XXVI

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El capo se observaba al espejo. Llevaba puesto únicamente el pantalón de gala blanco que había seleccionado con anterioridad y antes de ponerse la camisa decidió darse una inspección rápida.

Su cabello seguía desordenado y sus brazos tenían ligeros rasguños gracias a la emocionante noche que había tenido con JiMin. Rio por lo bajo al recordar todo lo que habían hecho, pero decidió no demorar más quedándose frente a su reflejo.

Caminó hasta su enorme armario, el cual era una habitación entera, y empezó a buscar su camisa de vestir negra. Cuando la encontró, la despojó del gancho y deslizó sus brazos para ponérsela de una buena vez.

Me gusta mucho cómo te ves con esa camisa.

El capo se dio media vuelta y sonrió al ver a JiMin de pie en el marco de la puerta. Sus mejillas estaban enrojecidas, su cabello despeinado y vestía únicamente una de las camisas holgadas que había comprado para dormir.

¿En verdad?

El menor asintió mientras caminaba hasta estar frente al más alto. Se acercó a su cuerpo, dejando un tierno beso en su pecho para después abotonar la camisa de su amante.

Sí, hace resaltar tu cuerpo.

V sonrió, pero se sintió desconcertado al ver que JiMin se alejaba para tomar uno de sus costosos abrigos blancos.

Pero solo me gusta cuando yo lo veo — le guiñó el ojo antes de tenderle el abrigo —, así que debes ponerte este. Te quedará divino.

El mayor rio por lo bajo, decidió no contradecirlo aquel día.
No demoró mucho en ponérselo. Era un abrigo blanco con solapas rojas, así que tendría que poner un pañuelo rojo en el bolsillo del mismo para que el conjunto pudiera lucir aún más.

Tengo que pensar en algo, cariño.

Susurró V mientras abría el cajón de los pañuelos para buscar uno con la misma tonalidad de las solapas.

¿Lo dices por lo del nuevo comandante? Ya hiciste algo al respecto.

El capo asintió.

Pero no parece querer ceder.

Cuando el mayor se enderezó, JiMin se acercó a él, rodeó su cintura con ambos brazos y apoyó una de sus mejillas en la espalda de su pareja.

No te desesperes aún, ya cederá.

El más alto suspiró.

No lo sé, tiene cara de ser un necio de primera.

JiMin rio por lo bajo.

Y un homosexual de primera también — se burló —. ¿Ya le has visto?

V asintió mientras reía.

Sí, es todo un maricón ese hijo de puta.

El menor fortaleció el agarre en la cintura de su amante.

Quizá deberíamos utilizar eso a nuestro favor...

El más alto se dio la vuelta después de escuchar aquello, mirando fijamente al menor.

¿A qué te refieres?

JiMin asintió.

Deberías seducirlo.

V se echó a reír antes de negar una y otra vez.

¿Te has vuelto loco, cariño?

Park negó.

No me gusta mucho la idea, pero así lo tendrías comiendo de la palma de tu mano.

Susurró mientras acariciaba la nuca del mayor.

Es una idea completamente desquiciada, preferiría asesinarlo antes de seducir a otro hombre que no seas tú.

JiMin sonrió.

Está bien, pero entonces debe hacerlo alguien más.

V alzó una ceja.

¿A quién tienes en mente?

Omertà - Vmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora