos, sobre mis piernas, hago más profundo el beso, deslizando mis labios por su barbilla, su cuello, sobre la marca, bajando hasta el limite de su camiseta que estoy deseando sobrepasar teniendo que aguantarme por el lugar donde nos encontramos.

— Ya hemos acabado los exámenes —miro sus brillantes ojos —vamos a casa y hablamos con mis padres sobre lo nuestro.

Las preguntas ¿ahora? o ¿por qué no más tarde? pasan por mi cabeza sin poder decirlas siquiera cuando Hongjoong ya está de pie, al igual que yo, cada uno cargando con nuestras pertenencias, saliendo del instituto a tal velocidad que me entra la curiosidad por saber como el omega al que intento seguir el ritmo es tan enérgico y yo todo lo contrario.

Llegamos después de unos veinte minutos, teniendo que tomar una de las lineas de autobús que para cerca de su casa. Ahora, parados en el sofá donde Hongjoong me ha hecho sentarme, tomando asiento a mi lado, con su mano enlazada a la mia y sus padre y hermano, mi amigo además, sentados frente a nosotros en otro sofá, no puedo evitar sentirme nervioso, más cuando mi novio, mi omega, mi todo está por soltar esas palabras que pueden llevar a una aceptación de nuestra relación y unión o a tener que huir y bien lejos.

— Hijo ¿puedes decir ya lo que ocurre para que estemos aquí sentados? —miro al hombre, al padre de Hongjoong —¿no habrás suspendido?

— No es eso papa —afianza mejor nuestras manos —he encontrado y me he unido a mi alfa para siempre.

El silencio se instala en la sala donde nos encontramos como los nervios aumentan hasta llegar a mi corazón, el cual late con tanta fuerza que parece que se marchará en cualquier momento.

— ¿Has marcado a mi hermano? —ambos miramos a Yunho —solo tiene diecisiete años Mingi y tu también. Es un niño aún.

— Yunho —Hongjoong mira a su hermano mayor —no me ha marcado en contra de mi voluntad. Yo también lo quería. ¿Por qué estás oponiéndote a ello si eres el primer interesado en unirme a Mingi? Quien por cierto es tu mejor amigo. Tu marcaste a Jongho cuando apenas llevabais poco tiempo saliendo ¿o me equivoco? Además no soy un niño. No es que vayamos a tener un hijo ahora mismo pero la unión es permanente y ni Mingi ni yo haremos nada absolutamente para deje de ser así. No me interesa ningún otro alfa, ni a él otro omega ni tengo pensado romper nuestra relación. Le quiero y Mingi me quiere a mi. Mama, papa por favor darnos vuestra aprobación.

— Tu madre tenia un alfa para ti hijo —ambos negamos sincronizados, recordando a ese estúpido alfa que ya debe haber sido devorado por los gusanos —pero si este chico es tu elección y viendo que ya no hay forma de separaros lo aceptamos. Los tres.

La mujer, mi.. ¿suegra? asiente con firmeza, con seguridad. Nuestra atención vuelve a Yunho quien resopla, suspira, cambia el cruce de sus piernas, se acomoda de una forma o de otra sobre el sofá donde está sentado, señalándome con firmeza.

— Como le hagas daño me da igual la unión que haya entre los dos porque sabrás quien soy yo —me acerco, abrazando con fuerza a mi mejor amigo —¿dónde vais a vivir si aún sois menores de edad?

— En mi casa —vuelvo a sentarme —más bien la de mis padres que casi nunca están.

— De eso nada —de nuevo pongo mi atención en la mujer —ahora que Yunho ya no vive en esta casa y si con su pareja puedes quedarte a vivir aquí pero con una condición.

— ¡Mama no!

— Callate hijo o lo siento pero se marcha —advierte —Nada de darme nietos al menos hasta que os graduéis y tengáis un trabajo, al menos tu Mingi porque mi hijo cuando esté en estado no podrá trabajar —asiento, aceptando esa condición —y no queremos ver muestras de afecto en los lugares públicos de la casa como son la cocina, el salón y el baño. En su día se lo prohibimos a Yunho y esta vez no será distinto.

— No te preocupes mama. Sabremos controlarnos —ambos nos levantamos del sofá —ayudaré a Mingi a traer sus cosas a casa. ¿Te parece bien amor?

— Me parece bien.

Despidiéndonos hasta dentro de un rato salimos tanto del salón como de la casa, sintiéndome ahora algo más tranquilo ya que han aceptado lo nuestro sin problemas, y con condiciones, dirigiéndonos a la casa de mis padres, a quienes no se como contaré todo lo que está sucediendo, no teniendo que preocuparme ahora por ello porque evidentemente no están, como compruebo una vez más cuando entramos en la casa, en mi habitación, empezando a llenar las únicas maletas que encuentro con mi ropa, cargando en una bolsa de mano lo que me quiero llevar aparte de mi ropa, saliendo una hora después, despidiéndome de mi viejo hogar, dándole en el regreso la bienvenida al nuevo en el momento que cruzamos el umbral, ahora siendo mucho más oficial la unión entre omega y alfa, entre Hongjoong y yo, instalando cada una de mis cosas en su vestidor, en su habitación, acomodándome en la cómoda y calida cama de mi novio, manteniendo su pequeño y delicado cuerpo entre mis brazos.

No es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora