Omertà - Vmin

XVI

Busan, 2019

— Comandante — saludó uno de los oficiales al encontrarse frente al escritorio de su jefe —. Nuestros colegas han reportado otro enfrentamiento con los aliados de Lee en el sur de la ciudad.

El hombre de cabello negro soltó un suspiro mientras lanzaba el periódico a su escritorio. La noticia se encontraba en la primera plana, el asesinato del magnate les estaba dando a todos de qué hablar.

— ¿Ya ha escuchado? — Preguntó, manteniendo su postura firme — Sus aliados juran que una de nuestras tropas se encargó de cometer el asesinato.

El comandante asintió.

— Mira, DongHae — empezó a hablar mientras apretaba el puente de su nariz en señal de desesperación —. Yo jamás di tal orden, no soy tan descarado como para enfrentar a Lee de una forma tan repentina.

— Pero, señor Jeon...

El comandante alzó su mano derecha, ordenándole guardar silencio.

— Ninguna de nuestras tropas cometió tal atrocidad.

— Las cámaras de seguridad muestran otra cosa, señor — explicó —. Miembros de las fuerzas armadas entraron a la residencia, nos lo han mostrado...

— Sí, pero eso es lo que ellos les hicieron creer.

El oficial frunció el ceño después de escuchar aquello. ¿Qué era lo que el comandante estaba intentando decir?

— ¡Ese hijo de puta lo planeó, DongHae!

— ¿Disculpe?

El comandante asintió mientras se ponía de pie y golpeaba con fuerza el escritorio.

— ¡El hombre más peligroso de Corea! ¡El capo di tutti capi de Alleati Perniciosi!

DongHae contuvo la respiración después de escuchar aquello. No... no podía ser posible, el capo se había mantenido al margen por meses. ¿Por qué decidía atacar justo ahora?

— ¡Ese hijo de puta, V!

Dicho eso, abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó de su interior un folder lleno de valiosa información.

— Quiere jugar sucio, pero no te preocupes... nosotros podemos hacerlo también.