XXVIII

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Busan, 2020

Jeon seguía sin poder creer que se encontrara en ese estúpido y asqueroso callejón una vez más. Era increíble el hecho de que las mismas cajas malolientes que había visto la otra noche siguieran ahí, pero ahora apestando aún más.

Maldijo a V por haberlo jodido tanto, pero también se maldijo a él mismo por no haber puesto orden desde el inicio.

Soltó un suspiro antes de buscar en el bolsillo de su chaqueta la cajetilla de cigarros, la abrió y rápidamente sacó uno, poniéndoselo de inmediato entre los labios.

Comenzó a inspeccionar todos los bolsillos de sus prendas al no encontrar su encendedor, pero de un momento a otro su cigarro estaba siendo encendido por un encendedor que no era el suyo.

Uno que ni siquiera sostenía él.

Se sobresaltó al notar la presencia tan repentina del capo. Joder, ese sujeto sí que sabía actuar con sigilo.

Buenas noches, Jeon.

El comandante simplemente asintió.

Joder hombre, tu estilo es el peor que he visto en años.

V lo observó rápidamente. Aquel hijo de puta solo vestía una simple camisa negra, jeans rotos y una chaqueta de cuero.

Gana una buena cantidad, comandante. Podría lucir mejor.

El pelinegro se encogió de hombros mientras le daba una profunda calada a su cigarro.

Eso no me interesa.

El capo rio por lo bajo.

Pues eso va a cambiar.

Le dio la espalda e hizo un ademán con su mano derecha, indicándole que debía seguirlo sin tener la necesidad de emitir sonido alguno.

En cuestión de segundos una enorme camioneta blindada apareció fuera de aquel callejón. Jeon tragó pesado cuando V abrió la puerta, obligándolo a entrar.

RM, te presento al comandante Jeon.

El don lo observó por el espejo retrovisor por un par de segundos.

Un poco joven para ser uno, ¿no?

Preguntó segundos después de que el capo tomara el asiento del copiloto.

Sí, pero aparentemente es muy listo. Aunque... no ha dado a relucir esa cualidad aún. ¿Cierto, Jeon?

El comandante frunció los labios.

Te llevaré a un lugar muy especial y negociaremos, ¿bien? — Jeon asintió — Pero hay una condición...

Dicho eso, se giró un poco sobre el asiento para poder observarlo. El comandante lo observó, expectante.

Tienes que ponerte esto.

Susurró mientras le tendía el antifaz.

Tienes prohibido ver cualquier cosa, ¿queda claro?

Jeon asintió.

Y si consigo ver que te quitas esa mierda... serás hombre muerto, comandante.

Y fue así como el capo consiguió trasladar al comandante hasta la residencia de Terribile Estorsione, pero claro... sin que él pudiese reconocer la ubicación en el futuro.

Tenía que evitar a toda costa que Jeon JungKook intentara tenderles una trampa.

Omertà - Vmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora