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La indignación se hace presente en el joven heredero, logrando que su rostro muestre indicios de la gran frustración que le estaba generando su conversación con el ser del Reino Oculto.

- ¿Y ahora piensa darme clases de filosofía en mitad del bosque? -dice, su voz tintada de molestia por la vergüenza de otorgarle la razón a la hermosa criatura- ¡Vaya espíritu! -bufa mientras mira a las copas de los árboles de su alrededor-. Dígame, ¿cuál es su nombre?

El espíritu no dice nada en un comienzo, en cambio, se dedica a observar detalladamente al joven príncipe, desde sus botas altas, especiales para montar a caballo y ya sucias por el barro, hasta su cabello negro desordenado por el viento, lo que logra inquietar aún más a su persona, por lo que, después de un tiempo que pareció eterno, finalmente respondió con su naturaleza inmutable.

- ¿Nombre, dice? No tengo.

Al heredero le costó digerir las palabras de la criatura, más cuando lo hizo, casi quiso reír por lo absurdo que sonaba su respuesta.

- No me mienta -empezó lentamente Jeongguk-. Va contra la ley el mentir a la realeza y le recuerdo que yo pronto ascenderé a Rey.

La criatura asintió, en acuerdo.

- No lo hago, su alteza. Es usted el que se miente a sí mismo -dijo con total normalidad, como si en ningún momento estuviese insultando su titulo o dañando su orgullo-. Le recuerdo: soy un espíritu del bosque. En el bosque vivo y al bosque y sus habitantes sirvo. No hay nada más que saber -siguió, como quien cuenta una historia repetida hasta el cansancio-. No tengo nombre, pues no lo necesito. Yo soy lo que soy y eso es lo que sé -dijo sin más, para segundos después, como si hubiese olvidado un dato importante, agregar con tono dulce:-. Además, yo no miento, pues no tengo una razón para ello.

El heredero no creyó en sus palabras.

- Lo que dices es absurdo, no tiene ningún sentido -recriminó, no pudiendo entender al ser frente a él-. Todos tenemos un nombre. Yo soy Jeongguk.

La criatura negó.

- Error. Los seres humanos tienen un nombre; en cambio, los seres como yo, no -Jeongguk negó en respuesta mientras se reía, indignado, por lo que la criatura le decía con seriedad, así que esperó a que el joven se calmara para poder proseguir-. Ustedes hacen uso de ellos debido a la necesidad de llamarse los unos a los otros y tener una identidad que puedan llamar propia, ¿no es así? -Jeongguk no respondió-. Pero, ¿por qué? Es una incógnita que me ha perseguido por muchos años y que nadie ha sabido responder, pero ahora puedo decir, con total honestidad, que es por la ausencia de su "yo".

Jeongguk lo miró, entre extrañado y curioso en partes iguales.

¿El "yo"? ¿La ausencia de un "yo"? ¿A qué se refería? La criatura frente a él parecía más llamativa e interesante de pronto.

Monarch [Jikook/Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora