✡️El niño Zombi ☪️

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Capítulo 24
la subconsciente de lorena un día dijo' Las personas se van y algunas vuelven, ves la diferencia entre el tiempo y las personas, las personas nos arrepentimos, el tiempo no. El tiempo sólo corre en el presente, para el tiempo no hay un pasado ni un futuro, sólo un presente, y si no aprovecha el tiempo en el presente, será un ser humano fracasado.

Sincronizado con el capítulo 18.

Lorena

Ya era hora, mi corazón latía fuertemente, mientras mi mente me decía:

Está loca, no debiste aceptar, te meterá en problemas.

Mientras ignoraba los reclamos de mi subconsciente pensaba en lo estúpida y patética que era, mi subconsciente tiene razón, no debería de estar aquí pero ya es tarde, muy tarde, demasiado tarde, digo una palabrota en inglés. Mis nervios estaban de puntas.

— Esto es una locura — susurre en voz muy baja, Dyland se detuvo.

— ¿Te están haciendo daño las cuerdas? — pregunta al escucharme murmurar algo, estoy segura que no me entendió, me estaban amarrando a una ruleta giratoria, no entendía bien todos esto.

— No, yo solo...

— Toma esto — me interrumpe y me da algo a tomar, lo miro alarmada — esto te vas a tranquilizar — aclara al ver mi mirada de pánico.

— ¿Cómo me doy cuenta yo que eso no es veneno? — hablo un poco desconfiada, él sonríe de lado.

— ¿Me crees capaz?

— Dyland, sé a qué te dedicas, puede...

— Mejor cállate — arruga su frente, tomó de lo que él me ofrece sin poner más "pero", tenía un sabor dulce y amargo a la vez, no sabría decirle que demonio fue lo que me dio a tomar, pero esto sabe horrible, pero me siento más tranquila y un poco relajada al tomarlo.

— Tiene que vomitar — me susurra, le sonrío — tiene que hacerlo.

— ¿Cuál es la palabra que tengo que declarar? — le pregunto, mis manos y mis pies ya están atados.

— Aún no puede saber, te lo diré cuando esté vomitando aquel crucifijo.

— ¿Cómo puedo saber yo que toda esta mierda no me llevará al maldigo infierno?

— ¿Ya Dios no está contigo? — pregunta sarcásticamente.

— Dios siempre estará conmigo.

— ¿Entonces por qué teme? — lo miro — solo relájate, pronto te quedará dormida.

— Me diste un sedante.

— ¿Por qué cree que tengo que sedarte?

— Yo, no lo sé. Supongo que todas estas cosas me tienen un poco mal de la cabeza, no sé, pero siento que nada de esto es real, siento que tú eres parte de mi imaginación, siento que tú no existe en realidad, siento que todos esto es un sueño — verbalizo. 

— A mí también me hubiera gustado que todo esto fuera un sueño, así no hubiera encontrado a la persona que me vas a destruir — ¿Qué?

— Yo no voy a destruir a nadie — pronuncio al darme cuenta que se dirige a mí.

— Por eso me vas a destruir, porque no quieres destruir a nadie, tú será mi destrucción.

— Dios será tu salvación.

— ¿Por qué crees tanto en ese ser llamado Dios?

— Porque ese ser llamado Dios es mi guardador, mi todo, sin él no vivo.

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