El ser místico volvió a su expresión serena luego de haber sonreído tan hermosamente, por lo que Jeongguk casi se entristeció mientras lo observaba detenidamente tomar una delicada flor de campana de color violeta cercana a él, admirandola en la última fase de su vida, pues sus hojas y pétalos se hallaban caídos.
- Antes de morir -comenzó, mostrando la flor en su mano, y Jeongguk rápidamente comprendió que explicaría lo que él había preguntado con anterioridad-, todos los seres, sin importar su raza, se encuentran en un limbo. Sus almas penden de un hilo entre el cuerpo y la libertad de la muerte -entonces señala el cuerpo de la flor con su otra mano, específicamente su tallo, y lo jala, desprendiéndolo con un solo tirón, para después cerrar la mano con la flor todavía adentro-, donde después de un tiempo podrán renacer, con otra vida y otro cuerpo -y Jeongguk, sin siquiera notar un cambio en el ambiente, fue capaz de observar cómo el ser al abrir nuevamente la mano, no solo había modificado el color de la flor, esta vez siendo de un vivaz tono rosado, sino que ahora se hallaba una planta completamente rejuvenecida con todo y raíces en su palma-, pero sin tener recuerdos de su vida anterior -y la sembró cuidadosamente a su lado, colocando un poco de la tierra mojada a orillas del río-. Cuando esto ocurre, tengo la posibilidad de resguardar sus almas y llevarlas al Reino Oculto, donde vivirán eternamente como espíritus, compartiendo cuerpo con un ser perteneciente a la fauna o flora, pero manteniendo los recuerdos de su vida anterior.
¿Había escuchado bien?
Jeongguk no podía dejar de mirar la flor a un lado del Monarca. Miles de pensamientos corriendo incesantemente por su cabeza.
- Es... increíble -fue su único comentario.
La criatura suspiró.
- Quizás para usted lo sea, pero para él... su padre, no lo fue.
El heredero frunció el ceño, casi pareciendo enojado al haberse cruzado de brazos inconscientemente.
- ¿Por qué lo dice?
El ser místico tomó una bocanada de aire, permitiéndose unos segundos de silencio antes de contestar.
- Porque él no me llamó -fueron sus simples palabras-. Para llevarlo al Reino Oculto debía estar junto a él en el momento de su muerte, de lo contrario, no podría tomar su alma al haberse roto el hilo de unión con su cuerpo -entonces señaló la planta a su lado-. Debía estar presente -y volvió su intensa mirada a los ojos color café de Jeongguk-. Pero, además, todo tiene un precio, joven Príncipe. Si decidía ir conmigo, debía renunciar a la oportunidad de renacer, tener otra vida donde pudiese desenvolverse mejor, olvidando sus penas y errores, pero también, al elegir mi oferta tendría que olvidarse de su libre albedrío, pues en el Reino Oculto estaría bajo mi tutoria, no como mi igual -las palabras del Monarca casi sonaban lastimeras de no ser por el leve tono de molestia escondida entre ellas, casi imperceptible sino se le prestaba la suficiente atención-. Por ello su decisión de hacer el viaje para renacer en otra vida en su reino, no queriendo seguir la suya en el mío, imagino -Jeongguk casi se sintió ofendido por sus serias palabras-. Él valoraba la integridad e independencia de los individuos por sobretodo.
Y él entendió a la criatura con respecto a su último comentario, pues sin dudas su padre era un defensor de la integridad e independencia; pero el sentirse de acuerdo no fue suficiente para impedir que compartiese su audaz observación.
- Suena un poco resentido -comentó, destensando el agarre en sus brazos y dando una imagen relajada, más de lo que realmente se encontraba. Sus nervios estando a flor de piel pero manteniendolos bajo control todo lo que podía.
La criatura pensó en sus palabras y finalmente asintió.
- Lo estoy -dijo-. Le ofrecí algo con lo que los mortales sueñan constantemente y él simplemente lo desechó -entonces se cruzó de brazos mientras negaba, su voz apagándose con cada palabra dicha-. Estoy un poco desconcertado.
El heredero sintió simpatía de pronto, al ser testigo de otra expresión por parte del Monarca que no fuese aquella serenidad que demostraba constantemente.
- Quizás no tuvo tiempo de llamarle -expresó Jeongguk calmadamente, pensando-. Su muerte fue inesperada.
La criatura cerró sus ojos y negó con la cabeza, generando aquel característico tintineo por parte de los cristales en sus astas.
- Tuvo el tiempo suficiente, alteza -comentó, para luego soltar un sonoro suspiro-. Para eso el cristal que le obsequié.
El cristal... el cristal... ¿no estará hablando de...?, pensaba Jeongguk casi alarmado, dirigiendo su vista a la cabeza del Monarca, donde pudo notar la ausencia de un cristal, además del que había sido removido anteriormente por el propio ser místico al explicar el punto de "la verdad".
- ¿El cristal? ¿Habla de los cristales en sus astas? -preguntó al mismo tiempo que señalaba, lo que para Jeongguk era una elaborada corona.
La corona con la que había nacido, se dijo a sí mismo después.
Entonces fue cuando el Monarca volvió a enseñar el cristal que había tomado de la tira en una de sus astas, dejándola sobre su palma y ocultandola al colocar su otra mano encima. Las ramas que cubrían su cuerpo en delicadas líneas plateadas comenzaron a brillar y al momento de quitar la mano que cubría la gema: un anillo de plata le dio la bienvenida, teniendo como joya principal el fascinante cristal del Monarca.
![](https://img.wattpad.com/cover/206185945-288-k908662.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Monarch [Jikook/Kookmin]
ФанфикEn lo profundo del bosque, a las afueras del vasto Reino de Miracles se encuentra el llamado Reino Oculto, aquel idílico lugar protegido de las maldades del mundo humano, hogar de todas las criaturas místicas y cuyo regente educa con conciencia y sa...