Dolor

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El dolor parecía ser lo único real a su alrededor mientras buscaba... ¿Que buscaba?

Se sentía idiota pero no podía evitar buscar algo. Una persona, un caminante o lo que fuera, incluso un perro habría sido capaz de tranquilizarlo en esos momentos.

Porque ahora no podía recordar absolutamente nada de la noche anterior y esa era justo la razón de que se sintiera de esa manera tan desesperada y enferma.

Lo único que era capaz de recordar de la noche anterior eran fuertes golpes en la puerta, a Carl sosteniendo con fuerza a Judith entre sus brazos como si con su pequeño cuerpo fuese capaz de proteger a la niña de un peligro que nisiquiera podía reconocer, al tiempo que una docena de hombres lograba derribar la entrada de la iglesia y entraban para... No lo sabía.

Sólo sabía que eran ellos los que lo habían ido a tirar allí. A Atlanta.

Se detuvo al llegar a la esquina de la larga calle por la que llevaba buen rato andando y sin poder evitarlo se recargo en la pared de un enorme edificio mientras soltaba un fuerte y prolongado suspiro.

Hacia horas que no se topaba con un caminante y aunque aquello en cualquier otra ocasión podría haber sido un alivio ahora no era capaz de pensar en otra cosa más que en que necesitaba matar algo.

-Tranquilizate- se reprendió a si mismo mientras sostenía la Ballesta contra su cuerpo y llevaba los ojos al cielo. Ya debían ser pasadas de las 4 de la tarde y estaba seguro de que ese día iba a llover así que ya iba siendo tiempo de que buscará comida y un refugio.

Entonces se apartó de la pared y dobló a la derecha en la esquina para toparse de frente con su pasado.

Justo en esa calle, en esa esquina era donde había pasado la mitad de su vida.

La casa de su padre golpeador se alzaba frente a el sorprendentemente intacta y llamándolo a entrar. La verdad era que Daryl no había vivido en ese lugar nada bueno. Todos sus recuerdos de esos tiempos hacían que la cabeza, que de por si ya dolía como el infierno le doliera aún más y hacia que la espalda llena de cicatrices le escociera.

Se detuvo justo frente a la puerta mirando fijamente el picaporte preguntándose si debía entrar. No debia, no quería hacerlo y tampoco quería ser golpeado por los recuerdos de su hermano, ni por los de su padre y mucho menos por los de su madre que había ardido sobre la cama sin embargo sentía que ahora que volvía a estar sólo eso podía ser de utilidad. Aquella falta de humanidad podía ser lo que necesitaba ahora que ya no estaba con Rick. Tal vez para sobrevivir debía volver a ser el Daryl cabron e idiota que antes había sido.

Y con ese pensamiento en la cabeza tomó el picaporte y lo giró sin gran cuidado tomando al instante la ballesta apuntando al interior de la casa que de pronto se revelaba frente a el.

Dio un par de pasos dentro escuchando como las tablas del suelo reaccionaban bajo su peso y cuido de mantener la puerta a sus espaldas completamente abierta en el caso de que hubiese más de dos caminantes dentro. Golpeó con fuerza el marco de la puerta principal con la ballesta generando un sonido que hizo eco a su alrededor.

Espero un par de segundos que le parecieron eternos antes de por fin decidir que era seguro cerrar la puerta aunque igual sabía debía revisar habitación por habitación en busca de cualquier caminante que pudiese estropear una de sus siestas.

Recorrió habitación por habitación hasta llegar a aquella que había pertenecido a Merle y casi temeroso tomo el picaporte de esta ya que jamás había entrado a esa habitación que había estado abandonada aún más tiempo que la propia antes de que el infierno subiera a la tierra, y al intentar girarla se topó con que esta llevaba el seguro por dentro.

Empujo un par de veces de esta intentando ingresar sin tener gran éxito. Sin embargo cuando pensaba que no tenía sentido una suave voz de mujer hablo desde dentro sorprendiendo a Daryl que casi sintió su corazón salirse de su pecho.

-¿Hay alguien allí afuera?- la pregunta en si era estúpida mas sin embargo a Daryl le sonó tan familiar que retrocedió un paso y miro por debajo de la puerta cerrada para toparse con dos sombras que para el se figuraban a un par de pies -¿Hola?- pregunto nuevamente la dulce voz y Daryl estuvo seguro de haber escuchado a la chica tomar el pomo de la puerta para seguido verlo girar, escuchar el seguro soltarse y un segundo después ver a una chica de piel tremendamente palida asomar el rostro por la rendija que esta había dejado para poder ver fuera sin embargo apenas un segundo despues la puerta ya estaba abierta en su totalidad y una pequeña mano se había estampado en su mejilla dejandosela completamente dolorida -¡Llegas tarde estúpido Dixon!- le reprendió ella mirándolo fijamente a los ojos y Daryl pudo notar en el rostro antes perfecto de la joven los rastros que el infierno en el que se había convertido el mundo había dejado. Un par de cicatrices, enormes ojeras, el labio partido y los ojos avellana llenos de furia.

-Si nos esperaste la única estúpida aquí eres tu- respondió Daryl a la joven que fruncio fuertemente el ceño antes de simplemente desaparecerlo y convertirlo en una sonrisa tan nula de malicia que el hombre se vio de pronto inundado por unas tremendas  ganas de vomitar. Estaba tan asqueado que no podía consigo mismo.

-Jayden Walsh no es estúpida- dijo la chica defendiéndose -porque ya sabes lo que dicen... "La esperanza es lo último que muere".

Y en ese instante mientras Daryl la miraba sin expresión alguna en el rostro supo que Jayden Walsh era la última persona con la que quería compartir su tiempo. Incluso en aquel infierno.

¡MIERDA!

- The force of Thunder - Daryl  Dixon (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora