Capitulo Veinte

246 31 4
                                    

<<Hongjoong>>

Estiro los brazos y mi cuerpo como puedo sobre la mesa de la cocina intentando coger el plato con carne que Mingi ha dejado algo lejos para alcanzarlo con facilidad. Cada movimiento se hace más difícil, aunque sea algo tan estúpido como alcanzar a coger algo sin tener que levantarme. Incluso tener que levantarme es algo costoso para mi ahora mismo, más porque los tres bebes que crecen en mi interior no paran quietos.

— No veo aún el día en que nazcáis ya —me siento, dejando el plato a mi lado —cada vez me cansáis y limitáis más físicamente.

Llevándome un pedazo de carne a la boca suelto un suspiro, apoyándome en una mano, cerrando los ojos cuando ese olor tan característico, tan de Mingi llega a mi, sonriendo nada más verle agachado a mi lado.

— Honie —me acerco, dejando un beso en sus labios —ya lo sabes ¿no?

— Seria muy mal omega si no reconociese hasta el más mínimo detalle de mi alfa —me abrazo a su cuello —y nuestros tres hijos lo saben al parecer también porque no paran de moverse. Cada vez es más intenso y duele.

— Deberías terminar de comer y dormir un poco Honie —niego, rozando mis labios contra los suyos —no está bien lo que pretendes.

— Se te hará insoportable si te contienes estos dos días..

Besando de nuevo sus labios me aferro mejor, como puedo más bien, a su cuerpo poniéndome en pie, siguiendo sus pasos fuera de la cocina, adentrándonos de la misma forma en nuestra habitación.

— ¿Estás seguro? —asiento con total seguridad.

Ya desnudos los dos me siento sobre sus piernas, besando de nuevo a mi alfa sentado sobre nuestra cama. Sus manos sosteniendo mis caderas me ayudan en el momento en que le siento por completo unido a mi, moviéndome de forma lenta.

Los movimientos de mis caderas, algo difícil pero soy capaz de hacerlo, nuestros cuerpos unidos y el sonido de nuestros gemidos entre beso y beso son lo que se escucha en nuestra habitación. La presión en mi barriga se vuelve más calmada con cada embestida, sintiendo cada vez más apretado a Mingi en mi interior, formándose esa perfecta unión una vez más aún haciendo mucho de la última vez.

Con cuidado cayendo sobre el colchón tumbados vuelve a penetrarme, esta vez pegando mi espalda a su pecho, sintiéndole más profundo en mi interior, el placer invadiendo cada vez más todo mi ser, llegando casi al orgasmo.

Besándonos de nuevo empiezo a sentir una sensación completamente diferente. El dolor, y no por tener a Mingi penetrándome cada vez con más fuerza o el orgasmo atacando mi organismo, mi cuerpo, todo mi ser, se hace más fuerte apretando las manos en mi barriga, en la cama nada más siento el vacio cuando mi novio rompe la unión de nuestros cuerpos mirándome con evidente y acertada preocupación.

— ¿Qué ocurre Honie? —cierro los ojos, sintiendo sus manos en mi rostro —estás ardiendo.

— Los bebes.. creo que ya quieren nacer.. —un grito escapa de entre mis labios —duele..

— Iré a buscar ayuda.

Apretando más las manos cuando siento de nuevo dolor le veo vestirse lo más rápido posible, acercándose a mi, ayudándome casi sin darme cuenta a ponerme un pantalón.

Un nuevo gruñido escapa de entre mis labios, ahora solo en la habitación.

El tiempo quizá pasará rápido o tal vez lento pero casi no me doy cuenta de ello, sintiéndome cada vez peor, más incluso cuando Mingi vuelve pero no en compañía de algún sanitario que me lleve en ambulancia al hospital sino por un hombre que no conozco, tensándome en el momento en que se arrodilla sobre la cama, palpando con total libertad mi enorme barriga.

— No os da tiempo de llegar al hospital si queréis tener a vuestros bebes sanos y vivos —miro al hombre y a Mingi.

Mis ojos no tardan en humedecerse, cayendo lágrimas por mi rostro sin parar ante el sentido de esas palabras, comprendiendo que a nuestros tres hijos les podría pasar algo malo si tardamos más.

— Soy médico y por suerte tengo lo necesario conmigo —habla directamente con Mingi —necesito que traigas toallas necesarias. Del resto me ocupo yo.

Como un visto y no visto Mingi desaparece dejándome con el hombre que dice ser medico a solas.

— Puedes confiar en mi —ahora si me mira a mi —¿cómo te llamas?

— Hongjoong.

— Muy bien, Hongjoong vamos a sacar a tus hijos sanos ¿de acuerdo?

Asiento despacio, sin fuerzas ya a penas. Algo frio roza de pronto mi piel, cubriendo casi toda mi barriga como alcanzo a ver. El hombre frente a mi trabaja sin hablar, concentrado unicamente en la labor de salvar a mis tres hijos, en sacarlos con vida.

La tensión vuelve a mi cuando una especie de aguja aparece en mi campo de visión, casi desmayándome cuando la acerca a mi mano donde ahora está atravesando mi piel sin haber sentido apenas el dolor.

— No notarás dolor con esto.

Lo miro, sintiéndome cada vez menos dolorido, más tranquilo, a penas viendo a Mingi entrar con una montaña de toallas que debe dejar donde el doctor le indica. No es mucho más lo que siento, aparte de movimiento a mi alrededor, algo frio tocando mi barriga. Un pinchazo, leve, es lo siguiente que noto como si me estuviesen apuñalando.

La sensación de mareo vuelve a mi, aún con lágrimas manchando mi cara, perdiéndome poco a poco en mi mismo, intentando mantenerme despierto el máximo de tiempo posible, no lográndolo cayendo en manos de un profundo sueño.


— Honie —sonrío, viendo a Mingi a mi lado —por fin te despiertas mi amor.

Sus labios sobre los míos me hacen ver más real que estoy despierto y no en un sueño. Su mano acariciando mi mejilla, sus labios dejando un beso en mi frente, permitiéndome ver a nuestro alrededor.

— Esta no es nuestra habitación —miro las paredes blancas y a Mingi —¿dónde estamos?

— En el hospital. La ambulancia llego poco después de nacer nuestro tercer hijo —intento incorporarme pero me detiene —no puedes moverte Honie. Podrían abrirse los puntos.

Me quedo echado sobre la cama, sintiendo de nuevo las ganas de llorar.

— ¿Dónde están? ¿Dónde están nuestros hijos Mingi?

— Están en cuidados especiales —me dice sin dejar de acariciar de forma tranquila me mejilla —han nacido antes de tiempo y aunque están sanos era la mejor opción para su seguridad y salud. Podremos ir a verles cuando venga el doctor y compruebe que tu estás en condiciones.

Me abrazo como puedo a su cuerpo, sintiéndome algo adormilado aún por la anestesia, dejando las lágrimas aun libres cayendo, pensando unicamente en mis tres bebes, esos tres pequeños que aún no he podido conocer deseando unicamente que Hana esté bien, Jung Baek también y..

— Mingi.. nuestro bebe que nunca nos dejo saber si es niño o niña ¿qué es?

No es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora