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El estado de asombro en Jeongguk iba a convertirse en una situación permanente si la criatura frente a él seguía mostrando su inigualable poder y destreza. Se preguntó cómo era posible que pudiese tomar un pedazo de nube en su mano, cómo pudo crear un ave con tan sólo soplar dentro de la misma, y, cómo fue capaz de darle la habilidad de realizar reverencias. Era poco creíble y asombroso de ver. Se encontraba estupefacto. Sin embargo, pronto recordó las últimas palabras del Monarca, las cuales fueron pronunciadas con resigno.

- Pero aún así le preocupaba, ¿no? -comentó poco después Jeongguk, haciendo uso de su gran habilidad para leer entre líneas.

La criatura asintió solemnemente.

- Por supuesto. Él me instruyó en la concepción de la palabra "amigos" -el príncipe frunció el ceño, no comprendiendo las palabras que dejaban la boca del Monarca, pues en su mente, le era irreal que una definición tan sencilla como la que correspondía a la "amistad" le fuese totalmente desconocida al ser místico-. Yo no sabía lo que era dicho título hasta que él me habló de ello -explicó, luego de observar la expresión llena de confusión en el rostro del joven-. Es un conocimiento que atesoro y agradezco con devoción. De allí a que en el pasado le hiciese una oferta.

El heredero abrió los ojos en demasía. ¿El Monarca le habia hecho una oferta a su padre? ¿De verdad era eso posible? Hasta donde tenía entendido, los Reyes de Miracles acudían cada diez años al encuentro con la criatura mística para pedir por el continuo bienestar de su reino, de toda su gente, el crecimiento de las bondades y riquezas de Miracles, alejando todo mal que pudiese perjudicarles por la próxima década; sin dejar, por supuesto, de agradecer al Monarca por su preciada bendición, por nunca dejar de favorecerlos.

Obtener la bendición del Monarca del Reino Oculto era la prioridad en cuanto llegaba la fecha impuesta por el mismo para exponer las peticiones y agradecimientos del Reino de Miracles en palabras de su Rey. Por algo el Primer Consejero de Miracles, Seokjin Kim, le había hecho memorizar un extenso discurso en el cual expresaba su gratitud por la buena cosecha de los años anteriores, sus deseos de ampliar el territorio de Miracles con nuevos y productivos poblados, la petición para otros diez años de gran desarrollo, protección, riqueza y resguardo. En pocas palabras, el Primer Consejero se había inspirado escribiendo todo lo que, a su sabio juicio, necesitaba el reino y sus habitantes para el buen vivir.

Jeongguk, sin embargo, palideció al observar la cantidad exuberante de peticiones. Eran demasiadas. En su mente, por otra parte, se hallaban cinco peticiones básicas. Las principales ramas del árbol funcional de Miracles, como solía escribir en su diario.

La primera rama: Alimento. En esta englobaba todo lo que se requería para conseguir la buena alimentación de sus súbditos. Terreno apto para sembrar. Agua limpia para beber. Ganado y animales sanos para criar, cuidar y sacar provecho.

La segunda rama: Salud. Era primordial, después de la buena alimentación, la población requería de una condición saludable para desenvolverse con total normalidad y ser una parte productiva de su reino. Sino, tener personas capacitadas, así como los elementos necesarios para ayudar a sanar a los débiles y enfermos sería de gran aprecio.

La tercera rama: Educación. Sencillamente indispensable. La educación era un tema que quería abordar tan pronto como ascendiera a Rey. La idea de que todos los pobladores pudiesen obtener una educación de calidad como solo los nobles podían, le hacía sonreír, aún más cuando pensaba en la persona que había impulsado la misma: su nana, Miyeon. Siempre lamentó el no ser capaz de leerle los cuentos que él amaba de niño, teniendo que recurrir a su madre, la Reina, para ello. Por su nana y muchas personas más, deseaba construir una escuela a las afueras del Palacio. La primera de muchas, esperaba.

La cuarta rama: Trabajo. Luego de la educación, los egresados de la institución (y los que no, también) debían contar con un trabajo digno. Una función dentro de la sociedad que los ayudase a crecer junto con sus habilidades. Prestar servicios y ser justamente remunerado por ello.

La quinta rama: Tiempo. Todos los habitantes necesitaban tiempo. Las actividades requerían del mismo, por lo tanto, deseaba crear un horario en el que el tiempo no fuese en su contra y les permitiese realizar todas las tareas sin dar prioridad a una sobre otra. ¿Y lo más importante? Tiempo para descansar, relajarse y estar con sus seres queridos.

De eso se trataba su lista de peticiones para los próximos diez años. Las ramas que sostendrían los frutos de su continuo trabajo y esfuerzo, pero que no estaba seguro de llevar a cabo por el horrible comportamiento de su persona para con el Monarca en un inicio.

Jeongguk seguía lamentándose, pero no fue impedimento para saciar su curiosidad. Después de todo, ya había sido lo suficientemente grosero, ¿no?

- ¿Oferta? ¿Puedo preguntar qué clase de oferta?

El ser místico le miró, midiendo sus palabras y el tono con el que fueron pronunciadas, no hallando ningún signo de rebeldía o insulto en ellas, para finalmente contestar:

- El vivir eternamente.

El príncipe casi cae al suelo al haber retrocedido y pisado mal, una piedra interponiéndose en su camino y logrando que su pie se doblara en el acto. El heredero gruño por el dolor en su tobillo, pero no pudiendo salir de su asombro.

- ¿Se encuentra bien, alteza? -el ser místico hizo ademán de acercarse, más al caer en cuenta del riachuelo entre ellos, retrocedió.

Y Jeongguk tampoco respondió a su pregunta, demasiado ensimismado en lo dicho por el Monarca como para prestar atención a otra cosa.

- ¡¿Es eso posible?! -dijo entrecortadamente, tomándose el pie lastimado.

La criatura se encogió levemente de hombros, como el que no ha revelado la posibilidad de hacer realidad el más grande deseo del ser humano, como si de un simple cambio en el clima se tratase, casi sonando indiferente ante el hecho.

- A través de mí, sí.

Y así parecía. Jeongguk no iba a dejar de asombrarse mientras estuviese en compañía del Gran Monarca.

Monarch [Jikook/Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora