Omertà - Vmin

XXXIII

— ¿Me estás jodiendo?

SeokJin negó levemente con la cabeza.

— Lamentablemente no, me temo que nos encontramos en el ojo del huracán.

El capo pasó la mano derecha por su castaño cabello en señal de desesperación. Seguía sin poder creer que aquel hombre fuera tan infantil.

— ¿Ocurrió algo?

Cuestionó Park, acercándose con rapidez a V.

— Una vez más el estúpido de Choi SiWon — comentó el capo al sentir la mano de su amante acariciando su espalda —. Ha estado enviado hombres para seguirnos.

SeokJin asintió.

— Y no está solo — dijo antes de pasarle un folder al capo, quien lo abrió inmediatamente —. ¿Reconoces al hombre que está sentado en la parte trasera del coche?

V apretó los dientes mientras inspeccionaba la fotografía.

— Uno de los nuestros la tomó.

El capo arrojó la fotografía con violencia, haciendo que todos los papeles que se encontraban encima del escritorio se mezclaran unos con otros.

— Kwon JiYong — habló el más alto —, conocido en los medios como el dragón y fiel colega de Lee, al igual que Choi.

V negó mientras pellizcaba el puente de su nariz con sus dedos índice y pulgar.

— Hijos de puta. — Susurró.

— La mayoría de sus ataques han sido contra la central de policía, pero sospechan de nosotros.

JiMin intentó tranquilizar al capo, pero él se encontraba verdaderamente molesto ahora.

— Tranquilo, V — dijo SeokJin —. Esos dos no son problema, lo sabes.

— Pero se están interponiendo en mi plan perfecto. Me sacan de quicio.

El don asintió.

— ¿Debo dar la orden?

El capo negó.

— No, pensaré en algo... creo que podemos sacar ventaja de esto.

El más alto asintió mientras volvía a ordenar los papeles del escritorio.

— Pero viendo cómo está la situación ahora... — susurró mientras se giraba para observar fijamente a su pareja — no puedo permitir que salgas solo, no voy a exponerte de esa manera.

Park frunció el ceño.

— Puedo defenderme, cariño. Lo sabes bien.

V asintió.

— Sí, pero no sé cuántos hombres esté enviando. Y tú, al igual que yo, siempre estás en la mira.

Y si Park tenía que ser completamente sincero, no le agradaba del todo a dónde se estaba dirigiendo la conversación.

— Haré que alguien te cuide cuando no esté.

El más bajito intentó replicar, pero el capo negó levemente con la cabeza mientras lo observaba.

A JiMin le gustaba la mirada amenazante de su pareja, pero no cuando la utilizaba en su contra. En cierta parte entendía completamente la preocupación de V, pero no estaba de acuerdo con aquella decisión tan repentina.

— ¿Y a quién planeas darle tan ardua tarea, cariño?

La ceja del capo se alzó antes de observar a SeokJin.

— ¿Puedes llamarlo?

Y el don no tuvo otra opción más que obedecer las órdenes de V.