Capitulo Treinta y uno

143 17 9
                                    

<<Hongjoong>>

4 meses después

Los trillizos ya tienen siete meses de vida y Mingi y yo hace cuatro que nos comprometimos. Mi madre está aún encargada de los preparativos de nuestra boda, para la cual solo quedan tres días y cada día que pasa estoy más nervioso porque llegue el día en el que tanto Mingi como yo pasemos a estar casados con tan solo dieciocho años y nuestros tres hijos de testigos.

— ¿No estás feliz porque al fin nos vayamos a casar? —miro a Mingi sentándome en el suelo con nuestros hijos que hacen todos sus esfuerzos por gatear sin cansarse enseguida —se que somos aún jóvenes pero será el mejor día de nuestra vida después de tener a nuestros tres angelitos.

— Estoy feliz por casarme contigo pero me da miedo dejarles una semana entera —siento a Hyo Suk en mi pierna —son muy pequeños, mis preciosos bebes y no puedo estar un segundo sin ellos.

— No les pasará nada cariño —su mano moviéndose con calma por mi espalda me hace sonreír —tu madre cuidará bien de nuestros hijos y serán solo cinco días. Hablaremos con ellos para saber que están bien nuestros ángeles pero no vas a preocuparte en nuestra luna de miel más que de disfrutar.

Asiento despacio porque no le falta razón y sigo jugando con mis hijos, ayudando a Hana a mantenerse sobre sus manitas y piernas cuando consigue moverse varios pasos, soltando esa risita tan adorable que la caracteriza cuando Mingi la coge entre sus manos con cuidado, besando sus regordetas mejillas de bebe.


Empujando la silla con los trillizos entretenidos en lo suyo o mirando a los alrededores entro junto a mi madre en una tienda donde los trajes gobiernan sobre todo el espacio, sintiéndome algo mareado por tanto que decidir, afortunado por ya tener mi madre una opción escogida como puedo ver cuando un hombre se nos acerca apestando a alfa incluso a la distancia, provocándome unas repentinas nauseas cuando su mano roza mi brazo que me obliga a apartarme antes de que acabe echando de mi estomago la comida que hace una hora he disfrutado con mi novio, no siendo lo único que hemos compartido mientras nuestros hijos dormían.

— Pruébate el traje hijo —lo cojo de manos de mi madre.

Entrando al probador me siento algo más aliviado, pero no lo suficiente. Dejándolo con cuidado a un lado me quito mi ropa que cuelgo de un pequeño perchero que encuentro a un lado en la misma pared. Mirándome en el espejo no puedo ver más que las marcas en mi cuerpo, no las que Mingi ha hecho sino las causadas por el embarazo que aún no se van, acariciándolas con suavidad, sintiéndome algo inquieto por lo feas que son, por la idea de que mi novio las tenga que ver..

Dejando de mirarlas y acariciarlas empiezo a vestirme con el traje, abrochando los botones de la camisa blanca, cerrando el botón del pantalón que me queda algo largo, saliendo cuando la chaqueta tiene ya su último botón unido a su cierre y los zapatos aprietan mis pies claramente porque son algo nuevo y no estoy acostumbrado.

— Te queda un poco largo pero eso lo podré arreglar —miro a mi madre —el resto te queda bien ¿verdad?

— Si, mama aunque es raro ir con este traje —lo señalo —es incomodo.

— Lo verás mejor cuando quede a tu medida —me lleva hasta el probador —cambiate hijo. Tenemos que ir a por la ropa de mis preciosos nietos.

Obedeciendo como siempre entro en el probador, quitándome el incomodo traje, saliendo cuando llevo de nuevo mi ropa puesta dándole lo demás a mi madre quien es la única satisfecha con ello, saliendo de la tienda que apesta a ese hombre, sentándome en un banco cercano con mis hijos dormidos en sus sillas, marcando el número de Mingi, guardándolo sin llamar cuando mi madre aparece obligándome a ponerme en pie, a seguirla hasta una tienda para bebes donde saca ropas hasta estar de acuerdo con lo que llevarán mis hijos, negándome, escogiendo yo lo que quiero que lleven ya que soy el padre y sus elecciones son feas para que mis hijos vistan el día de mi boda.


— Odio ir de compras con mi madre —entro en casa irritado, cerrando sin dar un portazo aunque quiera —no se como será la organización que ha hecho de lo demás de nuestra boda pero el traje es horrible y ese señor apestaba y ha sido insoportable. Acuesta a los niños, me voy a dar un baño muy largo.

Sin detenerme a escuchar a Mingi voy hacia el baño, cerrando sin echar el seguro y me desnudo, metiéndome en la bañera directamente, cerrando los ojos, intentando dejar mis pensamientos molestos a un lado, relajándome poco a poco incluso en el momento en que siento sus manos en mi cintura y su cuerpo desnudo atrayendo el mio, sentándome de tal forma que le siento por completo.

— Ese alfa no te ha tocado ¿verdad? —niego, ahogando un gemido cuando se desliza en mi interior —tienes que calmarte Honie. Quedan pocos días para la boda y por eso estás tenso.

— Todo me supera últimamente —abrazándome a su cuello muevo con calma mis caderas —no quiero saber nada más de preparativos.

Besando mis labios me hace callar. Cerrando los ojos dejo que mueva mi cuerpo sobre el suyo, gimiendo cuando embiste más profundo en mi interior, tocando ese punto que tan loco me vuelve y me relaja al mismo tiempo, besándole con más intensidad cuando su nudo se forma, llegando al orgasmo no mucho después, quedándome abrazado, con mi cabeza en su hombro, mis ojos aún cerrados, la segura unión en mi interior cada vez más apretada, durmiéndome sin preocuparme por nada más que el descanso de todo mi ser entre los brazos de la persona que más quiero junto a nuestros hijos.


Cubrirme hasta la cabeza con la sábana no impide que el sol de de pleno en mi cara, incomodándome. Un escalofrío recorre todo mi ser, doliéndome en un momento dado el estomago. La incomoda sensación de nauseas se adueña de mi, corriendo al cuarto de baño donde expulso apoyado en la taza del váter lo que cené anoche en la cama con Mingi a mi espalda, sintiéndome solo un mínimo mejor.

— No parece que tengas fiebre —miro a Mingi, acurrucándome entre sus brazos —y no puede ser que estés de nuevo embarazado porque usamos protección.

— No se que es pero me encuentro fatal y odio enfermar —me abrazo mejor a Mingi cuando me levanta en sus brazos —llama al doctor y que me de algo.. no quiero casarme con el peligro de desmayarme o vomitar o lo que sea..

— Llamaré a Yeosang para que se quede con los trillizos y vamos al hospital directamente.

Yeosang acepta cuando Mingi le llama, apareciendo a los pocos minutos con Seonghwa quienes se quedan con nuestros hijos cuando nos vamos, llegando al hospital no mucho después, sintiéndome aún peor cuando el doctor me hace acostarme en una camilla, viendo a la enfermera extraerme sangre para confirmar o recibir un negativo a un nuevo embarazo, sintiendo las fuertes ganas de llorar y de nuevo esas nauseas que me hacen correr hasta el baño, expulsando nada en concreto porque no he podido desayunar teniendo el estomago cerrado.

— Hongjoong —miro al doctor de vuelta en la consulta —ya tenemos el resultado de tu análisis.

No es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora