XXXV

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Podemos hacer de nuestra convivencia un proceso más natural y sencillo.

Susurró el de piel porcelana y brazos tonificados mientras aparcaba el Bentley Continental GT del capo en el estacionamiento del centro comercial.

Es sencillo decirlo, pero ambos sabemos que hacerlo no lo es.

Dijo mientras observaba su aspecto por el espejo retrovisor del automóvil.

No entiendo por qué te dio las llaves del estúpido Bentley — JiMin suspiró, molesto —. Pedí el Aventador.

El guardaespaldas rio por lo bajo después de escuchar el berrinche de su copiloto.

Quiero suponer que fue para no llamar la atención, pero estamos dentro de un Bentley en Corea — dijo, juguetón —. Eso tampoco se ve todos los días.

El ceño de JiMin se frunció antes de abrir la puerta.

Quizá sólo quería hacerlo aburrido.

Wonho se apresuró y bajó del automóvil, acompañando al amante del capo dentro del centro comercial, por supuesto, manteniendo una distancia considerable para no incomodarlo.

Iremos a un par de tiendas a conseguir ropa nueva.

Le informó.

Wonho simplemente asintió, preguntándose por qué sentía la necesidad de comprar más prendas si, en todo el tiempo que llevaba conociéndolo, jamás lo había visto repetir algún conjunto ni una sola vez.

El guardaespaldas se sintió un poco abochornado al ver que JiMin entraba a tiendas de un gran renombre como Gucci o Louis Vuitton, pues él jamás había puesto un pie en alguna de ellas porque en realidad nunca tuvo esa necesidad.

Y si bien las prendas que utilizaba eran de alta calidad, era gracias a los sastres de Alleati Perniciosi.

¡JiMin! — Saludó efusivamente la encargada de la tienda. Sí que debía ser un cliente leal y frecuente para que lo reciban de esa manera — ¡Qué gusto verte por aquí, cariño!

JiMin sonrió, abrazándola por algunos segundos.

Ah, Mina. Como siempre tan plena y radiante.

Ella rio por lo bajo antes de observarlo, expectante.

¿Con qué petición me sorprenderás el día de hoy, cielo?

Ella preguntó.

Bueno... necesito algo colorido, extravagante y elegante — explicó —, pero hay una particularidad muy importante en mi encargo de hoy, linda.

La japonesa alzó una ceja después de escuchar aquello.

¿Y cuál es? Sabes bien que no hay nada que yo no pueda solucionar.

JiMin asintió con una sonrisa enorme pintada en el rostro.

Necesito que sea grande. Bastante grande.

Ella se rascó la cabeza en señal de confusión.

¿Grande? Pero nuestras tallas más chicas te van perfecto.

El de mejillas regordetas asintió antes de reír por lo bajo.

La cosa es que no es para mí.

¿Para quién es, entonces?

Y Wonho supo que se armaría un lío bastante grande cuando la pareja del capo lo señaló, observándolo con una sonrisa burlona en el rostro.

Para mi nuevo guardaespaldas, Wonho.

— Pero JiMin, esto no es para nada necesario, además... no tengo los fondos suficientes para pagar algo de esto y...

El de brazos tonificados empezó a negar levemente con la cabeza antes de que la joven lo tomara de la muñeca, obligándolo a caminar junto con JiMin.

Eso no es un problema, tenemos una amplia gama de selección para hombres grandes como él.

El guardaespaldas suspiró cuando ella por fin se dispuso a soltarlo, mostrándoles a ambos los diferentes trajes coloridos y con estampados que podrían seleccionar.

Si vas a ser mi guardaespaldas, será bajo mis normas — estableció —. Así que tenemos que combinar, querido.

Omertà - Vmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora