Capitulo Veintiséis

177 20 4
                                    

<<Hongjoong>>

— No me puedo creer que hoy sea el día en que mi hermano mayor se case —termino de vestir a Hana —Yunho casado.. me había hecho a la idea pero aún me cuesta un poco asimilarlo.

— Tus tienes tres hijos y tu hermano mayor va a pasar por el altar —miro a Mingi quien viste a Jung Baek —Yunho también sentiría algo parecido cuando se enteró que iba a tener tres sobrinos. Te recuerdo que vino furioso porque no se lo dijimos nosotros y se entero por terceros.

— Fue un fallo mio —miro a mi pequeña, sonriendo ante su preciosa sonrisa —pero está más que encantado con sus preciosos sobrinos. Hana ha heredado tu sonrisa.

— Jung Baek es tan terco como tu —frunzo el ceño mirando a mi novio.

— Yo te hago un cumplido y tu vas y me llamas terco. Y a tu hijo también —cojo a Hana saliendo del cuarto de baño —este alfa estúpido sabe como estropear algo que iba bien.

Con cuidado dejo a Hana en su cuna junto a mi cama, no la fija en su habitación junto a sus hermanos, cubriéndola con una mantita hasta que nos vayamos.

— Eres mi precioso y perfecto omega Honie —me tenso por un momento bajo el roce de sus labios en mi cuello —y estoy profundamente enamorado de ti, de tu forma de ser, de todo lo que va contigo y te hace ser especial y único incluyendo tu terquedad.

— No me llames ter..

Sus labios sobre los míos me impiden seguir hablando, más cuando mi espalda aterriza en nuestra cama y su cuerpo sobre el mio, ahogando un gemido cuando sus labios presionan la marca de mi cuello.

— ¿Dónde está Jung Baek?

— En su cuna —tira la camiseta de mi pijama —no te preocupes que ellos están bien.

Asiento despacio, aceptando sus labios sobre los míos una vez más, no pensando en nada más que en sus cálidos besos atacando los míos de forma intensa, calentando mi cuerpo ahora desnudo al igual que el suyo, deteniéndole cuando su miembro roza mi húmeda y dilatada entrada preparada para aceptarle.

— Ponte uno —señalo el primer cajón de su mesita de noche —no quiero más hijos Mingi.

Alargando su brazo hasta ese cajón le veo sacar uno de esos paquetitos que abre con los dientes. Siguiendo cada uno de los movimientos de sus manos casi no me doy cuenta de cuando vuelve a rozar mi entrada, apretando las manos en sus hombros, sintiéndome incomodo, molesto, notando el dolor despertando según va penetrándome hasta quedar completamente unidos.

— ¿Estás bien? —asiento, besándole en los labios.

Los movimientos en sus caderas no tardan en hacerse presentes, gimiendo con cada embestida. Su lengua traspasando mis labios se une a la mia en un cálido pero intenso baile en mi boca, apretando más mis dedos en su espalda, respirando profundamente cuando ese olor tan conocido inunda mis fosas nasales, empujándole más profundo en mi interior, gimiendo cuando toca ese punto en mi interior que me vuelve loco, que me lleva al más intenso orgasmo, abrazándome mejor si es posible a su cuerpo, temblando, notando como se aprieta en mi interior aún con sus labios unidos a los míos.

— ¿De verdad estás enamorado de mi?

— Profundamente —sonrío, escondiéndome en su pecho ahora sobre su cuerpo.

Aún unidos deslizo mis labios por su cuello, besando cada rincón del cuerpo de mi novio hasta donde nuestra unión física me permite, gimiendo cuando el vacio se hace presente en la parte baja de mi cuerpo, viendo el intento de apartarse de debajo de mi cuerpo, reteniéndole, acoplándome mejor a su cuerpo sudoroso, fuerte, caliente, precioso, tentador, con ese delicioso olor a lluvia incitándome a unirme a mi alfa una y mil veces más.

No es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora